Un tribunal de Congo condenó a prisión a cuatro mercenarios europeos por conspirar para derrocar al jefe de Estado, Denis Sassou Nguesso, en marzo.
Claude Dominique Hermant, un electricista francés acusado de planear la conspiración, fue condenado a siete años de prisión. Lastric Bathold, un economista croata, a cinco años. Fabio Vanoti, agente de seguros italiano, y Richard Sarda, especialista en seguridad francés, recibieron condenas de dos años de cárcel.
Los cuatro, arrestados en marzo y condenados la semana pasada, fueron contratados para brindar seguridad al presidente Nguesso y entrenar a los agentes nacionales de su servicio de seguridad.
Hermant, Bathold, Vanoti y Sarda también fueron acusados de comprometer la seguridad nacional e intentar desestabilizar al gobierno.
Durante el juicio, Sarda afirmó que fueron contactados en Europa por Bernard Courcel, quien integró previamente el personal de seguridad del ex primer ministro francés Charles Pasqua, para viajar a Congo y brindar servicios de seguridad a Nguesso.
Courcel era un veterano integrante del destacamento de seguridad de Pasqua.
Antes de su viaje desde París a Brazzaville, Marti Cappiau, también francés, los contactó y ofreció desestabilizar al régimen gobernante de Congo.
Cappiau fue uno de los hombres de confianza del ex presidente congoleño Pascal Lissouba durante la guerra civil de 1997 en Congo.
"Era algo sucio y nos negamos", afirmó Sarda y agregó que a pesar de la confusión, la embajada de Congo en París les concedió sus visas sin complicaciones.
Sospechosos de tramar una conspiración contra el presidente y el gobierno, los cuatro fueron arrestados y detenidos en una prisión a cargo de la Dirección de Vigilancia Territorial (DST).
En junio escaparon de la prisión de la DST y buscaron refugio en la embajada francesa en Brazzaville. Sin embargo, fueron entregados nuevamente a las autoridades para ser sometidos a juicio.
"Nos mantenían encerrados en un calabozo de dos metros en condiciones horribles. Dormíamos sobre excremento y comíamos del piso. Fui torturado y un oficial de la DST amenazó con matarme si no confesaba las acciones de las que se me acusaba", dijo Sarda.
Sin embargo, el fiscal general, Gabriel Entcha Ebia, argumentó que los cuatro acusados estaban detenidos bajo condiciones excepcionalmente buenas porque se había dispuesto un presupuesto especial para eso.
Los abogados de los acusados exigieron que sus clientes fueran liberados y afirmaron que el Estado carecía de pruebas verosímiles de que hubieran estado de algún modo involucrados en una conspiración.
Según Jean-Phillippe Esseau, uno de los abogados, solicitar la apelación a la Corte Suprema, el máximo organismo judicial, sólo enlentecerá el proceso.
"La apelación no hará nada respecto del fallo emitido. Este es un caso político", dijo Esseau, que planea pedir clemencia a Nguesso.
El tribunal también condenó, en ausencia, al ex presidente Lissouba y su ministro de finanzas, Nguila Moungounga Kombo, a 20 años de prisión.
El coronel Da Costa, ex instructor de milicias cercano a Lissouba y Cappiau, que también fue hombre de confianza de Lissouba durante la guerra civil de 1997, recibió la misma condena.
Se exigirá a todos los condenados el pago simbólico de una indemnización de 0,001560 dólares al presidente y de una indemnización e intereses al gobierno de alrededor de 7.800 dólares cada uno. (FIN/IPS/tra-en/lm/nrn/sz/mn/at/aq/ip/9