Ecuador adoptó sanciones comerciales contra México, en respuesta a la aplicación desde hace dos semanas de un arancel de 23 por ciento a las importaciones de atún enlatado ecuatoriano.
La medida se impuso ante el fracaso de las negociaciones del ministro ecuatoriano de Comercio Exterior, Industrialización, Pesca y Turismo, José Luis Ycaza, con las autoridades mexicanas, que mantuvieron las restricciones.
Quito contraatacó e impuso a partir de la semana pasada un arancel de 20 por ciento a las importaciones de cemento mexicano, al parecer la primera de una serie de medidas que puede agravar la guerra comercial entre los dos países.
Ycaza afirmó que la actitud mexicana choca con "el modelo de integración y de apertura comercial a nivel mundial" y advirtió que, de continuar esta situación, a partir del 1 de enero se cerrará el mercado local a los productos procedentes del país norteamericano.
"Procederemos a cancelar las compras de medicamentos para uso humano, perfumes, pilas, aparatos de conmutación telefónica, hornos para cerámica, neumáticos, entre otros productos", señaló.
Ecuador también amenazó con prohibir la importación de automóviles, aunque esa medida fue prácticamente descartada por el propio Ycaza, ya que no significaría un impacto importante para México.
"De que sirve bloquear el ingreso de vehículos si prácticamente no tienen demanda. Tenemos que tratar de afectar los productos puntuales en los que no tenemos una dependencia directa", indicó.
Alfonso Rosiñol, presidente de la Cámara de la Industria Pesquera y Acuícola de México (Canainpesca) defendió la medida del gobierno de Ernesto Zedillo, arguyendo prácticas de comercio desleal (dumping) por parte de Ecuador.
"Las grandes firmas internacionales asociadas a Ecuador capturan atún con prácticas depredatorias del ambiente en el océano Pacífico y colocan en México productos de bajísima calidad a precio de dumping", afirmó.
La denuncia fue desmentida por los pescadores y las autoridades de Comercio Exterior ecuatorianas, quienes, a su vez, acusaron a México de utilizar la depredación como una excusa ante la imposibilidad de que su atún pueda competir con el de Ecuador en "iguales condiciones".
El subsecretario de Pesca ecuatoriano, Rafael Trujillo, dijo que los costos de producción en su país son menores y eso hace que "la caja de atún de 48 unidades cueste en el mercado mexicano 20 dólares contra 30 del mexicano, a pesar de que allá reciben subvenciones estatales, lo que no sucede aquí".
Rosiñol contestó que Ecuador presume de eficiencia, "pero la verdad es que ésta deriva en que cada año desechen al mar más de 100.000 toneladas de atún juvenil que no se ha reproducido, según datos de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT)".
Los representantes del sector pesquero ecuatoriano se defendieron diciendo que 100 por ciento de la captura de atún es adulta y que cumplen las normas de la CIAT, que estableció la pesca máxima de 260.000 toneladas de aleta amarilla y 40.000 toneladas de patudo, en el año.
La mayoría de los países de América Latina con costas sobre el océano Pacífico, como Ecuador y México, firmaron acuerdos en el marco de la CIAT para garantizar la pesca sustentable de atún y evitar, especialmente, la muerte de delfines.
Las exportaciones de atún y camarón significan aproximadamente 24 por ciento de las ventas totales al exterior de Ecuador.
Las ventas a México representan solo 1,8 por ciento de las exportaciones totales del sector atunero de este país, estimadas para este año en 350 millones de dólares.
Sin embargo, son importantes en el comercio bilateral entre los dos países, ya que representan 10 por ciento de las importaciones mexicanas del país sudamericano.
Expertos sostienen que una guerra comercial perjudicaría a México, debido a que la balanza comercial entre los dos países es deficitaria para Ecuador en 20,2 millones de dólares.
Este año, Ecuador exportó 32 millones de dólares e importó 52.2 millones.
El problema comercial suscitado con México por el atún no es el primero que afronta Ecuador con otro país latinoamericano. Este año, Colombia no permitió la entrada de arroz y frutas ecuatorianas, arguyendo que esos productos tenían problemas sanitarios.
Como represalia, el gobierno de Jamil Mahuad prohibió el ingreso al país de azúcar colombiana.
Esas medidas llevaron a que los dos países fronterizos se enfrentaran en el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
A pesar de la guerra del atún, el ministro Ycaza señaló que las negociaciones por una apertura comercial con México no se verían afectadas por "un hecho aislado, lo cual no impedirá continuar con el proceso de integración".
La economista Lourdes Rodríguez opinó que lo ocurrido entre Ecuador y México demuestra que el libre comercio "solo es parte del discurso, pero depende de los intereses del momento".
"Los argumentos como el que ahora utiliza México y Colombia en su momento son solo excusas para proteger la producción local de determinados productos que no logran competir en el mercado internacional", indicó.
La analista económica señaló que Ecuador también tendrá que hacer lo mismo en algún momento con determinados productos, como el azúcar, "porque sino los productores del sector quedarán en la ruina".
"Lo malo es la hipocresía del discurso de algunos gobiernos que utilizan excusas para ocultar el problema de fondo y no tener que aceptar que el libre comercio sin control terminará por quebrar la economía de muchos países en desarrollo", argumentó Rodríguez. (FIN/IPS/kl/dm/if ip/99