El gobierno de China convirtió en una de sus prioridades el reempleo de los funcionarios despedidos de empresas públicas, consciente de que en este caso el sistema de seguridad no es más que una pequeña solución para un gran problema.
Cuando cientos de miles de chinos comenzaron a ser despedidos de empresas del Estado a comienzos de esta década, el gobierno organizó un sistema de seguridad social para los nuevos desocupados, pero pronto descubrió que el problema era mucho mayor que la solución.
El desempleo sorprendió a China de manera repentina y con dureza, cuando todos pensaban que tendrían trabajo de por vida. Después de todo, los chinos nunca habían tenido que buscarse empleo, porque el Estado se los asignaba de acuerdo a sus aptitudes, preparación y "corrección política".
Sin embargo, a medida que las empresas públicas trataron de ser más competitivas en la emergente economía de mercado, el número de "xia gang" o trabajadores despedidos creció.
En realidad, el desempleo fue el mayor problema social de China en 1999, y lo seguirá siendo en el 2000, según un nuevo informe de la Academia China de Ciencias Sociales.
Sólo en la primera mitad de 1999, unos 7,4 millones de chinos fueron despedidos de empresas del Estado, y apenas dos millones de ellos encontraron nuevo empleo.
La seguridad social de los departamentos de asuntos civiles tradicionalmente se encargó de los discapacitados y de los ancianos solos sin ingresos regulares. En cambio, el bienestar de los desempleados y aquellos con dificultades financieras estaba en manos de unidades de trabajo.
Pero con la profundización de la reestructuración económica a comienzos de los años 90, muchas empresas públicas se volvieron incapaces de hacer frente al pago de los sueldos, mucho menos de cumplir con sus enormes obligaciones sociales.
En consecuencia, millones de chinos quedaron librados a su propia suerte o dependientes de una pequeña ayuda social.
En la primera mitad de 1999, el Estado recaudó 1.060 millones de dólares para ayudar económicamente a los trabajadores despedidos.
Al mismo tiempo, sin embargo, las autoridades han exhortado a las personas a concurrir a "centros de servicio para el reempleo", establecidos en todo el país en 1998, junto con otras agencias de trabajo.
Los centros ofrecen recapacitación profesional y también subsidios de desempleo superiores a los seguros normales (un promedio de 20 dólares por mes).
Aquellos que permanecen desempleados no sólo no pueden contribuir al producto interno bruto, sino que tampoco pueden ser consumidores reales del mercado debido a sus ingresos "de supervivencia", razonan las autoridades.
Algunos gobiernos municipales incluso se fijaron objetivos de reempleo. El gobierno de Beijing, por ejemplo, aspira a que 60 por ciento de los destituidos por empresas públicas estén trabajando el año próximo.
Hasta la fecha, 26.000 de los 86.900 trabajadores despedidos registrados en los servicios de reempleo de la capital encontraron nuevo trabajo y ya no dependen de la seguridad social.
Los subdistritos de la capital están obligados a ofrecer trabajo a hombres mayores de 40 años y mujeres mayores de 35 que hayan perdido sus empleos y tengan dificultades para encontrar nuevos, de acuerdo con una iniciativa gubernamental.
Muchos de los cargos ofrecidos son de limpiadores o guardianes de seguridad pública, que antes eran evitados por los residentes de Beijing y a menudo terminaban en manos de trabajadores inmigrantes. Actualmente, en cambio, muchos residentes de la capital aceptan estos empleos sin dudarlo.
Este programa de "creación de empleos" se basa en un acuerdo entre gobiernos locales, agencias de seguros de desempleo y subdistritos, por el cual cada parte financia un tercio de la paga anual de cada trabajador reempleado, que asciende en promedio a unos 1.690 dólares.
A muchos trabajadores acostumbrados al estilo de las empresas públicas les cuesta adaptarse a sus nuevas ocupaciones, pero muchos están contentos con el cambio, como Dong Qiaoyun, de 37 años, que en 1998 fue despedida de una planta de montaje electrónico de Wuhan, capital de la provincia central de Hubei.
Al principio le costó transformarse en una empleada doméstica en la ciudad, el único empleo que pudo encontrar, pero ahora dice que no volvería a su antiguo y aburrido trabajo y está contenta haciendo limpiezas, cocina y compras para tres familias, a cambio de 60 dólares por mes.
Mientras tanto, aquellos que continúan desocupados cuentan con el seguro de desempleo, por ahora.
Según las nuevas normas de los centros de reempleo, aquellos trabajadores registrados que continúen sin empleo luego de tres años serán eliminados automáticamente de su lista y perderán sus subsidios. (FIN/IPS/tra-en/cf/ccb/js/mlm/if/99