Músicos de todo el mundo recibirán el nuevo siglo con conciertos y tonadas, pero también con una propuesta de producción cooperativa para cambiar las reglas del juego del mercado de grabaciones.
A esa conclusión llegaron los delegados de la IV Reunión del Grupo Regional de Músicos (GRM) y del Congreso de la Federación Internacional de Músicos del área latinoamericana, reunidos en Panamá del 13 al 16 de diciembre.
"Aspiramos a poner en marcha, a partir del próximo año, un modelo cooperativo para la producción y distribución de grabaciones, lo que sería igual a decir que nos encaminamos a una minirevolución", dijo a IPS el francés Jean Vincent, dirigente de la Federación Internacional de Músicos (FIM).
Vincent precisó que la iniciativa está dirigida a ganar espacios en un mercado en el que cinco grandes empresas multimillonarias controlan el 80 por ciento de la comercialización de discos y grabaciones en todo el planeta.
"No basta con hacer música y venderla uno mismo, cuando se carece del dominio del mercado para la distribución de obras musicales", comentó a IPS Carlos Díaz, de la Asociación de Artistas de Colombia.
Díaz precisó que aunque en los últimos tres años Colombia ha producido música propia, los creadores e intérpretes tienen problemas para vender sus trabajos, si no están afiliados a determinada casa comercial.
"Uno puede invertir en la producción de 500 discos compactos, pero es casi seguro que venda sólo 100 de ellos, mientras que los otros 400 se perderán con toda seguridad después de permanecer mucho tiempo debajo del brazo de quienes intenten colocarlos sin una estructura de apoyo", afirmó.
Sin embargo, Díaz opinó que el panorama no debe ser visto con pesimismo, ya que existen experiencias aleccionadoras, como el esfuerzo iniciado por una gran cooperativa en Brasil, cuyo éxito ha asombrado a muchos.
Esa cooperativa empezó a funcionar en 1996 con un modesto apoyo del Estado y hoy produce cantidades millonarias de copias y grabaciones, que van desde el samba a las sinfonías ejecutadas por orquestas filarmónicas.
Díaz sostuvo que los músicos brasileños han contribuido a popularizar la música en ese país y sus éxitos compiten con los sellos internacionales más renombrados.
Anders Laursen, representante del Sindicato Danés de Músicos, manifestó que en Dinamarca los trabajadores de la cultura producen música audible con programas de computadora y distribuyen las obras desde sus hogares a través de Internet.
Laursen comentó que esa experiencia, en la que participan 6.000 músicos, es un buen ejemplo de que el trabajo en común puede brindar perspectivas a creadores que de manera individual no lograrían alcanzar ese objetivo.
Vincent comentó que a veces se comete el error de pensar que la clave para forjar una empresa musical competitiva es su capital o una fuerte suma bancaria.
"No se trata de un problema financiero, porque uno puede tener un magnífico estudio computarizado para grabar música pop, jazz y melodías tradicionales, y no tener acceso al mercado", indicó.
Vincent recalcó que eso resultaría más fácil si los trabajadores del ramo formaran sindicatos y cooperativas capaces de formular y ejecutar proyectos comerciales, que involucren la distribución de cintas magnetofónicas o discos compactos.
"Me parece que debemos intentarlo, e iniciar el nuevo siglo con un proyecto que nos represente ante el mundo", expresó.
Según el compositor panameño Cristóbal "Toby" Muñoz, el gran reto de los músicos está en mejorar las calidad de sus producciones, en crear canales adecuados de comercialización y en desarrollar programas educativos que eleven el nivel artístico y cultural de sus autores.
"No debemos temer a las nuevas tecnologías, a nuevas corrientes que imponen cambios en la producción y en la forma de percibir la música, pero para ello debemos preparar a las futuras generaciones", dijo IPS Muñoz, quien subrayó la importancia de la enseñanza académica.
El compositor panameño afirmó que el ser humano espera llegar a Marte en el próximo siglo e inventar una nueva generación de computadoras, pero no por ello dejará de escuchar los ritmos de hoy, siempre que tengan buena sonoridad.
"Los trabajadores de la música deben aprender a defender sus derechos y a transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones", añadió.
Ese planteamiento fue compartido por la guatemalteca Isabel Trejos y el cubano Juan García, que abogaron por la creación de escuelas musicales para ofrecer a niños talentosos la posibilidad de formarse en la ejecución de instrumentos.
Al respecto, Trejos destacó que el Sindicato de Músicos Unidos de Guatemala inició un programa con 40 niños humildes, que aprenden a tocar con violines y guitarras cedidas por músicos jubilados.
Los músicos reunidos en Panamá reconocieron que la autoproducción musical y los derechos de autor han abierto un camino hacia el nuevo siglo, pero estimaron que sólo con unidad y participación podrá romperse el molde excluyente que rige el mercado de grabaciones. (FIN/IPS/dc/ag/cr/99