El cine cingalés de Sri Lanka colapsó a causa de los actos de violencia desatados contra la minoría tamil en julio de 1983. Ahora se recupera de a poco, pero adquirió un tono diferente, más desalentador.
Sri Lanka produce películas en la lengua de la mayoría cingalesa. La minoría tamil depende de importaciones procedentes del estado meridional indio de Tamil Nadu, al sur de India, donde la industria cinematográfica florece.
Los estudios pertenecientes a empresas cinematográficas tamiles, que albergaban valioso material de archivo, fueron incendiados durante los disturbios de 1983.
El país perdió un tercio de sus salas de cine en muy poco tiempo. La guerra civil y el deterioro del servicio de transporte colectivo puso acabó con las funciones de trasnoche, salvo los fines de semana.
La producción cinematográfica cingalesa pasó de entre 40 y 50 películas por año en los años 60 y 70 a menos de seis anuales en la actualidad. En 52 años de vida independiente el país produjo 932 filmes.
La primera película cingalesa sonora, "Kadavunu Poronduwa" ("Promesa rota"), proyectada en 1947, un año antes de que la isla obtuviera la independencia de Gran Bretaña, fue producida por el legendario S. M. Nayagam, un tamil que dominó la industria cinematográfica nacional hasta 1983.
La única competencia de Nayagam eran los Ceylon Theatres, fundados por T. A. J. Noorbhai, de procedencia india, constructor de las primeras salas de cine de Colombo y productor del primer filme mudo rodado en Sri Lanka, en 1927.
Pero la historia del cine cingalés moderno comenzó después de 1947, cuando los artistas del país hicieron una peregrinación al sur de India para rodar decenas de películas.
Era evidente que el productor, el director y el equipo de filmación eran indios, y sólo los actores procedían de Sri Lanka. Hasta el maquillaje estaba a cargo de profesionales de India. Los escenarios también eran indios.
Un gobierno proteccionista decretó en 1958 que el cine de Sri Lanka no podía filmarse en el exterior. Era un periodo de fervoroso nacionalismo, y la orden parecía indicar el camino hacia una verdadera industria cinematográfica nacional. Pero el paso del tiempo mostró otra realidad.
El sector privado, dominado por los tamiles, importaba películas, incluso en cingalés, durante los años 60 y las distribuía en su red de salas de cine.
Pero una serie de actores de cine apoyados por productores, directores, técnicos e incluso espectadores se unieron para exigir la intervención del Estado y para protestar por la discriminación contra el cine cingalés.
La consecuencia fue la creación de la Corporación Estatal de Cine (ahora llamada Corporación Nacional de Cine) al terminarse la era socialista de los años 70. Esa institución monopolizó la importación y distribución de películas, a la vez que ofrecía préstamos libres de intereses a los directores promisorios.
Pero la corrupción y la ineficiencia paralizaron las buenas intenciones del estado, y poco después cerró el ambicioso estudio de revelado a colores adquirido por la Corporación.
El caótico sistema de distribución y la creación de un "Quinto Circuito" para filmes de calidad contribuyeron al colapso de la industria.
Los circuitos aún funcionan, pero mal, y los productores son contrarios al sistema porque no sirve como filtro de calidad, tal como se había propuesto.
Entre las medidas proteccionistas del gobierno se incluía la prohibición de importar películas en lengua hindi de Mumbay (Bombay), al oeste de India, centro de la producción cinematográfica de "Bollywood", como se denomina a la industria de ese país.
La prohibición sólo sirvió para alentar a los productores a rodar copiar en serie de películas de segunda categoría en hindi, recurriendo a fórmulas conocidas y agotadas.
Los éxitos de Bollywood vuelven a atraer a las multitudes de Sri Lanka ahora que se levantó la prohibición.
La época dorada del cine cingalés fue entre fines de la década del 50 y principios de la del 70, con películas en blanco y negro. Los dos estudios principales de la época produjeron épicas históricas, comedias, historias de amor y películas de suspenso, además de filmes menores.
Algunos productores se sentían satisfechos copiando fórmulas populares en India, pero muchas películas de esa época se basan en guiones originales. Además, se produjo un gran volumen de música para los filmes, aunque algunos imitaban las canciones populares en hindi.
Lester James Pieris, un católico educado en Londres, fue quien lideró la producción moderna de cine cingalés, sin nacionalismos, eligiendo temas del budismo y el folclore para sus películas.
Su primera película, "Rekhava" ("La línea"), sobre la vida de una familia rural de una casta baja, causó gran impacto sobre toda una generación de realizadores de cine y estableció un nuevo modelo para los rubros de actuación, música, y guión.
El primer éxito internacional de Pieris, y de Sri Lanka, fue "Gam Peraliya" ("Transformación rural"), de 1960. La película ganó el Premio Pavo Dorado a mejor película extranjera en Nueva Delhi.
La primera película en color del país se filmó en 1962. Después, mientras duró el socialismo, no hubo producción industrial en color, pero la situación cambió con la liberalización de la economía, en 1970.
Varios cineastas importantes como Wasantha Obeysekara, Dharmasena Pathiraja y el subestimado Titus Thotawatte surgieron en la década del 70.
El joven cineasta Dharmasiri Bandaranaike apareció luego de esos años y dominó la industria hasta hace poco, cuando Prasanna Withanage le quitó el lugar con sus dos primeras películas, que ganaron premios internacionales.
El tono del cine cingalés de esta década es desalentador. El humanismo urbano y el ingenio de Pieris fueron sustituidos por un tema que refleja una realidad más cruda, la de las mujeres rurales, explotadas sexualmente.
Pero el público se mantiene cada vez más al margen de la desesperanza repetida y amarga del "cine arte", así que producir filmes de calidad se convirtió en una empresa de alto riesgo. (FIN/IPS/tra-en/sg/dr/ceb-mj/cr/99