La III Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que se celebra esta semana en Estados Unidos es vista por muchos como el "Woodstock de la globalización", aunque sin el ambiente de paz y amor que imperó en el famoso festival de música.
La conferencia, que comenzó el martes con violentas protestas de activistas contra la globalización, quizá se asemeje más a los terremotos que periódicamente hacen temblar a Seattle, la ciudad del estado de Washington donde se reúnen delegados de 135 gobiernos, porque aquí se manifiestan profundas fuerzas económicas y culturales que chocan entre sí.
Los activistas de la organización ambientalista Rainforest Action Network enviaron su mensaje colgando desde una grúa constructora dos grandes carteles: una flecha con la palabra "Democracia" apuntando hacia un lado, y otra con las siglas "OMC" apuntando hacia el otro.
Manifestantes disfrazados de tortugas marinas protestaron un fallo de la OMC que aseguran debilitará una ley estadounidense que protege a estos animales en peligro de extinción.
Las "Abuelitas Iracundas", una organización de mujeres activistas de los años 60, hicieron teatro callejero mientras un grupo de Wiccans, amantes de la magia y la naturaleza también conocidos como brujos, llegaron de San Francisco para "fortalecer la conexión del encuentro con la Tierra".
Incluso la última película de James Bond, "El Mundo no Basta", que exhibe el cine frente al Centro de Convenciones donde se reúnen los delegados gubernamentales, parece dirigir un comentario indirecto con su trama sobre oleoductos en el Cáucaso.
Las pasiones sísmicas sobre los aranceles pueden parecer raras, pero el comercio ha sido el único catalizador del enfrentamiento actual en Seattle.
La mayoría de los activistas no se oponen al comercio internacional, sino a su uso como arma contra las normas sociales, el desarrollo económico y la democracia en beneficio de los países ricos y las compañías trasnacionales.
También se sienten excluidos de las deliberaciones de la OMC, que no permiten que las organizaciones no gubernamentales (ONG) participen de las decisiones, como hacen otras instituciones multilaterales.
Aguijoneados por las amenazas contra normas que protegen el ambiente y los derechos de los trabajadores y los consumidores, entre 30.000 y 40.000 manifestantes inundaron esta ciudad portuaria en el noroeste de Estados Unidos para enfrentarse a los 5.000 delegados oficiales.
La fuerza de las ONG procede de las coaliciones internacionales que se armaron para derrotar al Acuerdo Mutilateral de Inversiones, que habría aumentado la protección a los inversores extranjeros.
También surge de las fuerzas que en Estados Unidos vencieron a la autoridad de "vía rápida" que pretendía el presidente Bill Cinton para negociar acuerdos comerciales con otros países.
En este país, donde los movimientos sociales tienen una historia de fragmentación, la OMC logró unir a grupos antagónicos del sector del trabajo, el ambiente y el consumo en marchas y foros conjuntos.
Por ejemplo, afiliados al Sindicato de Trabajadores del Acero y el ambientalista Sierra Club planean arrojar acero importado al puerto de Seattle, en recuerdo de la Fiesta del Té de 1788, cuando fundadores de este país arrojaron té a la bahía de Boston en protesta porque Gran Bretaña les imponía impuestos sin darles derecho al voto.
La Marcha del Siglo, realizada el martes, durante la inauguración de la conferencia ministerial, fue encabezada por el principal sindicato de Estados Unidos, AFL-CIO.
Oleadas de trabajadores de la construcción marchaban junto a titiriteros y estibadores retirados seguían a familias con carteles en los que se podía leer "¿Crecimiento infinito en un planeta finito? ¡Improbable!" y "¿Aldea Global? Saqueo mundial".
Sindicalistas y delegados del Partido Verde francés coreaban "Todos Juntos". Un pequeño agricultor de Georgia se unió a los manifestantes porque, como dijo, ya no puede conseguir el crédito que necesita para trabajar.
Campesinos mexicanos de Washington y Oregon, vestidos con trajes aztecas, dijeron que se afiliaron al Sindicato de Trabajadores Agrícolas para defender sus derechos de inmigrantes porque no pueden vivir de su trabajo en México desde que en 1994 se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), junto con Canadá y Estados Unidos.
Dirigentes sindicales pidieron a los ministros de Comercio presentes en Seattle que incorporen la protección del trabajo a las discusiones, y advirtieron que de no ser así se pondrá en movimiento "el comienzo del fin de la OMC".
Pero la AFL-CIO ha sido criticada por otros sindicatos por suavizar su oposición a la OMC para evitarle un mal momento al vicepresidente estadounidense Al Gore, a quien apoya para las elecciones presidenciales del próximo año. Gore defiende la liberalización del comercio y la OMC.
Al menos un grupo sindical de Seattle quizá se benefice con la conferencia ministerial. Una asociación de taxistas aprovechó la gran cantidad de visitantes para presionar a la ciudad y celebró una huelga de un día el martes, lo cual se sumó al caos reinante provocado por las protestas.
Activistas del movimiento Jubileo 2000, que exigen que para el próximo año se cancele la deuda de los países más pobres, formaron una cadena humana integrada por indígenas, maestros, agricultores coreanos y sindicalistas sudafricanos.
Pero no toda las actividades de las ONG se realizaron en la calle. El Foro Internacional sobre la Globalización organizó una conferencia durante el fin de semana con destacados opositores de la OMC que dio base intelectual a las manifestaciones que se harán hasta que concluya el encuentro este viernes.
La agricultura es uno de los temas más importantes en la conferencia ministerial que se celebra en el Centro de Convenciones.
Fuera de la sede oficial, está representada por el agricultor francés Jose Bove quien es conocido por quitarle el techo a un restaurante de comida rápida McDonald's que estaba en construcción en Francia en protesta por la estandarización de la cultura.
Esta semana, Bove entregó cientos de kilos de queso roquefort frente a un McDonald's céntrico de Seattle para dramatizar las sanciones comerciales que impuso la OMC a los productos europeos en respuesta a la prohibición de la Unión Europea a la importación de carne tratada con hormonas. (FIN/IPS/tra-en/aa-pc-dk/mk/aq/if/99