La emigración a las ciudades en Ecuador se redujo en 1999 como consecuencia de un aumento en la producción agrícola, atribuido a proyectos emprendidos en conjunto por organismos estatales y la Cooperación Técnica Alemana (GTZ).
El ingeniero Víctor Hugo Cardozo, asesor de GTZ, explicó a IPS que estos Proyectos Integrales (PI) se iniciaron en varias regiones del país en 1994, en apoyo a los pequeños y medianos productores para que "incrementen la producción agrícola, obtengan mayores ingresos y no emigren a la ciudad".
"En estas iniciativas se une el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) con grupos campesinos, universidades u organizaciones no gubernamentales de una zona con el objetivo de utilizar la investigación y las tecnologías agrícolas para mejorar la productividad", aseguró Cardozo.
Según el ingeniero se establece una relación interinstitucional, en virtud de la cual los miembros del PI actúan como socios con financiamiento y objetivos coes.
En la cuenca arrocera, ubicada en la provincia costeña de Guayas, sobre el océano Pacífico, el INIAP trabaja asociado con la Federación Nacional del Arroz y cooperativas arroceras en el Proyecto Fenarroz.
Más de 4.000 agricultores se beneficiaron con esa iniciativa, y contribuyeron con 1.044 toneladas de arroz al incremento de la producción nacional.
En la región cafetalera de la provincia de Manabí, al norte de Guayas, el instituto trabaja con el Consejo Nacional Cafetalero y cooperativas en las que están involucrados unos 3.500 caficultores. El resultado fue un aumento de 30 por ciento en la producción.
El INIAP desarrolla hace 30 años técnicas para mejorar suelos y combatir plagas sin dañar el ambiente, y además ha producido varias semillas mejoradas genéticamente de arvejas, arroz, maíz, maní y otras especies.
Sin embargo, esos logros no se habían difundido lo suficiente entre los productores agropecuarios.
"Gracias a los PI el instituto se vinculó con el exterior y se involucró más con los campesinos mediante cursos, talleres, escuelas de campo y distintas actividades de capacitación, en las que los técnicos transfieren su conocimiento al agricultor y aprenden de la experiencia que éste tiene", señaló Cardozo.
El aprendizaje es asumido como un proceso de solución de problemas concretos que presentan los agricultores para aumentar el rendimiento de los cultivos o reducir los costos.
El criterio y la experiencia del productor, sumados al conocimiento de los técnicos, se ponen de manifiesto en actividades de capacitación que son ejecutadas en las parcelas de los propios agricultores.
"El Proyecto Integral es facilitador de un proceso productivo- participativo en el que los investigadores de INIAP y los campesinos trabajan en conjunto", aseguró Cardozo.
Desde 1994 se involucraron en los nueve PI que han funcionado en las distintas regiones del país, más de 15.000 agricultores y agricultoras.
Leonardo Mejía, un pequeño productor arrocero que planta dos hectáreas en Guayas, fue uno de los beneficiados por la capacitación y la utilización de nuevas semillas creadas en el INIAP.
"Antes se obtenían 40 sacas de 260 libras por hectárea. Este año, con las semillas certificadas y un mejor tratamiento de las plagas, superamos las 50 sacas", comentó.
Según Mejía, antes de que surgieran estos proyectos, los pequeños arroceros trabajaban rústicamente utilizando semillas recicladas por ellos mismos sin tener en cuenta las mejoradas.
"Aprendimos a hacer semilleros para no desperdiciar tanta semilla y a controlar plagas con un método sencillo, incluso sin insecticida. Y cuando es necesario utilizar productos químicos aprendimos a hacerlo con prudencia, nada exagerado", aseguró Mejía.
El éxito de los PI, agregó, se debe al interés demostrado por los técnicos que escuchan a los agricultores y recomiendan soluciones prácticas a sus problemas, y a los agricultores que tienen la intención de aprender y luego aplicar los conocimientos adquiridos en sus fincas.
"Al principio muchos de los que no habían participado en los cursos se quedaron sorprendidos porque yo casi no fumigaba, pero mi arroz no enfermaba y producía más que el de ellos, que era fumigado con un líquido sin ninguna medida", apuntó Mejía.
Dos tercios de la población rural ecuatoriana vive en condiciones de extrema pobreza, lo que hace que cada año aumente la migración del campo a la ciudad, donde crece el ya sobredimensionado mercado de trabajo informal.
A principios de los años 50, sólo 29 por ciento de la población vivía en ciudades, en 1990 ya llegaba a 55 por ciento, y en el 2000 se alcanzará 60 por ciento.
En la actualidad, Ecuador importa 14 por ciento de los alimentos que consume.
"La liberalización de los mercados ha puesto a la agricultura nacional en jaque, porque al enfrentar la enorme presión competitiva aumentan los perjuicios ecológicos y la explotación de recursos naturales para la producción agrícola", argumentó Cardozo.
Anualmente se importan más de 80 millones de dólares en pesticidas y se consume un promedio de 300 kilogramos de fertilizantes por hectárea.
"El reto central de los Proyectos Integrales consiste en aumentar la productividad de los pequeños agricultores con un desarrollo sustentable desde el punto de vista ecológico, para frenar la emigración del campo hacia la ciudad", culminó el ingeniero. (FIN/IPS/kl/dg-mj/if-pr/99