Honduras y Nicaragua, dos países de América Central identificados por la pobreza y los desastres naturales, han puesto sus relaciones en alerta rojo a causa de un complejo problema de límites.
El conflicto estalló el miércoles, cuando Nicaragua respondió con sanciones comerciales contra Honduras a la ratificación hondureña de un tratado de límites firmado en 1986 con Colombia.
El parlamento colombiano también ratificará el instrumento, en los próximos días. Nicaragua arguye que el acuerdo de Colombia y Honduras le significa la pérdida de 130.000 kilómetros cuadrados de un espacio del mar Caribe en el que se halla el archipiélago de San Andrés.
Nicaragua cedió San Andrés a Colombia en 1928, pero en 1980 denunció el tratado del caso, alegando que fue otorgado bajo presión de Estados Unidos, que en aquella época ocupaba su territorio.
Honduras y Nicaragua se enfrentaron con las armas por un litigio fronterizo en 1959 y hondureños y salvadoreños fueron a la guerra diez años después.
El nuevo conflicto es materia de discusión de los cancilleres de América Central, que se reunieron el jueves en El Salvador, y los presidentes Carlos Flores, de Honduras, y Arnoldo Alemán, de Nicaragua, pidieron la celebración de una cumbre regional para tratar el caso.
Los contenciosos de límites en América Central, herencia de la colonia, estuvieron vinculados a problemas internos y en los años 80 fueron estimulados por la guerra fría.
La "contra" nicaragüense, armada y financiada por Estados Unidos para combatir el gobierno del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional, estableció sus bases en Honduras.
Honduras delimtió su frontera terrestre con Nicaragua en 1962. Ya lo había hecho con Guatemala, y una sentencia de la Corte Internacional de Justicia resolvió en 1992 su litigio con El Salvador.
Pero el Caribe es un mar de problemas. México, Guatemala, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Colombia, Cuba, Jamaica y Gran Caimán comparten soberanía sobre algunas áreas y el acuerdo de límites entre dos de ellos, como es el caso ahora, puede perjudicar a un tercero.
Honduras y El Salvador acudieron de común acuerdo a la Corte Internacional de Justicia en 1986 para dirimir su controversia limítrofe terrestre y marítima en el golfo de Fonseca, en el océano Pacífico.
Nicaragua, que comparte soberanía con El Salvador en el mismo golfo, solicitó intervenir en la causa abierta en la Corte Internacional de Justicia, pero su petición fue rechazada por ese tribunal, radicado en la ciudad holandesa de La Haya.
Al firmarse en 1989 los acuerdos de Esquipulas II, para la paz en Centroamérica, Nicaragua aceptó retirar la demanda que había presentado contra Honduras ante la misma Corte Internacional por el apoyo de este país a los insurgentes "contras".
A cambio, Honduras se comprometió a desmantelar las bases de los antisandinistas en su suelo. Esquipulas II abrió una época de paz a Centroamérica, y se impulsó el proceso de integración económica y política.
Sin embargo, en la Cumbre Iberoamericana celebrada en La Habana del 11 al 12 de noviembre, Honduras conoció las negociaciones entre Nicaragua y Jamaica para definir sus límites marítimos, una gestión que la afectaba indirectamente.
Como reacción, el parlamento hondureño comenzó el debate para la ratificación del tratado de límites marítimos con Colombia, en un esfuerzo por fortalecer reclamos en el mar Caribe.
El tratado colombo-hondureño, de 1986, había sido resistido en los dos países, pues ambas partes sentían su soberanía lesionada por algunas cláusulas.
Pero los 120 integrantes de la asamblea legislativa de Honduras votaron el miércoles de esta semana la propuesta de ratificación, y Colombia lo hará proximamente, para bloquear el paso que intentaban Nicaragua y Jamaica.
Nicaragua reaccionó airadamente y pidió medidas cautelares ante la Corte Centroamericana de Justicia, pero este organismo desestimó la petición. Managua también tomó decisiones contra Honduras en materia comercial que ponen en duda la integración centroamericana.
Estas disputas, desde luego, están vinculadas a la existencia de riquezas pesqueras, petróleo y gas en el Caribe.
En el plano interno, Honduras y Nicaragua, dos de los países más pobres del hemisferio occidental, no logran la implementación plena de los proyectos de recuperación de las áreas devastadas en 1998 por el huracán Mitch. (FIN/IPS/jrd/ff/ip/99