La guerrilla zapatista del estado mexicano de Chiapas cumplirá el 1 de enero seis años de su levantamiento armado lejos de los reflectores de antaño y bajo una renovada vigilancia de policías y militares, puestos en alerta ante versiones de que los rebeldes preparan ataques.
Un ala "radical" del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) pretendería atacar, desde el día 20, oficinas e instalaciones de gobierno en Chiapas, alcaldías dirigidas por miembros del partido de gobierno y poblados que han aceptado ayudas oficiales, dijeron las autoridades.
Según el procurador de Justicia del estado sureño, Eduardo Montoya, habitantes de varios municipios denunciaron, a través de cartas, que conocen que miembros del EZLN tienen el plan de realizar una serie de ataques, por lo que decidió poner en alerta a las fuerzas de seguridad.
"Todas las Bases de Operación Mixta (integradas por policías, militares y agentes de la Procuraduría General), permanecen en alerta", dijo Montoya la tarde de este miércoles.
Se intensificarán los patrullajes terrestres y aéreos en las zonas de riesgo y se invitará a personal de la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos para "evitar malos entendidos", añadió.
El EZLN, grupo que desde 1996 mantiene en suspenso los diálogos de paz con el gobierno, conmemorará el 1 de enero su levantamiento de 1994.
A diferencia de 1995, 1996 y 1997 cuando el grupo aparecía en las primeras línea de las política nacional, hoy los reflectores apuntan a otros actores y sectores.
Los rebeldes zapatistas, elogiados desde diversos puntos del planeta por su composición mayoritariamente indígena, discurso heterodoxo y posiciones alejadas del discurso radical de la izquierda, permanecen rodeados de cientos de policías y militares en pequeñas e inhospitas zonas selváticas y de montaña.
Desde la segunda semana de enero de 1994, tras una serie de enfrentamientos entre el EZLN y militares, las partes detuvieron las hostlidades e iniciaron conversaciones que se detuvieron dos años después por discrepancias sobre el cumplimiento de acuerdos e interpretaciones diversas sobre los mismos.
El EZLN y algunos grupos humanitarios aseguran que el gobierno del presidente Ernesto Zedillo lleva adelante una guerra de "baja intensidad" en Chiapas con acciones paramilitares, idelógicas y de ayuda social que encubre intereses políticos, pero las autoridades lo niegan.
"De nuevo estamos en el problema del lenguaje y de la repetición de términos equivocados: guerra, guerra. En Chiapas no ha habido guerra, hay un conflicto que debe resolverse", dijo Zedillo a fines de noviembre, en su última entrevista por televisión.
Diversas fuentes estiman que el número de guerrilleros del EZLN no supera los 10.000. La mitad no tiene armas y la otra, en su mayoría, sólo palos y machetes.
Para "garantizar la paz" en Chiapas, según dice el gobierno, permanecen en la zona miles de soldados con sofisticado armamento.
Zedillo promete que nunca usará la fuerza para terminar con el conflicto y afirma que durante su gestión los problemas sociales y económicos de Chiapas fueron atendidos como nunca antes.
Aunque no se han registado enfrentamientos entre guerrilleros y militares, los hechos de violencia entre campesinos son una constante por problemas políticos, religiosos y de tierras, y según diversos estudios, la pobreza y marginación de la zona sigue siendo la más grave del país.
Además, según los activistas humanitarios, un halo de impunidad rodea a hechos como la matanza, en diciembre de 1997, de 45 campesinos, en su mayoría mujeres y niños, pertenecientes a una organización contraria al gobierno.
En los últimos cuatro años, el Estado realizó inversiones por más de 6.500 millones de dólares en Chiapas, cambió cinco veces al gobernador, realizó múltiples acciones de asistencia social, construyó caminos y presentó varios programas contra la pobreza.
Portavoces del gobierno de Zedillo indican que seguirán intentando negociar con el EZLN, a quien reconocen su carácter de interlocutor. Sin embargo, el gobernador de ese estado sostiene que los zapatistas no merecen no siquiera ser llamados guerrilla, pues apenas son un grupo "marginal y minoritario". (FIN/IPS/dc/dg/ip/99)