Una comedia musical interpretada por niños que viven en las calles de Yakarta reveló sus sufrimientos y otros problemas comunes en Indonesia, como la marginación de los pobres, los alborotos estudiantiles y la criminalidad.
Unos 60 niños que viven en las calles de la capital protagonizaron, por primera vez en su vida una obra de teatro llamada "La historia de los niños perdidos", gracias al grupo de teatro británico David Glass Ensemble.
El grupo ayudó a los niños de la calle de Yakarta a crear su propia obra de teatro, después de su última presentación en el Centro de Artes Taman Ismail Marzuki, titulado "La máquina de Hansel y Gretel".
El director artístico de la obra, David Glass, utilizó el cuento de hadas "Hansel y Gretel", recopilado por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, como punto de partida para investigar los problemas de la infancia perdida.
Los pequeños intérpretes, que prefieren ser llamados "niños de la nación", crearon su propia versión del cuento de hadas en cinco días, y lo presentaron el 6 y 7 de noviembre.
Los niños seleccionados para los ensayos diarios por un grupo de organizaciones no gubernamentales fueron asistidos por varios traductores.
La nueva versión de "Hansel y Gretel" es una pieza teatral que incluye danza y música en vivo.
La historia comienza en un pueblo donde se cultiva arroz. Allí vivía una familia pobre pero feliz, con dos niños llamados Jaun y Atun. Una noche, espíritus malignos se llevaron al padre y la madre de Jaun y Atun que, solos, se fueron al bosque.
Todos los árboles del bosque fueron derribados mientras los niños dormían, a fin de construir edificios nuevos. Al despertar, Jaun y Atun estaban perdidos en la ciudad.
Jaun y Atun vieron niños vagando por las calles de la nueva ciudad, revueltas estudiantiles que los indonesios llaman "tawuran", autobuses cargados de pasajeros colgados de las puertas y choferes apurados, carteristas, y atascos de vehículos.
Un equipo de televisión intenta averiguar cómo es la vida de los niños de la calle en otra parte de la ciudad, y esa es la sección de la obra en la cual los niños comparten sus penas con el público.
"Cuando mis compañeros de clase se enteraron de que soy un niño de la calle, me rechazaron", se lamenta Nilis, de 13 años, estudiante de segundo año de escuela secundaria.
"No creamos problemas en la calle, pero la policía siempre nos persigue. Sólo estamos allí para ganarnos el dinero para poder estudiar", explica Mumu, de 16 años, que terminó los primeros años de estudios secundarios.
Al llegar a ese punto, los espíritus malignos reaparecen de pronto, pero los valientes niños de la calle los matan, salvan a Jaun y a Atun, y los ayudan a buscar a sus padres.
Al final, los protagonistas de la historia se reúnen con sus progenitores, y junto con otros niños, cantan una canción de cuna para los "niños perdidos".
Los niños de la calle no habían estado nunca antes en un teatro ni sobre un escenario, pero se mostraron confiados y lograron conmover a varios espectadores. Por eso, cuando pidieron donaciones después de la obra, nadie dudó en dárselas.
Los integrantes del David Glass Ensemble no fueron estrellas, sino meros ayudantes durante la actuación de los niños de la calle.
La actriz Jane Arnfield, por ejemplo, que interpretó a Gretel en "La máquina de Hansel y Gretel", apareció en escena sólo para llevar una larga mesa que hacía las veces de cama para Jaun y Atun.
El David Glass Ensemble estuvo en Indonesia por invitación de British Council Indonesia. Antes, había actuado en el Centro Cultural de Filipinas, en Manila.
"Yakarta tiene muchos niños de la calle, como Manila", comentó Glass, quien ha trabajado con niños "perdidos y abandonados" de distintos países durante tres años.
"Los niños son los productores y actores de su propio trabajo. Sólo estamos allí para facilitar ciertas cosas y hacer que salga todo bien", declaró Glass. (FIN/IPS/rd/js/ceb-mlm/cr/99