Miles de indígenas mexicanos celebrarán la Navidad y recibirán el siglo XXI rodeados de militares, cuya reforzada presencia responde, según diversas y contradictorias versiones oficiales, a operativos "normales", peligro de acciones guerrilleras o entrenamientos propios de fin de año.
Las zonas rurales de los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, donde tienen presencia grupos insurgentes y los niveles de pobreza son los más altos del país, están sitiadas por fuerzas militares y policiales, denunció este jueves el grupo humanitario Miguel Agustín Pro.
En Chiapas, donde el 1 de enero de 1994 se levantó en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), los militares instalaron hace una semana nuevos retenes y aumentaron los patrullajes por aire y tierra.
Casi ninguna persona que se movilice en estas fechas por las zonas rurales del estado puede hacerlo sin tener que identificarse en los retenes.
"Dice el gobierno que en Chiapas no hay guerra, pero desde hace meses y hoy más, nadie se mueve con libertad, en cada camino hay soldados armados", dijo Pablo Santiago, un campesino de la zona.
El gobierno no desea revelar cuántos militares están ahora en Chiapas, pero algunas fuentes de los partidos políticos de oposición hablan de 70.000 u 80.000, la mayoría con armas y vehículos sofisticados.
En Guerrero y Oaxaca, estados donde operan en forma esporádica el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), tampoco se conoce el número de soldados, aunque se habla de cientos.
El 29 de noviembre, diarios locales publicaron un comunicado interno del Ministerio de Defensa en el que se ordenaba a los militares permanecer en alerta y reforzar la seguridad en ciertos puntos del país, pues, según advertía, 16 grupos guerrilleros podrían realizar acciones violentas.
Un día después, el gobierno negó que exista alguna declaratoria de emergencia y desautorizó el comunicado. Al mismo tiempo, afirmó que en México sólo operan el EZLN, con el que mantiene en suspenso el diálogo desde 1996, y el EPR y ERPI, a los que considera grupos de delincuentes.
En los últimos seis años, más de 20 grupos supuestamente guerrilleros anunciaron su presencia a través de algún comunicado, pero sólo el EZLN, el EPR y el ERPI han realizado acciones militares.
Al ser consultado por las recientes movilizaciones de tropas, el secretario (ministro) de Defensa, Enrique Cervantes, afirmó que se trata de ejercicios "normales" de fin de año.
Sin embargo, el Procurador de Justicia del estado de Chiapas, Eduardo Montoya, dijo que policías y militares están en alerta ante versiones de que un "ala radical" del EZLN perpara violentos ataques.
Más allá de las diversas versiones, lo cierto es que los militares pasarán las fiestas de fin de año ejerciendo una estricta vigilancia en zonas indígenas, afirmó el grupo Agustín Pro, de la orden católica de los jesuitas.
"El gabinete de seguridad nacional está preparado para cualquier eventualidad de fin de año", declaró la semana pasada el secretario (ministro) de Gobernación (Interior), Diódoro Carrasco. El funcionario negó que haya indicios de que el EZLN esté preparando algún tipo de ataque.
Cuando ese grupo guerrillero ocupó el 1 de enero de 1994 varias zonas rurales de Chiapas, atacó a militares y policías y declaró la guerra al gobierno, el ejército tardó dos días en responder.
Políticos y analistas de diverso signo consideraron que en aquella ocasión el gobierno y los militares fueron tomados por sorpresa.
Seis años después de la irrupción de los zapatistas, los militares exhiben nuevo armamento, renovadas estrategias contrainsurgentes y acciones de trabajo social, desarme y control de la delincuencia en zonas indígenas.
En ese lapso, además, los soldados fueron acusados en varias ocasiones de violar los derechos humanos de los indígenas y numerosos analistas, políticos pidieron su salida de Chiapas y otros estados para facilitar los procesos de pacificación.
Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Londres, México cuenta con el segundo mayor ejército de América Latina y es el tercer país de la región en cuanto a gasto militar, detrás de Brasil y Argentina. (FIN/IPS/dc/dg/ip/99)