La divulgación de información desde las regiones en conflicto quedó muy comprometida desde que la OTAN bombardeó el canal de televisión estatal de Serbia, en abril, declaró hoy la Federación Internacional de Periodistas (FIP) de Bruselas.
"Entramos en un período en el cual, donde sea que haya conflictos, los periodistas y quienes trabajan con ellos se convirtieron en los primeros blancos de los estrategas políticos y militares", declaró el secretario general de la FIP, Aidan White, en una conferencia de prensa.
White presentó el informe anual de la FIP y el Instituto Internacional de la Prensa (IPI) a los medios de comunicación.
La FIP, la federación de periodismo más grande del mundo, y el IPI, una organización internacional que representa a editores y periodistas, informaron que 86 periodistas y empleados de los medios fueron muertos o asesinados en 1999.
El informe revela que 25 periodistas y empleados de los medios de comunicación murieron en la República Federal de Yugoslavia, de los cuales 16 fueron víctimas en abril del bombardeo de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) contra el edificio de la Radio y Televisión Serbia, en Belgrado.
Sin embargo, "la sistemática opresión que ejercía el gobierno de Slobodan Milosevic sobre los medios independientes" no disminuyó con la "decisión errónea y malvada de la OTAN de apuntar contra los medios" durante el bombardeo, aseguraron los autores del informe.
White sostuvo que el bombardeo "no terminó con el problema de la propaganda, ni tampoco con el de la presión del gobierno de Milosevic sobre los medios independientes".
Además, apenas se terminó el bombardeo de la OTAN en Belgrado, "nos sentimos muy disgustados al darnos cuenta de que, por primera vez en (los casi 50 años que lleva) el conflicto entre India y Pakistán por Cachemira, ambos países tomaron medidas contra los medios, sobre todo los extranjeros", señaló.
Cuando Rusia empezó el ataque contra Grozny, la capital de la república secesionista de Chechenia, "nos dimos cuenta de que también inició ataques directos contra las instalaciones de la radio y televisión chechenas", agregó White.
"Así que, lo que realmente nos preocupa es que 'sacar a los medios' se convierta en la primera orden en cualquier conflicto al cual nos acerquemos, y eso es muy peligroso", insistió.
El director del IPI, Johann P. Fritz, afirmó en la introducción al informe que "los periodistas están siendo masacrados ahora que la opinión pública necesita, más que nunca, acceder a información imparcial, como sucede en tiempos de guerra y de conflicto".
La mayoría de los periodistas que fueron muertos en 1999 "quedaron atrapados en olas de violencia" en los Balcanes, Colombia, Rusia, y Sierra Leona, mientras informaban sobre el desarrollo del conflicto de cada lugar. Pero varias muertes quedaron sin explicación.
"Esas muertes son la punta de un iceberg de ataques físicos, encarcelamientos y desapariciones que sufren los periodistas todos los años", según los autores del documento.
El estudio revela que 1999 fue el peor año de la historia en cuanto a ataques violentos y asesinato de periodistas, después de 1994, "el peor que se haya registrado", cuando hubo masacres en Argelia, Bosnia-Herzegovina y Ruanda.
"Hay demasiada impunidad respecto de la muerte de los periodistas. En general, nos parece que las investigaciones de los asesinatos a periodistas y empleados de los medios no son exhaustivas", declaró White.
"Los peligros que enfrentan los periodistas hoy son los peores de la historia, y todo indica que serán aún más graves en el futuro", advirtió.
"En muchos casos" de asesinato, "ni siquiera se inicia un interrogatorio que sirva para establecer satisfactoriamente" quiénes fueron los asesinos del periodista del caso, se lamentó White.
"El problema es que eso implica una voluntad política. Debemos buscar más consistencia en la Organización de las Naciones Unidas y presentar más exigencias ante los estados miembro para que respeten los derechos fundamentales por los cuales firmaron", sostuvo.
Además, White señaló que hay varias declaraciones internacionales y convenciones en materia de derechos humanos que protegen a los periodistas, y se puede reclamar a los Estados que las respeten.
"Desearíamos que instituciones políticas como la Unión Europea y sus estados miembro no comercien ni alienten la cooperación con países que no respetan esos derechos humanos", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/ns/bk/ak/ceb/mj/hd cr/99