El gobierno de Sudáfrica intenta controlar la exportación de armas para limpiar su reputación, pero sigue invirtiendo grandes sumas de dinero en defensa.
"Las contradicciones son espantosas", declaró el copresidente de la Coalición para las Alternativas de Defensa en Sudáfrica, Terry Crawford-Browne.
Crawford-Browne teme que una propuesta de ley del gobierno, que daría al Poder Ejecutivo un mayor control sobre la venta de armas, tenga por finalidad borrar el turbio pasado de Sudáfrica como comerciante de armas.
La Comisión de Derechos Humanos de la Commonwealth informó que "cuatro de los 10 destinatarios principales de la exportación de armas sudafricanas entre 1996 y 1998, que fueron Argelia, Colombia, Congo-Brazzaville e India, tuvieron algún tipo de conflicto en los últimos cinco años".
Sudáfrica es el único fabricante de armas importante del continente africano. La venta de armas aumentó desde 1994, debido al levantamiento de las sanciones impuestas contra el apartheid (régimen racista blanco), y al apoyo del gobierno elegido democráticamente.
Sudáfrica vendió armas por valor de 189 millones de dólares en 1997, y sus principales compradores fueron países de Africa y Asia.
El gobierno parece dispuesto a ser un vendedor de armas responsable, pero "los contratos aprobados (hasta ahora) sugieren que para las autoridades es más importante mantener empleos en la industria (armamentista) y otras consideraciones económicas, que el compromiso con los derechos humanos".
El presidente del Comité Nacional de Control de Armas Convencionales y ministro de Educación, Kader Asmal, presentó a fines de la semana pasada un informe sobre Industrias Relacionadas con el Armamento.
El objetivo del informe es darle al gobierno mayor control político sobre la industria armamentista del país. Asmal dijo en una conferencia de prensa que el sector es "vibrante, innovador, comprometido con la transformación de nuestro país, y su consigna es la integridad".
Las industrias de armas de Sudáfrica son viables, y parte del futuro bienestar económico del país.
Las compañías extranjeras de armamento se hicieron accionistas de la industria local, invirtieron más capital, y le dieron acceso al mercado internacional, explicó Asmal, quien agregó que el sector de la Defensa ya no será subsidiado por el Estado.
La conclusión de los estudios es que los beneficios de la exportación de armas sudafricanas son casi insignificantes, sobre todo cuando se incluyen los costos del subsidio, señala el informe de la Commonwealth.
Asmal insistió también en que la industria de Defensa no puede identificarse como un sector económico específico, ya que toda la economía del país está involucrada en la fabricación de equipos de defensa, y la industria es un actor importante para el desarrollo nacional.
Sudáfrica dejará de vender armas a los países que no respeten los certificados de usuario final, advirtió Asmal. El objetivo de dichos certificados es que otros gobiernos no adquieran armamento sudafricano para revender.
Esa iniciativa fue tomada para impedir que las armas sudafricanas terminen siendo utilizadas en los conflictos de Africa y en otras partes del mundo.
"Nos hemos comprometido con organizaciones no gubernamentales y agencias defensoras de los derechos humanos para garantizar la efectividad de los certificados", aseguró Asmal.
El informe propone organizar a los comités que supervisan la industria armamentista en un consejo de marketing que promueva la producción de armas.
Dicho consejo estaría compuesto por representantes de los departamentos de Relaciones Exteriores, Defensa e Industria y Comercio.
La industria armamentista surgió y creció debido al proyecto del gobierno de mejorar la economía.
La privatización de la fábrica de armas del gobierno, Denel, un grupo industrial evaluado en 489 millones de dólares, es una de las claves del proyecto del gobierno de abrir varias empresas estatales, que juntas valen unos 24.450 millones de dólares, a la inversión privada.
Sudáfrica acaba de firmar contratos por valor de 4.890 millones de dólares para comprar una flota aérea, barcos, y submarinos de fábricas de armamento europeas.
Además, un compromiso para generar 12.225 millones de dólares en exportaciones y ventas locales para la industria armamentista del país fue incluido en los acuerdos.
También se espera que las compañías internacionales inviertan otros 4.075 millones de dólares en otros sectores de la economía del país.
Crawford-Browne señaló que las compañías internacionales esperan que Sudáfrica venda sus productos si invierten en la industria nacional, y eso ejercerá presión sobre el gobierno para que sea menos exigente.
Sin embargo, el gobierno de Sudáfrica parece decidido a defender su imagen de vendedor de armas respetuoso de la ética. (FIN/IPS/tra-en/as/pm/ceb-mlm/ip/99