Durante mucho tiempo el mundo ha ignorado a los adolescentes, recriminó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en un llamado a la comunidad internacional a crear un espacio de participación para ese grupo de población.
Las estadísticas oficiales sólo se ocupan de los menores de 15 años y en la mayoría de los casos de los niños pequeños, menores de 10. La ausencia de planes para la adolescencia es un fenómeno común a las sociedades en desarrollo como a las industrializadas, lamentó Marjorie Newman-Williams, subdirectora de la división programas de Unicef.
La juventud es una edad penosa en los países del Norte y del Sur, insistió. En los últimos tiempos se han dado a conocer estudios interesantes sobre la situación de niños en las cárceles de Estados Unidos, ejemplificó la funcionaria internacional.
La población adolescente tiende a ser noticia en todo el mundo solamente a través de los problemas como la delincuencia, los embarazos precoces, la exposición a las drogas y al sida y el consumo de tabaco.
De la misma manera, la comunidad ignora que los adolescentes en su gran mayoría contribuyen de manera efectiva a la sociedad.
"El problema no son ellos, sino la respuesta que el mundo les concede", estimó Newman-Williams en la presentación del informe Estado Mundial de la Infancia 2000, que Unicef distribuyó el lunes.
La infancia, recordó la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se extiende hasta los 18 años, conforme define la Convención sobre los Derechos del Niño.
Los adolescentes constituyen un grupo particularmente heterogéneo.
En algunas sociedades ya están casados o han procreado, en otras, están alienados y aislados del mundo de los adultos o necesitados de protección especial contra la explotación sexual, el trabajo infantil o la conscripción que los arrastra a participar en conflictos armados.
En otras sociedades, los adolescentes son jefes de hogar debido a que sus progenitores han fallecido a causa del sida o como resultado de guerras o estallidos de violencia. En muchos países, son los adolescentes los que más dinero llevan al hogar.
En su informe, Unicef lanza un desafío al mundo para crear un espacio en la sociedad donde los adolescentes puedan ser escuchados.
La participación de los adolescentes en programas diseñados concretamente para ellos y en las actividades más generales de la comunidad es una manera de desarrollar su talento y de reforzar su confianza y sentido de identidad, aconsejó el estudio.
En 13 países se realiza en la actualidad un proyecto sobre los derechos del adolescente a la participación y el desarrollo. Las naciones involucradas son Bangladesh, la República Democrática de Congo, Costa de Marfil, China, Egipto, Ghana, Jamaica, Jordania, Malawi, Malí, Mongolia, Rusia y Zambia.
La planificación de esos programas se centrará en cuestiones fundamentales como los servicios de salud acogedores para los jóvenes, el acceso a la educación, el asesoramiento de jóvenes por otros jóvenes, la protección contra la explotación y los malos tratos, y los espacios en condiciones de seguridad para reuniones, recreación y deportes.
Newman-Williams admitió que en la actualidad los servicios de salud no atienden a los jóvenes de una manera que los proteja y los estimule a frecuentarlos. Muchos adolescentes siente a los servicios de salud como ajenos.
La educación no ofrece una segunda oportunidad a los niños que por motivos de pobreza perdieron la primera ocasión en la escuela. De esa manera, carecen de preparación para afrontar el empleo.
Numerosas investigaciones sugieren ahora que los problemas de la adolescencia pueden rastrearse en la primera infancia, dijo la funcionaria. Entre esas manifestaciones figuran la depresión y la violencia.
Algunas de las conductas violentas de los adolescentes podrían preverse con base en las experiencias que afrontaron durante sus primeros años. Por ese motivo, Unicef sostiene que la prioridad fundamental en la sociedad es ocuparse del tratamiento de los niños desde sus primeros años de vida.
Por ese motivo, debe revertirse el sentido de las inversiones. Si se observa el gasto de la sociedad, se verá que aumenta a medida que la gente envejece, en correlación totalmente inversa a las oportunidades de mejorar el desarrollo humano, explicó Newman- Williams. (FIN/IPS/pc/ag/hd/99