AMBIENTE: Monsanto enfrenta multimillonaria demanda judicial

Un grupo de abogados de Estados Unidos entabló una multimillonaria demanda judicial contra Monsanto, la compañía trasnacional de la biotecnología, acusándola de dañar la salud pública y violar las leyes antimonopólicas de este país.

La demanda plantea que Monsanto inunda el mercado con semillas genéticamente modificadas, o transgénicas, sin someterlas a las pruebas suficientes, y de formar un cartel internacional para controlar el mercado mundial de maíz y soja.

El juicio, entablado el martes en un tribunal federal de Washington en nombre de seis agricultores de Estados Unidos y de Francia, tomó como blanco a Monsanto, pero incluye a otras nueve compañías, entre ellas DuPont, Novartis y Pioneer Hi-Bred, bajo el cargo de "complicidad conspiratoria".

"Este es el comienzo de la resistencia contra los alimentos transgénicos", declaró Jeremy Rifkin, director de la Fundación de Tendencias Económicas, de Washington, y un viejo enemigo de la biotecnología.

La acción legal concentrará la atención sobre las compañías que manipulan organismos vivos y planteará el interrogante del futuro de la agricultura, apuntó.

"La demanda judicial reorientará la discusión mundial sobre el asunto. Ya no se trata sólo de una cuestión comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE)", argumentó.

La demanda es conducida por la firma legal Cohen, Milstein, Hausfeld y Toll, en nombre de un consorcio de otras compañías que han tomado el caso sobre la base de que, si no ganan, no pagarán a los abogados.

El líder del equipo legal es Michael Hausfeld, un abogado de Washington conocido por su trabajo contra la compañía petrolera Exxon cuando el buque cisterna Valdez encalló y derramó toneladas de crudo en las costas de Alaska.

Hausfeld señaló que desde 1996 Monsanto ha usado los mercados rurales para controlar el comercio global de maíz y soja. La demanda sostiene que la firma conspiró para eliminar competidores a través de acuerdos de licencias y el abuso de derechos de patentes.

Según Hausfeld, la compañía adquirió grandes firmas de semillas y conspiró con otras corporaciones para "inflar" los precios y obligar a los pequeños campesinos a aceptar, mediante acuerdos previos, sus productos.

La demanda afirma que aún existen dudas sobre la seguridad de las semillas transgénicas.

Monsanto, por ejemplo, debió someter a más pruebas sus en otros países su producto Maíz BT para determinar si el cultivo plantea riesgos distintos en climas y tipos de suelos diferentes, dijo Rifkin.

Un estudio de la Universidad Cornel comprobó que el polen del maíz BT perjudicó a la larva de la mariposa monarca.

"¿Cuáles son las consecuencias para las aves, insectos y otros animales cuando digieren plantas que actúan como fábricas farmacéuticas? No lo sabemos", advirtió Rifkin.

La demanda también pretende millones de dólares en daños para los agricultores estadounidenses y extranjeros que, según Hausfeld, están incapacitados de vender sus cultivos genéticamente modificados.

Casi la mitad de la soja y un tercio del maíz plantado en Estados Unidos en 1999 eran variedades transgénicas.

Monsanto afirmó que las acusaciones carecen de fundamento. David Snively, abogado de la firma, insistió que los productos biotecnológicos son seguros y que fueron aprobados por funcionarios estadounidenses.

Negó que Monsanto estuviera comprometida en una conspiración para controlar el mercado mundial de semillas.

"Este juicio forma parte de otros intentos fracasados… para bloquear una tecnología que podría mejorar nuestro ambiente, aumentar la producción de alimentos y ayudar a la salud", dijo Snively. "Antes de entrar en el mercado, las semillas de Monsanto superan años de pruebas rigurosas", afirmó.

Snively manifestó que la biotecnología aporta herramientas críticas a la lucha contra las deficiencias nutritivas y las enfermedades.

La semana pasada, Monsanto anunció que había desarrollado semillas transgénicas de nabo que podrían ayudar a cientos de millones de personas en países en desarrollo que sufren de ceguera y otras enfermedades causadas por la falta de vitamina A.

"Monsanto está comprometida con el derecho de los agricultores de tener acceso a semillas optativas de alta calidad", agregó.

La demanda judicial refleja el aumento de la preocupación en Estados Unidos sobre el impacto que tendrá la biotecnología para la salud pública y el ambiente.

En audiencias públicas de la Administración de Alimentos y Fármacos, que aprueba los productos genéticamente modificados, ambientalistas y grupos de consumidores cuestionaron el sistema regulador del país.

El mes pasado, un grupo de legisladores presentó un proyecto de ley que exigirá adherir etiquetas de advertencia a los alimentos transgénicos. Este lunes, cientos de manifestantes en California protestaron contra los alimentos genéticamente modificados.

Financieramente, Monsanto, que invirtió miles de millones de dólares en la tecnología, está comenzando a sentir la presión de la campaña contra sus productos. El precio de sus acciones en la bolsa cayó 25 centavos el martes, aparentemente como resultado del anuncio de la demanda judicial.

La empresa cuenta con 20 días de plazo para responder a la demanda. El caso se encuentra técnicamente en el proceso legal conocido como "descubrimiento", en que los testigos son interrogados y se acumulan pruebas.

Hausfeld declaró que se presentarán demandas paralelas contra Monsanto fuera de Estados Uidos. Abogados en América Central y del Sur, Australia, Europa, India y partes del sudeste de Asia investigan la posibilidad de acciones legales contra la compañía.

Grupos ambientalistas, opuestos a la tecnología dijeron que la demanda obligará a compañías de semillas a reflexionar seriamente sobre cuánto invertirán en biotecnología.

"No puedo imaginar que no tenga un efecto sobre la investigación y desarrollo de alimentos transgénicos", declaró Peter Roderick, consejero legal de Amigos de la Tierra. (FIN/IPS/tra-en/dk/ego/aq/en-if/99

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