/BOLETIN-DD HH/ TURQUIA: Víctimas de sismo temen otro terremoto

Los 250.000 sobrevivientes del terremoto que sacudió a Turquía el 17 de agosto comenzaron a abandonar las tiendas que les cediera el gobierno para instalarse en viviendas provisorias, pero no pierden el temor de padecer otro sismo.

El ministro de Obras Públicas Koray Aydin anunció que 90 por ciento de las 30.000 viviendas que prometió construir están casi terminadas, y que 150.000 víctimas que vivían en las tiendas pronto se mudarán a vivir en refugios más protegidos.

"Las tragedias, las quejas y los sufrimientos de quienes vivían en las tiendas de campaña hicieron que completáramos el programa (de asentamientos provisorios) antes de lo previsto", declaró Aydin a la prensa en Izmit, una de las regiones más dañadas, al noroeste del país.

Suzan, una bebita nacida en una tienda después del terremoto, murió quemada la semana pasada en la ciudad de Adapazari, al noroeste. Una estufa a gas que tenían sus padres quemó el lugar donde vivían.

Se trata de la tercera niña muerta en incendios accidentales en apenas una semana.

Las víctimas del terremoto en las provincias de Adapazari, Bolu, e Izmit, en el corazón industrial de Turquía, se quejaron de la timidez de las gestiones para su reasentamiento, de la lentitud burocrática y de las decisiones contradictorias de los organismos del gobierno a cargo de las zonas del desastre.

"Cuando empezó a nevar este mes, los funcionarios distribuyeron estufas a gas para protegernos del frío. Pero también nos prohibieron usarlas dentro de las tiendas", relató Adem Gun, de 42 años, y de la provincia de Bolu.

"¿Qué podemos hacer? Sin duda nos habríamos congelado si no las hubiéramos encendido. Yo tengo que usarla", comentó Gun, perplejo, ya que la temperatura desciende a 10 grados bajo cero por la noche.

Varios sobrevivientes del terremoto aún esperan ser trasladados, ya que aún no se terminaron los sistemas de agua, energía y saneamiento de las viviendas provisorias.

Muchos incluso preferirían quedarse en sus tiendas ya que allí reciben una pensión gubernamental de 200 dólares por mes, indicó Sedat Aktas, un trabajador de Izmit de Cuerpo de Solidarida, una organización de voluntarios creada tras el terremoto.

"Las víctimas viven en condiciones económicas tan miserables que harían cualquier cosa para seguir recibiendo ayuda financiera. Las industrias están cerradas, y el desempleo va en aumento, al punto que 200 dólares resultan un recurso valioso", dijo a IPS.

Para mantener las pensiones, "las parejas se divorcian formalmente, y las mujeres se mudan con sus hijos a las viviendas provisorias mientras sus maridos se quedan en las tiendas", explicó.

"Los habitantes de las tiendas, en general, no quieren mudarse a las casas nuevas. Casi la mitad de las viviendas podrían quedar vacías, ya que nadie quiere que se les suspenda la ayuda financiera", explicó Sefa Sirmen, alcalde del gran Izmit.

El terremoto del 17 de agosto dejó un saldo de 17.158 muertos y 43.953 heridos, según cifras oficiales. Unas 66.500 casas y 10.500 edificaciones industriales y comerciales fueron destruidas, y 67.500 casas y otras 9.900 construcciones recibieron daños graves.

Un segundo terremoto ocurrido el 12 de noviembre en los distritos centrales de Duzce, Kaynasli y Bolu causó la muerte de 759 personas, e hirió a 4.948.

El gobierno fue duramente criticado por su inercia para ayudar a las víctimas del temblor del 17 de agosto. Sin embargo, los críticos admiten que los funcionarios aprendieron la lección con respecto de los trabajos de rescate y del reasentamiento de los sobrevivientes.

Los sismos afectaron una zona de 910 kilómetros cuadrados en el noroeste, y dejaron a 150.000 personas sin hogar, según estadísticas oficiales.

"En una semana, todos aquellos que se quedaron sin techo serán reasentados en viviendas provisorias, y se construirán cerca de 5.000 casas en Duzce", dijo el ministro Aydin, luego de recalcar que unos 30.000 sobrevivientes fueron contratados para trabajar en las etapas finales de la construcción.

"El gobierno sólo brindó la fuerza especializada de trabajo, y así se crearon nuevos empleos para los sobrevivientes del desastre que no tenían preparación", observó el trabajador social Serdar Aktas.

"Al principio, el gobierno era escéptico respecto del trabajo voluntario, pero a medida que fue pasando el tiempo, los funcionarios se mostraron más dispuestos a compartir la labor de ayuda con las ONG (organizaciones no gubernamentales)", señaló.

Por su parte, Ipek Calislar, una periodista de Estambul, advirtió que "curar las heridas de los terremotos ya ocurridos es muy lindo, pero nos enfrentaremos a uno aun más desastroso, y lo estamos esperando de brazos cruzados".

Los temores de Calislar fueron confirmados por especialistas nacionales e internacionales, que comparten la opinión de que un terremoto de 7,7 grados de la escala Richter sacudirá a Estambul en algún momento en los próximos 30 años.

"Me impresiona profundamente lo que se hizo después de estos terremotos, pero a menos que Estambul se prepare físicamente para el desastre inevitable, nadie podrá ayudarnos, ya que al menos 200.000 edificios quedarán arruinados, y un millón de personas podrían morir", declaró a IPS.

"Deberíamos demoler los edificios frágiles antes de que los destruya el desastre, y rescatar a las futuras víctimas potenciales antes de que lo sean realmente", propuso Calislar. (FIN/IPS/tra-en/nm/ak/ceb/aq/hd/99

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