/Perspectivas 2000/ ARGENTINA: Desempeño de la economía será mediocre el próximo año

La economía de Argentina tendrá en el 2000, según algunos analistas, un desempeño mediocre, pues el producto interno bruto recuperará casi lo mismo que perdió este año, cerca de tres por ciento, y el desempleo se mantendrá en torno a 14 por ciento.

Las expectativas depositadas en el gobierno de Fernando de la Rúa, quien asumió el día 10, son moderadas. De acuerdo con una encuesta de Ricardo Rouvier y Asociados, 40 por ciento confía en que la economía crecerá, pero 53 por ciento no espera que se revierta el problema de la desocupación.

Tampoco hay esperanzas de que la gestión que sucedió a 10 años de gobierno de Carlos Menem aumente los salarios ni las jubilaciones. Apenas 23 por ciento de los encuestados cree que podría haber mejoras en los sueldos en el 2000, en tanto 29 por ciento confía en un alza de las pensiones.

La población parece consciente de los desequilibrios fiscales que aquejan a la economía. Según advirtió De la Rúa al asumir el gobierno, el déficit de este año es el más voluminoso de la década y obligaría a comenzar la tarea con un fuerte ajuste de presupuesto y subidas de impuestos.

El presupuesto del 2000, que ya fue aprobado en el Senado, prevé ingresos por 43.000 millones de dólares y egresos por poco más de 48.000 millones. Se recortarán gastos de las provincias, así como la caja de fondos reservados usada por el gobierno anterior para egresos sin rendimientos de cuentas.

Los estudios privados coinciden en que 1999 terminará con un retroceso del producto de tres por ciento, debido a las crisis financieras internacionales y a la devaluación en Brasil, que provocó una caída en las ventas externas a ese mercado vecino, principal cliente de Argentina.

Para el 2000, la recuperación sería similar a lo que se perdió este año. Tanto las autoridades como los economistas particulares estiman que el aumento del producto se ubicaría entre 2,5 y 3,5 por ciento.

"El escenario del 2000 es mediocre", estimó Miguel Angel Broda, uno de los economistas más consultados por los inversores externos, en tanto el informe de la consultora británica The Intelligence Unit consideró que la recuperación será "tímida" debido al ajuste que debe hacer el gobierno.

Además del desequilibrio fiscal, la nueva administración deberá enfrentar fuertes vencimientos de la deuda externa. Al déficit de 4.500 millones que tendrá que financiar con fondos prestados se suman 12.000 millones de dólares que se irán en el 2000 para cancelar vencimientos.

Los analistas y observadores consideran que en el 2000 Brasil podría recuperarse también y la economía mundial tendrá un crecimiento sostenido, por lo que el panorama mundial, si bien no preanuncia convertirse en una locomotora de crecimiento, no causará nuevas crisis.

Los precios de las materias primas y los alimentos está en lenta recuperación. Argentina se beneficiará sobre todo del alza de los precios del crudo, aunque para los productos mineros y los agrícolas seguramente habrá que esperar al mediano plazo, no al año próximo.

La tibia suba del producto tampoco alcanzará para paliar el grave problema del desempleo. El nuevo gobierno confía en que el ajuste fiscal, la confianza de los inversores y la caída de las tasas de interés crearán el ambiente para ir bajando la desocupación.

Pero todo este proceso difícilmente llegue a su objetivo en seis meses. Por eso, pocos creen que para el 2000 el desempleo mejore siquiera en un punto. Actualmente, 14,3 por ciento de la población económicamente activa busca empleo y no lo consigue.

En este sentido, el gobierno de De la Rúa estudia lanzar un plan de obras públicas en el que se invertirán 12.000 millones de dólares. Está pensado para crear vivienda, mejorar rutas y caminos, pero, básicamente, para crear empleo a partir del próximo año.

Después de un año de caída del producto y de los precios mundiales de los productos del campo, la recuperación, por más leve que sea, se hará sentir, y de hecho, también hay proyecciones de un aumento en el consumo.

Pero los economistas y el propio gobierno no se engañan. Saben que están partiendo de un año malo, que finaliza con una tasa de crecimiento negativa. (FIN/IPS/mv/mj/if/99

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