Este domingo Macao dejará de ser colonia portuguesa, luego de 442 años, y pasará a ser una región administrativa especial de China con el mismo estatuto que Hong Kong, recuperada en 1997.
"La mayoría de la población es de procedencia china, y creo que están felices de tener un gobierno chino", comentó Catarina Mok, una periodista del territorio situado frente a Hong Kong, en el estuario del Río Pérola.
"Pero es necesario que el próximo gobierno tenga en cuenta a todos los ciudadanos de Macao, ya sean chinos, portugueses, o nacidos allí, en lugar de ocuparse sólo de los intereses de China", agregó.
"No me gustaría que mis hijos tengan que abandonar Macao", se lamentó, aunque China aseguró que el territorio permanecerá igual durante los próximos 50 años, un lugar autónomo como lo es hoy, aunque es colonia portuguesa.
Se trata de la misma fórmula que adoptó Beijing respecto de Hong Kong, que volvió a depender del gobierno de China en julio de 1997.
Macao tiene también, al igual que Hong Kong en el momento del traspaso, una ley básica que oficia de pequeña constitución, aprobada por el Congreso Nacional Popular de China en 1993.
Los comentarios de Mok reflejan la inquietud popular respecto del futuro de Macao, un enclave donde viven 430.000 personas, con una historia propia y una gran mezcla étnica. Más de la mitad de los habitantes del lugar nacieron en China.
Los portugueses que viven allí también sienten temor.
"No tendré el coraje suficiente para mirar cuando bajen la bandera (portuguesa)", declaró Alberto Alecrim, un periodista de 67 años que trabaja desde hace varios en la radio local.
Alecrim, que llegó a Macao en 1964, se irá a Portugal antes de la entrega del enclave, pero se propone volver en pocos meses.
"Es un momento difícil para todos los portugueses y los chinos que aman a Macao. Creo que sólo los chinos que llegaron hace poco gritarán las consignas, como 'el fin de la época de la humillación', que divulgó la Nueva Agencia de Noticias de China", protestó.
"Todos los demás ciudadanos sentirán pena en este momento de separación", aseguró Alecrim, quien agregó que, después de todo, Macao siempre fue un refugio para chinos y portugueses.
José Manuel Lopes, enfermero del hospital público, expresó su deseo de que el enclave no pierda su sabor multiétnico cuando se convierta en la "Región Administrativa Especial de Macao" el domingo 19.
"Los portugueses se adaptaron a los chinos, y viceversa. Son muy pocos los enclaves asiáticos donde se encuentra un ambiente como éste", observó.
"Tendré un nudo en la garganta cuando bajen la bandera" portuguesa, aseguró Gabriela César, presidenta de la Fundación para la Cooperación y el Desarrollo de Macao.
"Claro que hay un acuerdo entre los estados que habrá que mantener, pero también es el fin de la presencia portuguesa en el Pacífico. Creo que cualquiera que sienta la conexión con esta tierra sentirá cierta nostalgia en ese momento" de cambio de gobierno, sostuvo César.
La bandera de Portugal será bajada por última vez en la medianoche del domingo 19, y tanto el presidente de China, Jiang Zemin, como su homólogo de Portugal, Jorge Sampaio, participarán en la ceremonia.
Pocas horas más tarde, Sampaio se irá de Macao, y a la hora 2:00, el gobierno del enclave, presidido por el nuevo jefe del ejecutivo, el banquero Edmund Ho, asumirá el cargo.
Sin embargo, a pesar de la mezcla de sentimientos de chinos, portugueses y las personas nacidas en Macao, no todos creen que el momento de la entrega de mando sea motivo de inquietud.
La propia Mok explicó que "algunos tienen miedo, pero a otras, la entrega del mando en sí misma no les despierta ningún sentimiento. Esperarán para ver" qué sucede.
Muchos parecen más preocupados por los sucesos cotidianos, como el aumento de los delitos y el pésimo estado de la economía, que por la entrega de mando en sí misma.
Más de 80 personas fueron muertas y cientos secuestradas desde que surgió la violencia pandillera, en 1997, cuando bandas delictivas que huyeron de la policía en Hong Kong, Taiwan y China, se instalaron en Macao.
La violencia aumentó sobre todo cuando disminuyeron las ganancias del casino, el año pasado, cuando Macao se vio afectado por la crisis financiera de Asia, y el producto interno bruto disminuyó a 6,8 por ciento en 1998.
Casi 60 por ciento de los ingresos actuales de Macao proceden de los juegos de azar, que seguirán funcionando en el enclave después del 19 de este mes, y aunque en China las apuestas sean ilegales.
De todos modos, no habría sido posible dejar afuera al sector de los juegos de azar, debido al importante papel que tiene en la economía del lugar, y los funcionarios chinos lo saben muy bien.
Pero aunque China sabe que dicha industria debe permanecer, anunció que será muy estricta con las bandas de delincuentes, que fueron motivo de duras críticas contra el gobierno portugués.
El magnate del juego, Stanley Ho, que tuvo 10 casinos en Macao durante casi cuatro décadas, aseguró que el enclave "volverá a ser muy pacífico y tranquilo" porque las bandas no querrán enfrentarse a los funcionarios comunistas ni ser condenados a muerte, pena que no existía en el territorio.
El mayor fracaso del gobierno portugués que se retira fue la incapacidad de controlar la violencia pandillera, admitió Mok.
"La corrupción de la policía y la ausencia de estrategias por parte del gobierno son la causa" de la violencia, sostuvo Mok, que también da clases en la Universidad de Macao.
La falta de transparencia del gobierno tampoco ayuda, insistió. "Los ciudadanos nunca están informados sobre cómo se trata de solucionar los problemas", se quejó.
Muchos residentes que celebran el advenimiento del gobierno chino lo hacen porque tienen la esperanza de que Beijing se ocupe seriamente del crimen.
Portugal intentó pisar firme al condenar a 15 años de cárcel a Wan Kuok Koi, conocido como "Diente partido", culpable de liderar una pandilla, lavar dinero y violar comunicaciones telefónicas.
Muchos críticos sostienen que el juicio, realizado el 23 del mes pasado, fue político.
El 23 de noviembre, el líder de una pandilla de Macao y sus cómplices fueron ejecutados por funcionarios chinos del otro lado de la frontera, en Zhu Hai, por crímenes cometidos en la colonia portuguesa.
La actitud de China fue interpretada como un aviso de que se dará un trato muy duro a los delincuentes.
Pero Gary Ngay, presidente de la Fundación Sinolatina, opinó que el problema del crimen no es responsabilidad exclusiva de Macao.
"El gobierno regional de Guangzhou es cómplice de las bandas. Por eso la provincia tiene un nuevo gobernador, (porque) el otro fue acusado de corrupción", subrayó.
Ngay, que llegó a Macao después de haber sido condenado a trabajos forzados por ser un intelectual, declaró también que es hora de que el enclave considere algo más que las apuestas como fuente principal de ingresos.
"Casi 60 por ciento del presupuesto del gobierno procede de las apuestas. La economía no se diversificó. ¿Qué pasaría si toda nuestra industria pasara a China?", cuestionó Ngay.
"Hicimos de Macao un mercado libre y abierto, donde hay competencia y disciplina, pero no obtuvimos demasiados resultados cuando intentamos diversificar la economía", confirmó César. (FIN/IPS/tra-en/cg-js/js/ceb/aq/ip/99