La capital de Venezuela se aproxima al siglo XXI con problemas urbanísticos y sociales que reflejan una ciudad asediada por el caos, pero en medio de este escenario también afloran afectos inexplicables hacia el entorno urbano.
Un proyecto auspiciado por museos y fundaciones acaba de rescatar visiones muy particulares sobre lo que significa vivir en una ciudad de América Latina en estos tiempos, y el resultado fue un libro titulado "Caracas en 20 afectos".
"No es una ciudad armónica, es una ciudad caótica, pero tenemos la obligación de mirarnos en ella", advirtió el sociólogo Tulio Hernández, compilador de 20 textos que miran a la capital venezolana desde diversos frentes, pero siempre con afecto.
Son afectos "que padecemos o gozamos", planteó Hernández, para quien "no es fácil amar a Caracas, tampoco es fácil odiarla".
La urbe extendida al pié de un estrecho valle y adornada con una hermosa cordillera verde llamada "El Avila", tiene un tráfico automotor conocido mundialmente por su densidad, es ejemplo de crecimiento desorganizado y ni siquiera posee una unidad administrativa.
La aparición del libro sobre los afectos que inspira la ciudad, coincidió con un intenso debate en la Asamblea Constituyente de este país para crear un "distrito capital" que al fin permitiría generar una unidad de gobierno para Caracas.
La capital está dividida en dos territorios federales distintos, lo cual atenta contra la aplicación de estrategias que abarquen a toda la zona metropolitana.
Además, sufre de una grave inseguridad pública, que la convierte en escenario de 40 por ciento de los delitos que ocurren en el país, que solo entre enero y agosto registró 3.479 homicidios y 430.000 robos.
Una de cada 1.740 personas fue asesinada y una de cada 61 fue víctima de robo o hurto en el Distrito Federal, una de las dos entidades administrativas en que se divide Caracas, según estadísticas de la policía divulgadas por la prensa local.
Más allá de la delincuencia, la ciudad tiene severos problemas de economía informal y de marginalidad, con barrios precarios que tejen un cinturón de miseria. Organizaciones sociales aseguran que 80 por ciento de la población venezolana es pobre.
"Caracas es una ciudad tremendamente difícil" comentó el geógrafo urbanista Jordi Borja, quien señaló que las autoridades dejaron "que la ciudad creciera como hongos en el bosque y de un modo excesivamente rápido".
De visita a la capital venezolana, Borja comentó que según estimaciones 50 por ciento de la población venezolana habita en viviendas marginales, "de lo que deducimos que la mitad de la ciudad es ilegal y ha surgido sin control ni normativas".
Pero el libro compilado por Hernández demuestra que cuando se trata de ciudades, los afectos superan la realidad.
"Caracas es una maravillosa equivocación española, y quien sabe si el centro de su enigma es esa imposibilidad que tenemos los habitantes de conocerla", afirmó el fallecido dramaturgo José Ignacio Cabrujas, en un texto incluido en el libro.
"Algo me ata a lo que esta ciudad significa", confesó el dramaturgo. Más allá de esa sensación, detectó que en realidad "no hay orgullo caraqueño, no hay un momento de deslumbramiento del habitante de la ciudad, por la ciudad en que vive".
Las contradicciones son el tema del texto del periodista Boris Muñoz, quien afirmó que, "si tuviera que retratar mi ciudad en pocas palabras, diría que Caracas es el matrimonio del cielo y el infierno".
"Una imagen a todo color, destaca en primer plano a El Avila, la descomunal montaña que rodea al valle donde fue fundada la ciudad". Luego otra, en blanco y negro, "muestra a la megalópolis apocalíptica en pleno delito de existencia".
El escritor Adriano González León, por su parte, planteó que "al margen de todos los deseos, la opción es la ciudad fabulada", y aseguró que "quisiéramos quedarnos con la real, pero, ya ven, ni tiene rostro ni tiene compostura". (FIN/IPS/lc/dm/pr cr/99