La campaña para elegir el nuevo alcalde de La Paz, sede del gobierno de Bolivia, tuvo como característica inusual que los principales candidatos coincidieron en proponer otorgar el poder a los vecinos, a través de la administración autogestionaria de los recursos.
Con variaciones de nombres o detalles de los planteos, las promesas políticas para las elecciones municipales realizadas el domingo se apoyaron en la Ley de Participación Popular, en vigor desde 1994.
Esta norma estipula el desarrollo de los municipios con la entrega de recursos económicos según el número de habitantes, quienes además fiscalizan su utilización desde las organizaciones sociales.
"Los candidatos se comprometieron con este sistema, al menos en el discurso, y la participación popular adquirió carta de ciudadanía plena siendo ya propiedad de todos y no de un gobierno ni de un partido político", afirmó Carlos Molina, uno de los creadores del modelo boliviano de descentralización municipal.
Molina precisó que los aspirantes a gobernar los municipios de Bolivia prometieron profundizar la presencia de los vecinos en la administración, la designación de subalcaldes, la fiscalización de obras públicas, la desconcentración de recursos y la responsabilidad conjunta en la gestión municipal.
Sin embargo, algunos candidatos a la alcaldía de La Paz no ofrecieron el modelo por convicción, aseguró Molina, que en la actualidad es asesor en siete países de América Latina del modelo de descentralización administrativa que creó y ejecutó en Bolivia.
Pero que al menos la posibilidad de exigirles su cumplimiento es un avance frente a posiciones retrógradas de un par de años atrás, agregó.
Más allá de cualquier sospecha de demagogia electoral, la lógica de "todo el poder a los vecinos" tiene su fundamento en la exitosa experiencia de participación popular en ciudades y poblaciones pequeñas del interior del país y de comunidades indígenas del área rural.
En el caso de La Paz, la idea de otorgar poder real a los habitantes fue la oferta común entre los cuatro principales candidatos a la alcaldía en las elecciones que se realizaron el domingo y de la que aún no se conocen los resultados finales oficiales.
En estos comicios se eligieron únicamente los nombres de las once personas que integrarán el Concejo Municipal, el que, a su vez, designará el alcalde.
La coincidencia en las propuestas de participación asegura a La Paz, más allá de quien sea finalmente el ganador, un gobierno municipal que dará a sus habitantes más poder a través de sus organizaciones naturales.
En ese abanico de postulantes a la alcaldía figura, por ejemplo, Juan del Granado, del opositor Movimiento sin Miedo, quien proclamó descentralizar las subalcaldías entregando al ciudadano mayor protagonismo en la adopción de las decisiones y la autogestión barrial.
Del Granado, quien se hace llamar "Juan sin Miedo" por su tenaz lucha contra la corrupción, planteó revalorizar la autonomía municipal, reforzar la vigencia de los derechos de las juntas vecinales, comités de vigilancia y organizaciones territoriales de base.
Por su parte, Guido Capra, candidato a alcalde por el opositor Movimiento Nacionalista Revolucionario, del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997), propuso asignar de manera directa y automática recursos económicos a los vecinos a través de las subalcaldías de la ciudad.
El planteo de Capra consiste en permitir que sean los vecinos quienes decidan las obras que requieren en sus barrios y luego ejecutarlas con el financiamiento de un fondo especial proveniente de la recaudación de impuestos.
Jorge Torres, postulado por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989- 1993), también promete desconcentrar el manejo administrativo de la alcaldía, delegar competencias y funciones a las subalcaldías designadas por las juntas de vecinos.
Ronald MacLean, de Acción Democrática Nacionalista liderada por el presidente Hugo Banzer, propone el denominado "Poder Vecinal", impulsó la asignación de recursos a cada distrito según el número de habitantes y sin intermediación política, para que los propios vecinos ejecuten las obras para su barrio.
MacLean sostiene que el "Poder Vecinal" es un nuevo sistema para promover el encuentro entre sociedad civil y municipio, lo cual genera el desarrollo de las ciudades. Por eso plantea hacer una descentralización efectiva en la que la participación ciudadana trascienda el efímero acto de la consulta electoral.
Las propuestas por entregar mayor poder de decisión y fiscalización a los vecinos seduce a los analistas y expertos en temas municipales y consideran que con esas ideas La Paz tiene todas las condiciones para revolucionar su sistema de administración municipal.
"El hecho de transferir a los vecinos el poder de decidir en qué gastar su dinero, en base a sus necesidades, es muy innovador y, desde el punto de vista económico, es viable", opinó Alfonso García, consultor independiente que trabaja en un proyecto municipal de la Agencia Suiza de Cooperación para el Desarrollo. (FIN/IPS/ac/dm/pr ip/99