/El nuevo siglo/ SALUD: Enfermedades infecciosas, patrimonio del Sur

Las enfermedades infecciosas caracterizan aún a la mayor parte del Sur en desarrollo al terminar el siglo XX, debido al calor tropical, la alta migración y la incapacidad de financiar programas de salud apropiados.

De modo que, aunque el mundo celebró el pasado junio la destrucción total del virus causante de la viruela, que ahora se considera erradicada del planeta, subsisten grandes desafíos.

En muchos estados de Asia, Africa, América Latina y el Caribe, el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, que causa el sida), la tuberculosis, la malaria y el dengue, así como una amplia gama de enfermedades diarreicas, continúan causando gran preocupación.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son parte de un fenómeno más amplio al cual denomina "la doble carga", porque abarca nuevas epidemias y viejos problemas que persisten.

La ministra de Salud de Santa Lucía, Sarah Flood-Beaubrun, admitió que existen "enfermedades que resurgen y nos causan preocupación" en el área caribeña.

Los nuevos casos de tuberculosis, por ejemplo, ascienden a miles cada año en Venezuela y Haití. En los estados menos poblados de la Comunidad Británica de Naciones, como Guyana y Jamaica, preocupa el vertiginoso aumento de los casos.

Sólo en 1995 se produjeron 296 casos en Guyana y 93 en Jamaica, estadísticas que ahora parecen haber sido drásticamente subestimadas.

James Hospedales, director del Centro Epidemiológico Caribeño, con sede en Puerto España, confirmó que la incidencia de la tuberculosis en la región está aumentando y ha revertido la tendencia decreciente de años anteriores.

Los casos de tuberculosis están en aumento al menos en seis países de la región: Suriname, Guyana, Belice, Trinidad-Tobago, Jamaica y Santa Lucía.

Sin embargo, eliminar la enfermedad no es tarea fácil y hay consenso en que la OMS no será capaz de lograr el índice de detección previsto de 70 por ciento, y mucho menos de curar a 85 por ciento de los casos detectados.

Según cifras de la OMS, hay más de 510.000 personas infectadas con el bacilo de Koch en Asia y otras 46.000 en India, mientras en América la cantidad asciende a 309.000.

"Se necesitan con urgencia recursos adicionales para corregir este problema de salud pública y bajar la incidencia", exhortó Hospedales.

La tarea se hace más difícil por la incertidumbre económica que existe en la mayoría de los países en desarrollo y la asignación de mayores presupuestos a rubros ajenos a la salud pública.

Además, la financiación de algunos proyectos de salud con fuentes tradicionalmente disponibles ahora se reduce cada vez más.

Nick Dragger, un funcionario médico agregado a la División de Cooperación Intensificada con Países, de la OMS, escribió en 1996 que "el dinero procedente de fuentes tradicionales para el sector de la salud en países de bajos ingresos se ha hecho cada vez más escaso".

"Esto ocurre a pesar de la convicción ampliamente compartida en la comunidad internacional de que invertir en salud contribuye al desarrollo económico", señaló.

En su Informe sobre la Salud Mundial en 1999, la directora general de la OMS, Gro Harlem Bruntland, destacó que "inversiones sensatas en salud pueden resultar la estrategia más exitosa para sacar a la gente de la pobreza".

Ideas similares fueron expresadas el año pasado en la Cumbre de las Américas que se realizó en Santiago de Chile, donde las naciones del hemisferio, una vez más, se propusieron "aplicar el plan regional de la Organización Panamericana de la Salud para contrarrestar "enfermedades nuevas, emergentes y resurgentes".

Así mismo, los representantes manifestaron preocupación por el desigual acceso a servicios básicos de salud y el incumplimiento, hasta ahora, de las decisiones fundamentales de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995.

Ambas conferencias concluyeron que el acceso a la salud debe ser universal.

El tema de la igualdad de acceso a los servicios de salud es de especial relevancia en la detección y el tratamiento del VIH/sida, al que Brundtland describió como una epidemia que "sigue descontrolada en gran parte del mundo".

El autor teatral Godfrey Sealy, de Trinidad y Tobago, puso de relieve en el Caribe el problema del alto costo del tratamiento del VIH/sida al afirmar que gasta casi 1.000 dólares mensuales para su tratamiento con AZT. (sigue/2-E

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