MERCOSUR: Cumbre endurece batalla por liberalización agrícola

Los países del Mercosur y Bolivia y Chile no participarán de una nueva ronda de negociaciones multilaterales de comercio si la agricultura queda excluida de la agenda, se confirmó hoy en la cumbre del bloque.

El fracaso de la III Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), celebrada en Seattle la semana pasada, convenció a los presidentes del Mercosur (Mercado Común del Sur) de la necesidad de fortalecer su posición conjunta por la liberalización del mercado mundial agrícola.

En la última cumbre presidencial del Mercosur de este siglo, celebrada este miércoles en Montevideo, participaron los presidentes Carlos Menem, de Argentina, Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Luis González Macchi, de Paraguay, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay.

También lo hicieron el presidente chileno Eduardo Frei y el canciller boliviano Javier Murillo, quien intervino en representación del presidente de su país, Hugo Banzer. Bolivia y Chile tienen acuerdos de integración con el Mercosur, pero no son miembros plenos del bloque.

"El fracaso de la OMC nos obliga a profundizar el Mercosur", sostuvo Frei.

La coordinación lograda en Seattle entre el Mercosur, Bolivia y Chile "permitió potenciar la defensa de los intereses de la región y reafirmar el compromiso de proseguir (…) la liberalización del sistema multilateral del comercio", expresó la declaración emitida al finalizar la cumbre.

Sanguinetti afirmó luego de la reunión en Montevideo que "no será posible una negociación del mileno si el tema agrícola no está en la agenda".

Agregó que, de excluirse la agricultura, "no discutiremos ningún otro tema", pues "ese es el punto de partida". "Sin agricultura no se habla de servicios", advirtió.

Cardoso fue más drástico al destacar la unión con que el Mercosur actuaron en Seattle, donde representaron la contracara de las divergencias entre los países industrializados y las manifestaciones de protesta en esa ciudad estadounidense.

"Si en el sur de América sucediera lo mismo que en Seattle, no habría gobernabilidad", afirmó.

Cardoso remarcó la necesidad de insitir en bloque con la liberalización del comercio agrícola y apeló a un refrán de su país como ejemplo del resultado que puede traer la persistencia de los principios, pese a la diferencia de magnitud entre el Mercosur y los países industrializados.

"Agua blanda en piedra dura tanto golpea hasta que perfora", dijo el presidente brasileño.

Cardoso destacó que no todos los países europeos tienen la misma posición, y contrapuso en ese sentido a las naciones que se benefician con proteccionismo y con subsidios y a los gobiernos y contribuyentes que los pagan, que "no están tan contentos".

Sobre esa base, añadió, "hay que mirar dinámicamente esa cuestión y a la larga vamos a ganar la batalla".

Al atribuir el fracaso de la conferencia en Seattle a la posición de la Unión Europea (UE) contra la libealización del comercio agrícola, el canciller uruguayo Didier Opertti dijo que los países de ese bloque posiblemente "sientan que ganaron esa batalla".

"Pero si hay ganadores, seguro que son los que lograron que el mercado internacional no se abriera a la libertad de comercio", afirmó.

Pese a cuestionar la posición de la UE en Seattle, la declaración final de la cumbre del Mercosur destacó la evolución alcanzada en la relación entre ambos bloques.

Sin embargo, los mandatarios advirtieron que las negociaciones entre la UE y el Mercosur "deberán reflejar adecuadamente" los intereses de los países sudamericanos "en materia agrícola".

Los integrantes del Mercosur, ahora con la participación directa de Chile y de Bolivia, pondrá en marcha mecanismos de coordinación de políticas macroeconómicas que tendrán como punto de partida el análisis fiscal.

Como resultado de esa decisión, las seis naciones deberán presentar cada año las metas fiscales y de política económica, que serán analizadas semestralmente por el Consejo Mercado Común, órgano del Mercosur que reúne a los ministros de Economía y los cancilleres.

Al cabo de la reunión, los presidentes Sanguinetti y Frei fustigaron la decisión del juez español Baltasar Garzón de ordenar la detención en Londres del ex dictador chileno Augusto Pinochet para juzgarlo en Madrid por crímenes de lesa humanidad.

También cuestionaron la decisión de Garzón de investigar similares delitos en Argentina.

Frei dijo que en esa posición había obtenido el respaldo los otros presidentes de la región, lo cual reafirma la postura de su país y de Argentina de rechazo a la pretensión de Garzón.

"No hay orden internacional si no se respeta la soberanía de los Estados. Cuando se ponen en duda tratados internacionales, también se puede dudar de los acuerdos comerciales. Yo opino como el presidente Menem cuando dijo que nuestros países dejaron de ser colonias hace 180 años", concluyó. (FIN/IPS/rr/mj/ip if/99

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