El Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzará esta semana a realizar transacciones con oro de sus reservas para financiar el alivio de la deuda de algunos de los países más pobres del mundo.
Sin embargo, continúa el debate sobre la parte del financiamiento de la iniciativa para los los Países Pobres Fuertemente Endeudados (PPFE) que corresponde al FMI.
Esa iniciativa es el primer gran intento de reducir la deuda de los países en desarrollo con todos sus acreedores.
El FMI se propone que países que le deben dinero realicen una compra ficta de oro de las reservas del Fondo, al precio actual del mercado. Luego el organismo "recibirá" ese oro, al mismo precio, como pago de la deuda.
Funcionarios del FMI afirmaron que esperan realizar operaciones de ese tipo con Brasil y México entre el 15 de diciembre y la primavera (boreal) del 2000.
De este modo, según las fuentes, los países cubrirán sus deudas y el propio Fondo revalorizará sus reservas de oro, que de otro modo continuarían asentadas en sus libros con valores de hace 50 años, cuando los lingotes fueron depositados por primera vez por los Estados miembros.
De acuerdo con las condiciones impuestas por el Congreso de Estados Unidos, el FMI sólo podrá transferir nueve millones de onzas de sus reservas de oro, en vez de los 14 millones de onzas con las cuales planeaba operar.
Los legisladores afirmaron que considerarán la solicitud de la agencia respecto de los cinco millones de onzas restantes alrededor de mayo del próximo año, cuando esperan ver mejoras en la contabilidad y transparencia del FMI.
El proceso de revalorización podría producir hasta 3.100 millones de dólares de ganancias para el Fondo. Ese dinero sería invertido y sus intereses se utilizarían para financiar la parte del programa para los PPFE que corresponde a la agencia.
Aún se debe decidir cómo se invertirán las ganancias, pero se prevé que será en valores de los gobiernos de los principales países miembros del FMI.
En consecuencia, las potenciales inversiones tendrían como destino Alemania, Estados Unidos y Japón.
La operación fue diseñada de modo que no induzca una nueva caída del precios del oro en el mercado internacional, ya que los lingotes nunca abandonarán los depósitos del FMI. Esto es de gran importancia para las naciones productoras de oro.
Sudáfrica y otras naciones productoras de oro siguieron el ejemplo del Consejo Mundial del Oro y protestaron contra cualquier acuerdo que afectara las ganancias nacionales de esa industria.
Para los activistas por el alivio de la deuda, es muy importante que las ganancias sean depositadas en una cuenta separada, que se utilice exclusivamente para cancelar la antigua deuda, y que ninguna parte sea ofrecida en forma de nuevos préstamos.
El Congreso estadounidense insistió en esas estipulaciones como parte de un acuerdo de ayuda financiera al exterior aprobado el mes pasado.
"Esta es una victoria para los activistas por el alivio de la deuda", dijo Lydia Williams, asesora de políticas del grupo por el alivio de la deuda Oxfam America.
Los activistas temían que el FMI utilizara hasta dos tercios de sus ganancias en estas operaciones para financiar su Servicio Financiero Reforzado de Ajuste Estructural, al cual se rebautizó el mes pasado como Servicio Financiero para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza.
Ese servicio brinda préstamos con bajo interés para ayudar a financiar los programas de ajuste estructural en los países miembros más pobres.
El FMI necesita 2.300 millones de dólares para el programa destinado a los PPFE y 1.300 millones de dólares para su Servicio Financiero para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza, según fuentes de la agencia.
"Las prescripciones de políticas realizadas por el FMI hicieron que los prestatarios aumentaran su deuda y se volvieran más vulnerables a los cambios en el comercio y las inversiones mundiales", dijo Doug Hellinger, director ejecutivo del Grupo de Desarrollo para Políticas Alternativas, con sede en Washington.
El FMI continúa manteniendo el control del programa para los PPFE, ya que decide qué países pueden recibir sus beneficios, y sólo admite a los que aceptan sus propuestas de ajuste estructural, señaló Hellinger.
La iniciativa para los PPFE, lanzada en 1996, sólo ha beneficiado hasta ahora a tres países: Bolivia, Guyana y Uganda.
Incluso los defensores del programa admiten que los beneficios recibidos por Uganda fueron contrarrestados por la caída del precio internacional del café, el principal producto de exportación de ese país.
Funcionarios y observadores señalaron que esto resalta un problema básico del plan: el alivio que se brindó fue recortado porque los acreedores tenían expectativas poco realistas acerca de lo que Uganda podía ganar con sus exportaciones.
Esa revelación, el lento ritmo de la implementación del programa y la previsión de que aumentarán las exigencias a los deudores no incluidos entre los PPFE llevaron a los críticos a presionar por un alivio de la deuda más profundo y rápido.
Los activistas, entre ellos la coalición internacional Jubileo 2000, también exigieron que los fondos para el alivio de la deuda sean invertidos en programas de salud y educación en los países necesitados.
Los integrantes del Grupo de los 7 (Alemania, Canadá Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) admitieron esa demanda en junio y sentaron las bases de un programa de beneficios "mejorado" para hasta 36 de los 41 PPFE.
La nueva fórmula va más lejos que las propuestas anteriores, pero los críticos siguen insatisfechos.
Jubileo 2000 señaló que el programa todavía ofrece condonar sólo las deudas que ya no es posible pagar, y que así los acreedores siguen definiendo la "sustentabilidad de la deuda" como el nivel de pago que se puede exigir a los países más pobres.
"Es un paso en la dirección adecuada, pero aun después de esto los países deberán pagar demasiado", apuntó Williams. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/at/mp/if ip/99