La próspera economía de Estados Unidos produjo en la última década 202 nuevas fortunas individuales superiores a los mil millones de dólares, pero también llevó a la pobreza a tres millones de habitantes.
"Hay algo que anda mal cuando la economía ha estado tan bien por tanto tiempo y sigue estando tan mal para tantos", señala el informe de Unidos por una Economía Justa (UFE), un grupo de investigación de este país.
"La creciente marea elevó los yates a tremendas alturas, pero muchos estadounidenses están haciendo agua tras una década de hundimiento de los salarios reales y de la riqueza" general, según el informe "Década dividida: Disparidad económica en el cambio de siglo".
Bill Gates, el propietario de Microsoft Corp., es uno de los 268 millonarios de este país con fortunas superiores a los mil millones de dólares y es emblemático de la "clase del yate", según UFE, cuyos datos proceden de fuentes oficiales, académicas y comerciales.
La fortuna personal de Gates asciende a 85.000 millones de dólares, aproximadamente la producción económica conjunta de América Central (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá), Bolivia, República Dominicana, Haití y Jamaica.
Hace 10 años, Gates tenía 2.500 millones de dólares, equivalente al producto nacional bruto de Nicaragua.
Pero Gates no es el único que nada en la abundancia. Los ingresos de los directores ejecutivos de las principales compañías estadounidenses superan 419 veces los ingresos del obrero promedio, y se prevé que la brecha aumentará a 691 veces para fines del 2000.
Pero los salarios de los obreros aún no recuperaron el nivel de mediados de los años 70, a pesar de la mayor productividad y mayor carga horaria de trabajo. El poder adquisitivo del salario mínimo federal es 27 por ciento menor que en 1968.
"Si no fuera porque hombres y mujeres trabajan más, la situación económica de las familias sería mucho peor", sostiene el informe.
Casi 60 por ciento de las mujeres trabajan fuera de su casa, frente a 43 por ciento en 1970, pero siguen ganando menos que los hombres. "Por desgracia, las mujeres que trabajan tiempo completo sólo ganan 73 centavos por cada dólar que reciben los hombres", informó UFE.
La pobreza descendió en la última década, pero sigue siendo mayor que en los años 70. Uno de cada ocho habitantes vive por debajo de la línea oficial de la pobreza, y aquellos en pobreza extrema (que viven con menos de la mitad del nivel de pobreza oficial) representan 5,1 por ciento de los 270 millones de habitantes, frente a 3,7 por ciento en 1975.
Más de 44 millones de personas, o sea 16,3 por ciento de la población, viven sin cobertura médica, frente a 13,6 por ciento en 1989, debido a los recortes presupuestales y la preferencia política por los servicios del sector privado.
Los impuestos regresivos también contribuyeron con la desigualdad, quitándole nueve por ciento a los ingresos del 20 por ciento más pobre de la población a partir de 1973.
Esta situación contrasta con el aumento de 43 por ciento del ingreso del 20 por ciento más rico, y de 115 por ciento para los ricos entre los ricos.
"Para agravar la situación, el barco SS Estados Unidos navega en un mar de deudas", advierte el informe.
Prácticamente uno de cada cinco hogares tiene un valor de cero o negativo, lo que significa que sus deudas equivalen o superan a su capital. En 1962, esto sólo ocurría con uno de cada nueve familias.
El principal culpable son las deudas procedentes de las tarjetas de crédito. Las bancarrotas personales se duplicaron en los últimos 10 años, mientras las de los comercios descendieron 36 por ciento.
Y a pesar de que el sector financiero se jacta de la expansión democrática de la inversión a través de los fondos de ahorro mutuo y de otros populares medios financieros, el informe insiste en que "casi 90 por ciento de todo el valor de las acciones y de los fondos mutuales que pertenecen a los hogares corresponde al 10 por ciento más rico de la población".
"La riqueza concentrada es poder concentrado", según UFE, y señala que 80 por ciento de todas las contribuciones financieras a los partidos políticos proceden de menos de uno por ciento de la población.
"Si el Congreso fuera realmente representativo del pueblo, habríamos aplicado una reforma de la campaña financiera", sostiene, en referencia a los esfuerzos frustrados por limitar la influencia del dinero en las elecciones.
UFE recomienda fortalecer propuestas existentes dirigidas a mejorar las posibilidades de los más pobres para adquirir riqueza.
Entre ellas están que los empleados participen en la propiedad de sus compañías. Gracias a planes accionarios, los trabajadores son titulares de más de ocho por ciento del capital de la empresa, frente a menos de dos por ciento en 1987.
En promedio, estos trabajadores tienen más de 35.000 dólares en acciones, además de lo que puedan ahorrar de sus salarios.
"Las compañías con importante grado de propiedad en manos de sus empleados crecen más rápidamente y tiene menor movimiento de personal", lo cual significa que los empleados permanecen más tiempo con la firma, según el informe.
Así mismo, UFE recomienda que se eleve el nivel de ingresos a partir del que los trabajadores deben pagar impuestos. También pretende un tratamiento impositivo equitativo para las ganancias procedentes de salarios y de capital de las inversiones porque "la carga impositiva la llevan cada vez más los asalariados".
"La prosperidad perdurable no se construye sobre la deuda y las disparidades crecientes", agrega. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/aq/if/99