El abuso de los mecanismos antidumping, practicado especialmente por Estados Unidos, constituye una forma de proteccionismo que debe ser revisada en futuras negociaciones, según el gobierno y empresas de Brasil.
El fracaso de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), la semana pasada en Seattle, Estados Unidos, frustró la pretensión brasileña de reclamar una "revisión profunda" de la cuestión.
Las reglas de la OMC, tal como se están aplicando para contener exportaciones a un precio supuestamente inferior al costo de producción, se convirtieron en "un proteccionismo disfrazado", sostuvo el canciller de Brasil, Luiz Felipe Lampreia.
Japón y la Unión Europea también proponían modificaciones en el rubro sobre dumping (competencia desleal) de la OMC, ante lo que consideran abusos estadounidenses, en defensa de sus industrias obsoletas, como las siderúrgicas.
La propuesta europea, por ejemplo, establece que un país debe esperar por lo menos un año antes de iniciar una nueva investigación contra un mismo exportador de determinado producto. Sin plazos en las normas actuales, los procesos proliferan y sirven como traba permanente a importaciones más competitivas.
Una acción antidumping es un arma viciosa, según los empresarios, porque afectan las exportaciones desde el momento en que se piden las investigaciones, aunque las acusaciones sean infundadas. Los importadores suspenden la compra de productos bajo sospecha, por temor a posibles gravámenes futuros.
Las decenas de acciones contra las empresas siderúrgicas brasileñas por parte de Estados Unidos, y también de Argentina, tienen además un efecto selectivo. Sus blancos son los productos acabados, de mayor valor agregado.
Por eso las exportaciones brasileñas de acero laminado, que representaban 57 por ciento del total en 1993, cayeron a 34 por ciento este año, lamentó Antonio José Polanczyk, presidente del Instituto Brasileño de Siderurgia (IBS).
Los ingresos del sector, obtenidos en el mercado externo, se limitarán a 2.400 millones de dólares este año, con una reducción de 14,3 por ciento en relación al año pasado, estimó Polanczyk. Las barreras comerciales contribuyen a ese declive, junto con la caída de precios y la devaluación de la moneda brasileña.
Las medidas antidumping forman parte de un conjunto de numerosas restricciones impuestas por Estados Unidos contra los productos más competitivos de Brasil, como jugo de naranja, azúcar, etanol y calzado, además del acero.
Las pérdidas brasileñas explican en gran parte la inversión en la balanza comercial entre los dos países. Hasta 1993, Brasil obtenía un superávit que se transformó en déficit de 4.430 millones de dólares en 1997.
Derechos antidumping, que varían de 19,4 a 104,7 por ciento, se aplicaron a productos siderúrgicos brasileños de alto valor agregado, como barras de acero inoxidable y tubos sin costura, desde 1993, según la Confederación Nacional de la Industria.
Las acusaciones no tienen fundamento y se basan en criterios equivocados, según el gobierno brasileño. Estados Unidos considera subsidio, por ejemplo, el aporte anterior de capital estatal en las empresas siderúrgicas, todas privatizadas hace más de tres años.
Para neutralizar la avalancha de procesos, el gobierno y las empresas brasileñas negociaron acuerdos de limitación de las exportaciones. En relación a bobinas de acero carbono se fijó una cuota anual máxima de 295.000 toneladas hasta 2004, con precio mínimo de 327 dólares la tonelada en el desembarque.
Acuerdo similar se logró esta semana con Argentina, para aceros laminados a caliente de las tres mayores empresas siderúrgicas brasileñas. El objetivo era eliminar un gravamen provisional de 410 dólares por tonelada, vigente desde abril.
Para eso la Compañia Siderúrgica Nacional, Cosipa y Usiminas aceptaron cuotas de exportación crecientes, de 38.000 a 39.000 toneladas, y precios mínimos de 325 a 365 la tonelada en los próximos cinco años.
Los acuerdos imponen una renuncia y no eliminan nuevas amenazas, como las que pesan sobre el laminado en frío en Argentina, bajo investigación por supuesto dumping.
Ante las barreras contra bienes de mayor valor, Brasil amplió sus exportaciones de semiacabados, de menor valor unitario, en 15,6 por ciento este año, lo que no impidió pérdidas en ingresos, observó Polanczyk.
Brasil, que por muchas décadas protegió su mercado con elevados aranceles o la prohibición de importación de miles de productos, tiene escasa experiencia en relación a acciones antidumping, reconoce la cancillería.
Pero también comienza a emplearlas, mientras reclama una revisión del mecanismo en la OMC. Inició procesos contra la leche en polvo de varios países y tubos de acero inoxidable de Corea del Sur y Taiwán. (FIN/IPS/mo/ag/if/99