MERCOSUR: Brasil espera nuevos gobernantes para negociar

Brasil espera muy poco de la cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), a realizarse la próxima semana en Montevideo, porque Argentina y Uruguay se aprestan a cambiar sus gobiernos y Chile elige uno nuevo el día 12.

La actitud brasileña de postergar grandes decisiones para después de la asunción de los nuevos gobernantes se manifestó en los conflictos comerciales con Argentina.

Brasilia buscó en los últimos tiempos solo soluciones temporales para poder negociar arreglos definitivos el próximo semestre, cuando ya esté instalado en Argentina el nuevo gobierno de Fernando de la Rúa, en reemplazo de Carlos Menem.

Lo mismo habrá ocurrido en Uruguay, donde el presidente Julio María Sanguinetti entregará el 1 de marzo el mandato a Jorge Batlle, ambos del Partido Colorado, y en Chile con la sustitución del mandatario Eduardo Frei por quien resulte elegido el día 12.

Un gobierno en final de mandato se hace más vulnerable a las presiones y eso explica la oleada de restricciones aplicadas por Argentina a productos brasileños, como textiles, calzados, acero y carne de pollo y cerdo, señalan portavoces diplomáticos.

El gobierno de Fernando Henrique Cardoso alzó la voz solo cuando no pudo exportar siquiera la reducida cuota de calzados acordada para este último trimestre y ahora en la cuestión del sector automotor.

Ante las dificultades en definir un régimen automotor común del bloque dentro del plazo fijado para el día 31, Brasil amenazó con gravar los vehículos hechos en Argentina como si fueran externos al Mercosur, es decir aplicándoles un arancel de 35 por ciento.

La advertencia fue expresada por Helio Mattar, secretario de Política Industrial del Ministerio de Desarrollo, que estará este lunes en Montevideo para nuevas negociaciones, previas a la reunión de presidentes del día siguiente.

La asociación de empresas fabricantes de automóviles instaladas en Brasil reconoció la falta de tiempo para que el nuevo gobierno argentino, que asumirá el día 10, pueda tomar una rápida decisión. Por esa causa propuso prorrogar por tres meses el actual acuerdo sectorial, en vigor desde 1995.

Sin embargo, esa extensión del plazo es inviable porque violaría las normas de la Organización Mundial de Comercio, aseguró Mattar.

Ante ello, Brasil piensa en forzar una definición inmediata, sin darle tiempo a que el equipo económico de De la Rúa madure sus ideas.

Son decisiones cruciales para las pretensiones industriales argentinas. Vehículos y partes de automotores constituyen el principal rubro del comercio bilateral y el mercado brasileño es vital para las empresas instaladas en Argentina, al absorber 40 por ciento de su producción.

Esa dependencia no ocurre en el sentido opuesto. Brasil exporta a Argentina solo ocho por ciento de su producción de automóviles, y su amplio mercado interno es suficiente para atraer ese tipo de industria, precisó Mattar.

La situación actual es muy particular en el Mercosur, conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y la asociación de Chile y Bolivia. Los gobiernos en retirada y otros próximos a asumir no permiten negociaciones decisivas, aunque genera expectativas de "relanzamiento" de la integración.

Es necesario sacudir el bloque con avances efectivos en el próximo semestre, para evitar su decadencia, afirmó el embajador brasileño en Buenos Aires, Sebastiao do Rego Barros, experiente negociador económico y ex vicecanciller.

Es que el proceso se estancó en los dos últimos años, limitándose a la administración de quejas, de restricciones unilaterales, amenazas y retaliaciones, explicó el diplomático. Un bloque no puede ser solo fuente de problemas, argumentó.

Con De la Rúa vuelven al poder en Argentina personas que estuvieron en el origen del acercamiento con Brasil en los años 80 y que encaran la integración, más allá del comercio, como generación de sinergías para mayor competividad de todo el bloque, dijo Fabio Giambiagi, economista brasileño de padres argentinos.

Con las elecciones de este año en la región se abre un horizonte de tres años de permanencia de los gobernantes, que han cumplido un papel decisivo en el proceso, con frecuentes intervenciones, mientras no se institucionaliza el Mercosur con organismos supranacionales.

La salida de Menem elimina también otros embarazos políticos, como sus intentos de disputar con Brasil el posible puesto de miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y el alineamiento automático con Estados Unidos. (FIN/IPS/mo/dm/ip/99

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