El papa Juan Pablo II formuló un llamamiento a la reflexión sobre el proceso de globalización económica y la situación de los 400 millones de pobres con que contará la humanidad al inicio del próximo siglo.
En el mensaje que pronunciará en ocasión de la Jornada Mundial de la Paz el 1 de enero, cuyo texto fue difundido este lunes, el pontífice se refiere a la situación económica y social, los derechos humanos, la paz, la deuda externa del Tercer Mundo y la reforma de Naciones Unidas, entre otros temas.
"Las guerras son espantosas, dañinas e inútiles porque generan otras y no resuelven jamás los problemas que las han desencadenado", afirmó.
Juan Pablo II se pronunció en favor de la "injerencia humanitaria" de la comunidad internacional en los asuntos internos de los Estados cuando las poblaciones civiles se ven amenazadas por conflictos internos.
En esos casos, dijo, hay un "deber de injerencia humanitaria". El Papa no mencionó casos específicos pero se interpreta que aludió a los conflictos de Chechenia y los Balcanes.
"Cuando las poblaciones civiles corren el riesgo de sucumbir bajo los golpes de una injusta agresión y los esfuerzos de la política y los instrumentos de defensa no violenta no dan algún resultado, es un legítimo deber recurrir a iniciativas concretas para desarmar al agresor", dijo.
Sin embargo, esas intervenciones deben ser limitadas en el tiempo, tener objetivos precisos, llevarse a cabo en el pleno respeto del derecho internacional y bajo la garantía de una autoridad reconocida a nivel mundial y nunca deben ser libradas a la lógica de las armas.
Los "crímenes contra la humanidad no pueden ser considerados a su vez como asuntos internos de un país", señaló, manifestando su apoyo a la creación de un Tribunal Penal Internacional.
Naciones Unidas, comenta por otra parte el Papaq, debe ofrecer a todos los estados miembros iguales oportunidades de participar en las decisiones, ddjando atrás privilegios y discriminaciones que debilitan su papel y su credibilidad. (FIN/IPS/jp/dg/ip/99)