COMERCIO: El Sur prueba la zanahoria y el garrote en Seattle

Los ministros de Comercio del Sur en desarrollo reunidos en esta ciudad probaron la política de "la zanahoria y el garrote" cuando el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, procuró convencerlos de realizar una nueva ronda de negociaciones en el marco de la OMC.

Varios delegados de la conferencia ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio), que comenzó el martes y terminará este viernes en Seattle, almorzaron el miércoles con Clinton y éste les pidió que culminaran las reuniones con un acuerdo sobre "un nuevo tipo de ronda comercial sobre empleo, desarrollo y prosperidad compartida".

El presidente expresó su respaldo a los planes de eliminar los aranceles aduaneros para todas las exportaciones de los países menos desarrollados, una concesión procurada por largo tiempo que involucra apenas 0,5 por ciento de las exportaciones mundiales.

Así mismo, prometió aliviar el control estadounidense sobre las patentes de productos médicos para favorecer la disponibilidad de fármacos "necesitados con desesperación" en países en desarrollo que enfrentan grandes crisis de salud.

Clinton también procuró aliviar el temor de las naciones del Sur sobre las motivaciones de Washington para impulsar cuestiones laborales y ambientales.

Sin embargo, el mandatario rechazó los pedidos de revisión de los actuales acuerdos comerciales, así como la afirmación de que Estados Unidos protege sus propias industrias mientras fuerza la apertura de mercados extranjeros.

Además, Clinton evitó responder a preguntas espinosas sobre nuevos temas como biotecnología, explotación forestal y patentes genéticas de cultivos, decisivos para la supervivencia de los pequeños agricultores.

Estas omisiones resultaron evidentes, según críticos, porque los delegados del Sur habían comenzado a quejarse de intimidación por parte de los negociadores estadounidenses para que apoyaran una expansión del ámbito de la OMC.

Fuentes oficiales y no gubernamentales cercanas a delegados clave de Africa denunciaron el miércoles que funcionarios de Estados Unidos amenazaron con represalias económicas, incluso la reducción de la ayuda para el desarrollo, a aquellos países que bloqueen negociaciones sobre nuevos temas.

No fue posible entrevistar a funcionarios de Washington en la noche del miércoles, pero un destacado observador occidental sugirió que los delegados del Sur confunden la firmeza de Estados Unidos con coacción.

No obstante, trascendió que funcionarios de Kenia opuestos al patentado de plantas y a la ingeniería genética fueron advertidos de que su posición podría afectar adversamente sus relaciones con Washington.

"La OMC es dirigida por y para países industrializados y grandes empresas", declaró Ritchie Jones, jefe de una delegación internacional sobre derechos alimentarios patrocinada por la organización humanitaria británica Action Aid.

"Ahora, mientras los países pobres luchan por sobrevivir ante esas fuerzas poderosas, Estados Unidos esgrime una pequeña zanahoria en una mano y un gran garrote en la otra", agregó.

Algunos delegados de países de medianos ingresos criticaron en privado a los países menos desarrollados por haber abdicado en temas claves a cambio de casi nada, es decir la promesa del arancel cero, que implica poco sacrificio de parte del Norte industrial.

Los negociadores de países ricos también se enfrentaron con sus homólogos del Sur sobre la redacción de normas comerciales que exigirían a las naciones pobres mejorar los salarios y las condiciones de trabajo en sus industrias de exportación.

Delegados del Sur arguyeron que aquellos países incapaces de aumentar sus salarios serían pasibles de sanciones, mientras aquellos que cumplan con las nuevas normas serían despojados de un elemento clave de competitividad, la mano de obra barata.

Clinton, por su parte, replicó a los ministros que no desea "que Estados Unidos ni ningún otro país, ahora o en el futuro, pueda utilizar las normas laborales como escudo para el proteccionismo".

Diplomáticos del Sur permanecieron escépticos, y con razón, según Rubens Ricupero, secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

"En el mundo real del comercio, donde los negociadores son gente muy dura, aún las mejores ideas han sido distorsionadas", señaló, y citó como ejemplo los abusos de las normas sobre competencia desleal en perjuicio de las naciones en desarrollo.

Ricupero exhortó a un "diálogo racional" para construir una confianza mutua entre las partes opuestas.

Clinton también se ganó críticas por exhortar a los ministros a "colocar los temas ambientales en el centro de nuestras preocupaciones comerciales" mientras los negociadores estadounidenses impulsaban la eliminación de aranceles sobre productos forestales.

Tal eliminación incrementaría la desforestación en lugares clave ricos en biodiversidad como Indonesia y Malasia, advirtieron ambientalistas.

Estados Unidos es un gran exportador de productos forestales originados en su propio suelo y también de concesiones en el exterior.

Al impulsar la desgravación, Washington "escucha más a la industria maderera que a la comunidad ambientalista", se quejó Andrea Durbin, director de programas internacionales de Amigos de la Tierra.

Mientras Clinton hablaba a los delegados, fuerzas de seguridad detenían en la calle a unas 250 personas durante el segundo día de manifestaciones contra la expansión de la OMC, y el centro de Seattle permanecía en estado de "emergencia civil".

El término "barrera no arancelaria" adquirió un nuevo significado cuando las autoridades municipales prohibieron la posesión y el uso de máscaras antigases, que de otro modo los manifestantes habrían podido usar para impedir que los gases lacrimógenos arrojados por la policía llegaran a sus pulmones. (FIN/IPS/tra-en/aa/mlm/if-dv/99

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