El secuestro de un avión de Indian Airlines con 160 pasajeros obligó a las autoridades de Nepal a admitir "graves fallas de seguridad" en su principal puerta de entrada y salida, el Aeropuerto Internacional Tribhuvan.
El propio primer ministro Krishna Prasad Bhattarai admitió las fallas y transmitió su pesar a su homólogo indio, Atal Bihari Vajpayee.
Sin embargo, las autoridades consideraron exagerada la decisión de India de suspender todos los vuelos a Katmandú. Nueva Delhi sostiene que la capital nepalesa es un refugio de extremistas y narcotraficantes, y el secuestro del viernes dio nueva fuerza a estas afirmaciones.
La suspensión de los vuelos de India a Nepal causará dificultades a este país cercado por montañas, que es uno de los más pobres del mundo y tiene una gran dependencia del turismo y los vínculos comerciales con su país vecino.
Los ciudadanos indios pueden viajar a Nepal libremente sin necesidad de pasaporte. Katmandú es el destino favorito de los indios recién casados, y muchos de los rehenes que aguardan una resolución en Kandahar, Afganistán, estaban de luna de miel.
Pero esta facilidad es a veces aprovechada por criminales y terroristas, y aun por ciudadanos comunes de países como Sri Lanka, Pakistán y Bangladesh, que pueden pasar por indios fácilmente.
El avión fue secuestrado durante un vuelo corto de Katmandú a Nueva Delhi y desviado hacia Amritsar, Lahore y Dubai antes de aterrizar en Kandahar.
Los secuestradores condicionan la liberación de los rehenes a la de activistas islámicos presos partidarios de la independencia del estado de Cachemira, en el norte de India.
Mientras el secuestro domina las principales páginas de los diarios de todo el mundo, las autoridades de Nepal se preguntan cómo los secuestradores pudieron introducir pistolas y granadas de mano en el avión.
La seguridad en el aeropuerto Tribhuvan es bastante laxa para un país situado en medio de una región caracterizada por el extremismo político y religioso. Hace algunos años, una persona demente se introdujo en la cabina del piloto de un Boeing 757.
"Fallas de seguridad ocurren en todas partes del mundo, pero no hemos aprendido de estos incidentes", lamentó un funcionario de policía.
"Si las armas pasaron por los controles, quiere decir que hubo connivencia en algún momento", declaró el funcionario bajo condición de reserva.
Agregó que los guardias de seguridad, limpiadores y encargados de la comida de los aviones, que reciben salarios muy bajos, también representan un riesgo para la seguridad.
Según un piloto de aerolínea, los detectores de metal son lo suficientemente sensibles para sonar aun por la hebilla de los cinturones.
Pero no existe un control exhaustivo. "Nunca me cachearon ni me preguntaron qué tenía en los bolsillos o en el bolso", declaró el piloto.
Mientras los pasajeros en general son objeto de mayor sospecha, los uniformados raramente son registrados en muchas partes de Asia meridional, y por lo tanto representan otro riesgo de seguridad.
Katmandú designó una comisión investigadora encabezada por el ex jefe de policía, Hem Bahadur Singh, y se prevé que recomendará cambios fundamentales.
Los investigadores deben determinar, entre otras cosas, por qué las autoridades no respondieron adecuadamente a las advertencias de embajadas en Katmandú sobre ataques a sus respectivos ciudadanos durante las festividades de Navidad y Año Nuevo.
"Ordenamos al personal de seguridad que tomara medidas estrictas luego que las embajadas nos previnieron sobre posibles ataques de (el millonario saudí acusado de patrocinar actividades terroristas) Osama bin Laden", se defendió Narayan Singh Pun, ministro de Aviación Civil. (FIN/IPS/tra-en/au/rdr/mlm/ip/99