El canciller del Vaticano, Jean Louis Tauran, llamó en la capital de Cuba a evitar desconfianzas y temores entre el Estado y la Iglesia Católica, al tiempo que consideró "inmenso" el ámbito de cooperación entre ambos.
Tauran tuvo a su cargo el martes la conferencia magistral de instalación de un Simposio organizado por la Iglesia Católica cubana que se extenderá hasta el viernes próximo.
El encuentro abarca unas 12 ponencias encaminadas a "descubir y reconocer" la aplicación en Cuba de la Exhortación apostólica "Ecclesia in América", que traza la estrategia del catolicismo en el continente para el nuevo milenio.
Entre los conferencistas figuran sacerdotes, católicos laicos y académicos marxistas, en un arco temático que abarca lo social, económico y político.
"Las relaciones entre el Estado y la Iglesia han sido concebidas y vividas de maneras diversas, en una dialéctica de tensión continua", dijo Tauran, quien consideró estos vínculos inevitables.
Ante un auditorio que incluyó a Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista de Cuba, el cardenal definió a la democracia como "pluralista por esencia".
Esto significa "pluralismo de opiniones individuales y de expresión política, separación de poderes, control del ejecutivo", añadió Tauran, en cuya opinión el Estado "no puede identificarse con ninguna ideología o religión, ni con una doctrina antirreligiosa".
"El Estado democrático que respeta todas las opiniones ha de extender su protección igualmente al conjunto de las religiones, dado que la libertad religiosa es un aspecto de la libertad de opinión", afirmó.
Al enumerar lo que pide la Iglesia a las autoridades de un Estado, Tauran mencionó algunas reivindicaciones que en el caso de la cubana se consideran pendientes de solución e incluyen el acceso a medios de comunicación y la existencia de centros de enseñanza religiosos.
"Esos son asuntos que hemos venido conversando con la Iglesia", dijo al respecto Diego, en un breve encuentro con periodistas luego de concluida la ceremonia de inauguración del seminario, iniciado con una oración que pidió "espíritu abierto" para una mejor comprensión.
Tauran estimó que desde un punto de vista de estrategia política, para los gobiernos será siempre provechoso mantener relaciones de colaboración con los responsables de las comunidades religiosas.
En su opinión, esta cooperación puede darse a través de contactos personales e instrumentos de cooperación jurídicamente idóneos, "pues es siempre positivo tener interlocutores autorizados y canales estables de diálogo para entenderse y evitar incomprensiones".
"Lo que es preciso evitar es que el Estado y la Iglesia desconfíen uno de otro o, peor aún, se tengan miedo", subrayó.
Aclaró que el Estado no debe pretender que las iglesias estén a su servicio, pero puede esperar su colaboración en todo aquello que favorezca objetivamente el bien común, sea objeto de consenso general y no vaya contra convicciones religiosas y morales.
"Obviamente, esto supone que los creyentes tengan plena libertad de pensar, de expresarse y de actuar, incluida la libertad de disentir", advirtió Tauran, quien este jueves tiene previsto entrevistarse con el presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón.
Diego afirmó que las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano marchan bien y descartó una intencionalidad específica hacia Cuba en las palabras de Tauran.
Por el contrario, muchos elementos planteados "coinciden con la posición" del Estado cubano en sus vínculos con las iglesias. "Nosotros tenemos un campo de trabajo con practicamente todas las instituciones religiosas, en la que se incluye la Iglesia Católica", dijo.
Además del catolicismo, el cuadro religioso cubano incluye más de 40 iglesias protestantes, expresiones de origen africano, espiritismo y otras corrientes y creencias aportadas por antiguas inmigraciones, como el judaismo y el vudú.
"Las iglesias aquí cuentan con un conjunto de facilidades para su acción pastoral, para su labor evangelizadora y creo que en ese sentido se ha avanzado mucho en los ultimos años", cosnsideró Diego.
Luego de la visita del papa Juan Pablo II en enero de 1998, el catolicismo cubano logró recuperar el feriado navideño y la celebración de misas al aire libre.
A partir del próximo 24 de diciembre, la Iglesia Católica tiene previsto un conjunto de actividades con motivo del nuevo milenio, algunas de las cuales requieren autorización oficial.
"Estamos en conversaciones con la Iglesia sobre todas aquellas cosas que ellos han solicitado para el jubileo", dijo Diego. (FIN/IPS/pg/ag/ip-cr/99