El presidente de Chile, Eduardo Frei, participará la semana próxima en su última cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), un acontecimiento virtualmente ignorado en este país, cuya atención está concentrada en las elecciones presidenciales del día 12.
El mandatario chileno estará este martes y el miércoles en Montevideo y, tras su regreso a Santiago, viajará el jueves a Buenos Aires para la investidura del presidente electo de Argentina, Fernando de la Rúa.
La cita en la capital uruguaya será la última cumbre del Mercosur para Frei dentro de su mandato, que concluirá el 11 de marzo de 1990, fecha en que entregará el gobierno al triunfador de la próxima elección presidencial.
Seis candidato competirán en las urnas el día 12, aunque las posibilidades de triunfo, de acuerdo con las encuestas, están restringidas sólo al oficialista Ricardo Lagos y a Joaquín Lavín, abanderado de la oposición de derecha.
La estrecha diferencia entre ambos que prevén los sondeos de opinión hacen casi inminente la resolución de la batalla presidencial en la segunda vuelta, programada para el 16 de enero.
La Constitución chilena establece que si en la primera ronda de una elección presidencial ningún candidato triunfa por mayoría absoluta debe realizarse un mes después una segunda vuelta entre los dos más votados.
La cumbre de Montevideo será un encuentro de despedidas y de bienvenidas en los casos del país anfitrión, Uruguay, y de Argentina.
El presidente uruguayo Julio María Sanguinetti atenderá a sus huéspedes en compañía del mandatario electo Jorge Batlle, triunfador en la segunda vuelta del proceso electoral en el que tuvo como rival al izquierdista Tabaré Vázquez.
Del mismo modo, el argentino Carlos Menem dirá adiós a las cumbres del Mercosur este miércoles, 48 horas antes de que entregue en Buenos Aires el cargo al opositor Fernando de la Rúa, ganador de las elecciones celebradas en octubre.
Frei, en cambio, tendrá su despedida en el momento previo a una elección presidencial que podría definir, entre otros tantos aspectos, el carácter de la futura vinculación de Chile al Mercosur.
El actual mandatario chileno concluyó con éxito en 1996 la negociación para que Chile se convirtiera, desde octubre de ese año, en miembro asociado del Mercosur, el bloque creado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Lagos, el candidato oficialista, plantea como una de sus premisas programáticas convertir a Chile en el corto plazo en miembro pleno del Mercosur, materia virtualmente ignorada en el programa del derechista Lavín.
Lagos, un socialista moderado, reiteró esta semana que la actuación en bloques es lo más conveniente, no sólo para el proceso de integración regional sino, sobre todo, para mejorar la inserción de Chile en el mundo globalizado.
La alianza oficialista, de demócratacristianos, socialistas y socialdemócratas, ofrece con el liderazgo de Lagos un mayor acercamiento hacia la Argentina que, con De la Rúa, tendrá un gobierno sustentado también en una coalición de centroizquierda.
La orientación socialdemócrata que se atribuye al presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, es observada también como un elemento que favorecería un mayor acercamiento chileno al Mercosur bajo un eventual gobierno de Lagos.
La candidatura de Lavín no aparece con la misma buena sintonía con las tendencias gobernantes en Argentina y Brasil, pero, sin duda, el triunfo de Batlle sobre Vázquez en Uruguay constituyó una buena noticia para el candidato derechista .
Más allá de las afinidades político-ideológicas, el abanderado de la derecha chilena ha concentrado su campaña en problemas nacionales, sin asumir ni proponer estrategias de trascendencia para las relaciones económicas internacionales.
Lavín es un joven y dinámico economista que comenzó a emerger en la vida pública bajo la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) como uno de los panegiristas de la "revolución silenciosa" desatada por el neoliberalismo en Chile.
Con esos antecedentes, el modelo de inserción internacional para la economía chilena que se vislumbra en una hipotética presidencia de Lavín tendrá como eje a la apertura comercial y a la liberalización del mercado de capitales.
En ese sentido, los proyectos integracionistas, como el del Mercosur, no constituirían una prioridad para un gobierno derechista en Chile, aunque sí se estimularían los flujos de inversiones privadas dentro del bloque.
Mientras espera que las urnas entreguen el nombre de su sucesor, Frei puede sentirse satisfecho de su gestión como interlocutor del Mercosur, con un proceso de integración que tuvo sustantivos avances bajo su mandato.
El pujante comercio con el bloque decayó en el último año, como consecuencia de la crisis internacional, pero las perspectivas de remontar esta situación son amplias toda vez que Chile comenzó ya a salir de la recesión, como seguramente destacará Frei en Montevideo. (FIN/IPS/ggr/mj/ip if/99