Estados Unidos y la Unión Europea (UE), dos de los mayores donantes de ayuda, están aplicando presión política sobre países en desarrollo para silenciar críticas y lograr apoyo a sus iniciativas ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"Hemos llegado a un punto en el cual no sólo somos presionados aquí (en la ONU) sino tambien en nuestras capitales, donde algunos enviados estadounidenses y europeos han planteado amenazas veladas de cortar la asistencia si no nos alineamos con su manera de pensar", dijo un diplomático del Sur a IPS.
Un delegado africano, crítico severo de Estados Unidos en la Comisión Administrativa y de Presupuesto de la ONU, aseguró que su gobierno decidió asignarlo a otro organismo del foro mundial a causa de una intervención de Washington.
El mes pasado un diplomático estadounidense le pidió a un embajador asiático que "sofrenara" a un delegado que consideraba demasiado crítico de las propuestas de Washington en la comisión de Presupuesto, agregó la fuente.
Una de las numerosas cuestiones polémicas discutidas este año en la ONU fue la iniciativa de la UE para suspender la aplicación de la pena capital en el mundo y estudiar su abolición. La oposición de países en desarrollo causó el retiro de la propuesta pese a las presiones de los representantes de la UE.
El embajador Kishore Mahbubani, de Singapur, dijo que los 15 miembros de la UE trataron de usar "persuasión coercitiva" en sus esfuerzos para lograr apoyo a su iniciativa.
Una de las razones por las cuales se retiró la iniciativa fue una propuesta de enmienda presentada por Egipto que habría diluido el sentido de la moción original. La propuesta de Egipto tuvo más apoyo que la de la UE.
"Uno de mis colegas embajadores del Movimiento de Países No Alineados dijo que recibió un mensaje iracundo de su capital, informándole que un embajador de la UE había protestado con vehemencia contra su decisión de apoyar la enmienda egipcia", informó Mahbubani a otros delegados la semana pasada.
"Hubo veladas insinuaciones de que la asistencia de la UE a ese país se vería afectada (si no rectificaba su posición). Espero que la presidencia del Movimiento (en la actualidad a cargo de Sudáfrica) haya tomado debida nota de que esas presiones se están ejerciendo", lamentó Mahbubani.
El embajador de Singapur desafió a la UE a que "aclarara" que no se proponía condicionar su ayuda al apoyo a la iniciativa contra la pena de muerte.
"Esperamos que las organizaciones no gubernamentales europeas, que son la verdadera fuerza impulsora de esa iniciativa, se aseguren de que los bebés no sean privados de leche porque sus gobiernos están aplicando la pena de muerte, en el marco de leyes nacionales", añadió.
Estados Unidos, por su parte, ha venido ejerciendo fuerte presión política sobre los países en desarrollo para que acepten una larga lista de condiciones exigidas por el Congreso estadounidense a cambio del pago de 1.300 millones de dólares que Washington adeuda a la ONU por cuotas atrasadas.
Washington ha enviado muchos emisarios al mundo en desarrollo para buscar apoyo a dos de las condiciones más importantes del Congreso: que no haya aumento nominal del presupuesto 2000-2001 de la ONU en relación con el período presupuestario anterior, y que se reduzca el aporte estadounidense al foro mundial.
Estados Unidos tiene en la actualidad la obligación de realizar aportes equivalentes a 25 por ciento del presupuesto bàsico de la ONU y 30 por ciento del presupuesto de las misiones de mantenimiento de la paz, y el Congreso quiere que se reduzcan a 22 y 25 por ciento, respectivamente.
La Comisión Administrativa y de Presupuesto del foro mundial ha venido realizando reuniones durante jornadas enteras, incluyendo negociaciones de fin de semana, en busca de un acuerdo sobre el crecimiento nominal cero del presupuesto.
El Congreso pretende que no haya aumento nominal en los presupuestos de tres agencias de la ONU, la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Mundial de la Salud y la Organización para la Agricultura y la Alimentación.
También aspira a que la contribución estadounidense a esas tres agencias se reduzca del actual 25 por ciento a 22 por ciento.
Un diplomático africano dijo a IPS que el mensaje de Washington ha sido que "un voto contra Estados Unidos es un voto contra la ONU".
El argumento es que si la mayoría de los Estados miembros rechazaban las demandas de Washington, el Congreso estadounidense se negaría a pagar las cuotas atrasadas, empeorando así la actual crisis financiera de la ONU.
A comienzos del 2000 la ONU comenzará a discutir el pedido estadounidense de que se reduzcan sus aportes.
Representantes de los 133 países en desarrollo que componen el llamado Grupo de los 77 dijeron que no existe una razón legítima para reducir los aportes de Estados Unidos, porque la fijación de las cuotas se relaciona con la "capacidad de pago" de cada país.
Esos representantes adujeron que la participación estadounidense en la economía mundial supera el 26 por ciento, y que en realidad la ONU debería aumentar las cuotas de Washington en vez de reducirlas. (FIN/IPS/tra-en/td/ego/mp/ip/99)