La XVII Cumbre del Mercosur, la última del siglo, resolvió esta semana en la capital de Uruguay el "relanzamiento" del bloque, sobre la base de la coordinación de políticas macroeconómicas y el fortalecimiento de su institucionalidad.
Los presidentes descartaron, por el momento, la inclusión en el previsto relanzamiento de órganos supranacionales permanentes. El Mercosur (Mercado Común del Sur) fue fundado en 1991 y desde 1995 opera como unión aduanera imperfecta.
Los mandatarios no pudieron, sin embargo, lograr consenso sobre el régimen común del sector automovilístico para el periodo 2000- 2003, pero dijeron confiar en que lo alcanzarán antes del 31 de este mes, el plazo fijado originalmente.
Carlos Menem, de Argentina, Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Luis González Macchi, de Paraguay, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay, junto con Eduardo Frei, de Chile, y el canciller boliviano Javier Murillo, afirmaron el miércoles que se harán oir con una sola voz en foros multilaterales, en especial los comerciales.
Cardoso sostuvo que los aspectos del relanzamiento del Mercosur relacionados con la coordinación macroeconómica constituyen "un paso" hacia la creación de una moneda común.
Mientras, los ministros de Economía de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay avanzaron hacia la ampliación del Mercosur, al invitar a Bolivia y Chile, países asociados al bloque, a los órganos de discusión sobre coordinación macroeconómica.
Se trata de dos grupos de trabajo, el primero integrado por técnicos y referido al seguimiento de los flujos comerciales intra y extrazona, y el segundo, conformado por viceministros y a cargo de la elaboración de propuestas de coordinación macroeconómica.
"Antes, la mesa era cuadrada. Hoy, se parece más a un diamante, y para que los diamantes tengan más valor se debe pulirlos", dijo a IPS el ministro de Industria de Uruguay, Julio Herrera.
El presidente uruguayo Sanguinetti advirtió que la creación de órganos supranacionales cuyas decisiones sean vinculantes para todos los países "dificultaría el proceso de institucionalización" del Mercosur.
El camino debe ser el de la coordinación entre los miembros, porque las instituciones supranacionales son "una amenaza de burocratización del proceso" y una incitación al debate sobre la soberanía de los países, dijo Sanguinetti.
En la declaración final de la cumbre, los presidentes se pronunciaron por "consolidar y profundizar" el Mercosur y "proseguir con el diálogo político" entablado "para hacer frente a los desafíos que plantea la actual coyuntura internacional".
La declaración manifiesta también la necesidad de avanzar en la coordinación de las políticas macroeconómicas, con el equilibrio fiscal como una de las metas, para consolidar la unión aduanera.
El Foro Consultivo Económico y Social del Mercosur, que nuclea a empresarios, trabajadores y la sociedad civil, se pronunció en el mismo sentido tras su primera reunión con el Grupo Mercado Común, integrado por los ministros de Economía y los cancilleres.
El Foro propuso "priorizar los acuerdos en política monetaria y fiscal que permitan evitar las asimetrías" y "crear mecanismos que permitan superar las consecuencias de las crisis".
"Los niveles de intercambio comercial e integración alcanzados no deben ser afectados por decisiones unilaterales de los gobiernos", agregaron los miembros del Foro, en alusión a la devaluación dispuesta por Brasil en enero.
La caída del real, que continuó a lo largo del año, provocó una drástica reducción de las exportaciones de los restantes países a Brasil, el socio mayor del Mercosur, así como una importante pérdida de competitivdad comercial.
Cardoso sostuvo que el principal problema del Mercosur es "coyunturalmente" la crisis financiera internacional, y consideró que los demás problemas son "menores" y referidos a "sectores de la economía".
El principal de esos "problemas menores", la determinación de una política común para la industria automovilística, quedará solucionado antes de fin de año, pronosticaron los presidentes.
Los sectores azucarero y automovilístico son los únicos que permanecen exceptuados de la unión aduanera del Mercosur.
Las negociaciones formales sobre el régimen automotor se reanudarán a fines de la semana próxima o principios de la siguiente en Buenos Aires o Sao Paulo, informaron fuentes del gobierno uruguayo a IPS.
Este sector es una de las bases del comercio entre los cuatro países, ya que representa 30 por ciento del intercambio total, que a fines de este año se ubicará en unos 22.000 millones de dólares.
Argentina y Brasil acordaron en principio imponer un arancel común de 35 por ciento a la importación de automóviles fabricados fuera del área del Mercosur, pero discrepan en cuanto a la proporción de componentes de origen nacional en el producto final.
Por su parte, Paraguay y Uruguay se oponen a elevar el arancel externo común del sector de 23 a 35 por ciento.
Los socios mayores del Mercosur acordaron elevar el arancel externo común de Argentina a los niveles brasileños.
Las empresas automovilísticas conforman el tercer sector exportador de Uruguay, donde están radicadas las francesas Citroen, Peugeot y Renault. Paraguay, mientras tanto, tiene un parque industrial reducido.
El negociador brasileño José Botafogo Gonçalvez atribuyó la postergación del acuerdo a que se entendió "prudente" esperar "que asuman las nuevas autoridades argentinas".
El presidente electo Fernando de la Rúa reemplazará este viernes a Menem en el gobierno de Argentina. (FIN/IPS/mj/ff/ip if/99