La escasez de vivienda figura entre los problemas sociales más graves que enfrenta Cuba, cuatro décadas después del triunfo de la Revolución.
Edificios despintados o semidestruidos, balcones a punto de caer, paredes y ventanas frágilmente apuntaladas piden, de otro lado, solución urgente al deterioro del fondo habitacional existente, especialmente en la capital.
De acuerdo con fuentes oficiales, alrededor del 49 por ciento del más de medio millón de inmuebles de La Habana, ciudad de 2,2 millones de habitantes, se encuentra en regular o mal estado y para 80.000 de ellos no hay salvación posible. Si no se aplican medidas urgentes podrían perderse unas 100.000 viviendas.
Los planes de construcción para el 2000 en todo el país prevén la terminación de 50.000 inmuebles, lo cual supone un aumento del 20 por ciento del estimado para este año.
En 1998, se construyeron 44.963 casas, 9.000 menos que en 1997 y unas 12.000 menos que en 1996, en una desaceleración atribuida a las restricciones propias de la recesión económica.
La gravedad del problema es admitida por las propias autoridades, que se proponen además dar prioridad a la reparación y mantenimiento de las casas en mal estado, en parte mediante el aumento de la venta de materiales al sector privado.
El programa oficial contempla conservar y rehabilitar a unos 240.000 inmuebles. Parte de la tarea será asumida por el Estado (145.000) y el resto por los propios ocupantes.
"Mi casa se está cayendo, así que si me venden materiales, para ahí van todos mis ahorritos", comentó Pedro Juan Molinet, un reparador de joyas de 28 años que trabaja por cuenta propia desde hace tres años.
Las autoridades esperan extender experiencias de participación popular en la construcción y reparación de viviendas, llevadas a cabo tanto en la capital como en el interior del país.
En ese sentido, el ministro de la Construcción, Juan Mario Junco, resaltó como ejemplo de lo que se puede hacer en el resto del país, un programa puesto en práctica en los últimos cuatro años en áreas rurales de Las Tunas, a 700 kilómetros de La Habana.
El plan se sustentó en el uso de recursos naturales de las localidades y en la incorporación de la población a los trabajos de edificación o reparación de sus viviendas, asesorados por profesionales de empresas estatales de la provincia.
Según autoridades provinciales, este año concluirá la construcción de 3.000 nuevas casas y la rehabilitación de otras 2.000, en tanto se continuará trabajando en 7.000 obras.
"La participación de la gente, de la familia es lo que da valor a este movimiento popular y rinde tales frutos", comentó un delegado de la Asamblea del Poder Popular de Las Tunas.
Fuentes del Ministerio de la Vivienda aseguraron que hace cuatro décadas sólo 13 por ciento de la población de las zonas rurales poseía viviendas en buen estado, proporción que en la actualidad alcanza a 49 por ciento.
Lo construido en los últimos 40 años en todo el país, de 11 millones de habitantes, ha alcanzado sólo para "pagar parte de la deuda" habitacional heredada de la administración pública anterior a 1959, año del triunfo de la Revolución encabezada por Fidel Castro.
El aumento de la emigración del interior del país a la capital en los años 90 agudizó el déficit habitacional en la principal ciudad de la isla.
Con la actual crisis económica, iniciada en 1990, se produjo un salto en el flujo migratorio hacia La Habana que, con más de 43.000 inmigrantes internos, reeditó situaciones anteriores a la década del 60.
Datos oficiales señalan que en la década del 50, el saldo migratorio a la capital cubana era de 20.000 a 25.000 personas anuales, mientras en 1959 se elevó a 43.000 personas.
En 1997, el gobierno impuso restricciones a la migración interna, para frenar especialmente el aumento de la población de la capital.
Así mismo, introdujo modificaciones a la Ley General de Vivienda, para permitir el arrendamiento o alquiler de habitaciones, tanto a ciudadanos nacionales como extranjeros.
Especialistas del gubernamental Instituto de Planificación Física aseguran que, para solucionar el problema de la vivienda en el primer cuarto del próximo siglo, Cuba tendría que construir unas 180.000 viviendas anuales. (FIN/IPS/pg/ag/dv/99