El Banco Mundial otorgó esta semana a México un préstamo por 1.111 millones de dólares destinados a apuntalar la economía en el 2000, ante temores de una crisis al fin de la presidencia de Ernesto Zedillo.
La entidad multilateral de crédito anunció en Washington la autorización de 606 millones de dólares para apoyar proyectos del gobierno mexicano en materia de educación y salud.
Los restantes 505 millones de dólares se destinarán para capitalizar al Instituto de Protección al Ahorro Bancario, responsable de un polémico y costoso programa de rescate del debilitado sistema financiero nacional.
Con este monto, se pretende impulsar la creación de empleos, mediante la reanudación del financiamiento bancario a pequeñas y medianas empresas prácticamente inexistente en estos momentos.
Zedillo se mantiene firme en su objetivo de blindar la economía mexicana, después de sortear la más aguda crisis de las últimas cinco décadas, desatada apenas tres semanas después de haber asumido la presidencia en diciembre de 1994.
Como ningún jefe de gobierno en la historia moderna del país, Zedillo se esfuerza en demostrar a quienes afirman lo contrario que su gestión no será sellada por la turbulencia financiera, como ocurrió con sus cuatro antecesores
El gobierno dio en junio el paso decisivo en ese sentido al contratar préstamos y líneas de crédito por 23.700 millones de dólares, otorgados por el propio Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los socios mexicanos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
La Secretaría (ministerio) de Hacienda explicó entonces que esa gran oferta de crédito restaría presiones al pago de la deuda externa e inyectaría confianza dentro del país y en el extranjero.
El grupo financiero mexicano Banamex-Accival informó este mes que el total de las obligaciones de deuda externa, interna y rescate bancario representa 42 por ciento del producto interno bruto (PIB), que asciende a unos 420.000 millones de dólares.
Ese porcentaje es superior al promedio de 39 por cienro del PIB registrado en países latinoamericanos, detalló la firma.
Un análisis de Banamex-Accival destacó que las obligaciones totales del gobierno por ese concepto son similares a las que el país enfrentó en 1990, cuando el ex presidente Carlos Salinas anunció la reestructuración "definitiva" de la deuda externa.
Con reservas internacionales por 30.652 millones de dólares, un crecimiento de 4,6 por ciento del PIB en el tercer trimestre del año y la bolsa mexicana en máximos históricos, el camino hacia las cruciales elecciones presidenciales del 2000 parecería allanado.
Sin embargo, analistas insisten en el pasado conocido de crisis recurrentes, a contrapelo de la política de endeudamiento con la que el gobierno pretende garantizar la estabilidad de la economía durante el periodo de cambio de administración.
Unos 40 millones de mexicanos serán convocados a participar el 2 de julio próximo en los comicios presidenciales más disputados en 70 años, periodo en el que ha gobernado sin interrupciones el Partido Revolucionario Institucional.
El programa de fortalecimiento financiero 1999-2000, como se denominó el paquete de créditos que supuso un blindaje de la economía, servirá para enfrentar los efectos de una contingencia, sostuvo el analista David Márquez.
No obstante, "lo sensato es conjurar las posibles causas" de la emergencia, mediante la reversión del proceso de sobrevaluación del peso (hoy cada dólar equivale a 9,50 pesos) o neutralizando las corridas especulativas, advirtió el experto.
Márquez recomendó además desalentar la fuga de capitales por la vía impositiva. La Reserva Federal de Estados Unidos reveló que, entre 1994 y 1998, empresas y particulares sacaron de México recursos por 4.100 millones de dólares que depositaron en bancos de ese país.
Según esa fuente, el constante envío de fondos alcanzó a fines del año pasado 38.100 millones de dólares, que convirtieron a México en el país latinoamericano con los depósitos bancarios más cuantiosos en Estados Unidos, seguido de Venezuela y Argentina.
Márquez destacó que sin medidas de fondo, "todo blindaje será irrelevante ante la embestida sexenal (de fin del sexenio) y el país acabará en una nueva crisis y más endeudado".
El director de análisis macroeconómico de la firma Ciemex-Wefa, Alfredo Coutiño, estimó que los riesgos de una crisis persisten si se descuida el equilibrio externo, así como por la sobrevaluación de la moneda, que estimó en 22 por ciento.
El cambio de gobierno plantea entre sus escenarios una brusca corrección en la cotización del peso mexicano ante el dólar, consideró el experto, para quien existen "riesgos evidentes" de que se desatará una crisis de fin de sexenio.
En un estudio difundio días atrás en Washington, el propio Banco Mundial atribuyó a la "apreciación del peso" y a la política agraria del gobierno el incremento de la pobreza en el país.
El organismo financiero apuntó que el número de pobres en México casi se duplicó durante las últimas dos décadas, al pasar de 21,3 millones en 1977 a 41,7 millones en 1996. La cifra era de 30,7 millones de personas en situación de pobreza en 1994.
"La crisis financiera que golpeó a México a finales de 1994 tuvo considerables reprcusiones sobre el crecimiento de la pobreza en México", señaló el informe titulado "Las perspectivas económicas mundiales y los países en desarrollo 2000". (FIN/IPS/pf/mj/if/99