Bolivia volvió a batir en 1999 su marca de erradicación de coca, al destruir 16.199 hectáreas de cultivos destinados a la fabricación de cocaína, mientras en el Chapare, la zona roja de producción de la droga, solo quedan 7.301 hectáreas.
El dato sorprendió a las propias autoridades, porque lo que parecía una utopía ahora está cerca de cumplirse.
Cuando asumió el poder en 1997, el presidente Hugo Banzer se comprometió a sacar a Bolivia del circuito de la producción y tráfico de coca y cocaína antes del fin de su mandato, en agosto del 2002.
Pero al ritmo actual, probablemente el 2000 no quede más coca en el Chapare. Si en 1998 se erradicó pacíficamente 11.621 hectáreas de cultivos y 16.199 en 1999, en el 2000 podría eliminarse las 7.301, según las autoridades.
La tarea del gobierno en la erradicación de coca no acabará con la destrucción de los cultivos, pues continuará con el ofrecimiento de alternativas agrícolas legales a los campesinos del Chapare para que se aparten definitivamente del circuito coca- cocaína, anunció Banzer esta semana.
La silenciosa erradicación de coca ha comenzado a cambiarle el rostro al otrora conflictivo Chapare, que en el pasado era fuente de violencia y frecuentes manifestaciones contra las políticas oficiales de lucha contra el narcotráfico.
El Chapare —ubicado en el centro del país— se está convirtiendo en una rica zona agrícola de producción de cítricos, bananos, frutas, palmitos y otros vegetales que se exportan a países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Ante la proximidad del fin de los cultivos de esa región, el gobierno ya ha puesto su mirada para erradicar las 2.000 hectáreas de coca excedentarias que existen en los Yungas, a menos de 100 kilómetros de La Paz.
Allí, las leyes permiten el cultivo de sólo 12.000 hectáreas de coca para el consumo tradicional, medicinal y ritual.
Los campesinos del Chapare no comparten el optimismo gubernamental. Ellos consideran que las autoridades mienten en su afán de recibir la aprobación del gobierno de Estados Unidos, principal impulsor de la guerra mundial contra la droga y el narcotráfico.
El diputado Evo Morales, líder de las cinco federaciones campesinas que agrupan a los cultivadores de coca del Chapare, acusó al gobierno de "mentiroso" por afirmar que este año se erradicó más de 16.000 hectáreas.
"Se está inflando la cantidad de cifras erradicadas para impresionar a Estados Unidos y a las naciones que cooperan con el país", declaró el dirigente y diputado elegido por los ciudadanos del Chapare.
Según Morales, en 1999 se habrían erradicado sólo 6.000 hectáreas de coca, ya que —dijo— el gobierno incluye en sus cálculos la quema no sólo de coca sino también de hierbas y arbustos pequeños.
El legislador recordó que se registró la "erradicación" de una cancha de fútbol. René Santander, dirigente de la Federación de Productores del Chapare, explicó que en esa ocasión la policía pasó jornadas enteras en una cancha de fútbol para justificar su trabajo y señalar que ahí se plantaba coca.
David Herrera, otro dirigente cocalero, denunció que la erradicación no ayuda a la reforestación y que, al contrario, ocasiona serios daños al ambiente, porque se dejan terrenos sin pastizales y con riesgo de erosión.
"Es absurda la posición gubernamental, que por mostrar resultados positivos está malgastando recursos, en lugar de destinar esos dineros a los trabajos de desarrollo alternativo", afirmó Santander.
En respuesta a esas críticas, las autoridades del Ministerio de Gobierno (interior), responsable de la erradicación de cultivos de coca, aseguraron que se trata de acusaciones poco serias y sin fundamento.
Para cuidar que no se planten nuevos cultivos de coca, el gobierno tiene previsto instalar en el 2000 al menos tres cuarteles militares en el Chapare, con apoyo de Estados Unidos.
Los dirigentes campesinos anunciaron que resistirán la instalación de cuarteles en el trópico del departamento de Cochabamba y que tomarán medidas de presión para impedirlo.
El movimiento cocalero, activo en el pasado, ha dejado de tener presencia en las movilizaciones de protesta.
De hecho, realizó su última marcha sobre La Paz en 1995, y desde entonces no volvió a organizar ese tipo de movilizaciones, que eran su seña distintiva. (FIN/IPS/ac/mj/ip/99