Activistas de organizaciones ambientalistas celebran el fracaso de los intentos de lanzar una nueva ronda de negociaciones para liberalizar el comercio mundial en la III Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La Conferencia se desarrolló entre el martes y el viernes en la ciudad noroccidental estadounidense de Seattle, y terminó sin que se lograran acuerdos.
Los ambientalistas apoyan el creciente reclamo de reforma de la OMC, que reúne a 135 naciones, planteado también por representantes de países en desarrollo quienes señalaron que habían sido excluidos de reuniones clave y rechazaron ambiciosas iniciativas de Estados Unidos en materia comercial.
"La falta de democracia y transparencia llevó a la muerte de estas conversaciones", dijo Andrea Durbin, director de Programas Internacionales de la organización no gubernamental (ONG) Amigos de la Tierra.
La OMC "debe abrirse, ser más democrática e incluir la plena participación de la sociedad civil y de los países en desarrollo", agregó.
El fracaso de las negociaciones en la noche del viernes probó que los miembros de la OMC deben repensar la estructura de esa institución, con sede en Ginebra, dijo Charles Arden-Clarke, jefe de la campaña sobre comercio e inversiones de la Fundación Mundial para la Naturaleza.
"Los miembros de la OMC deben aprovechar esta oportunidad y asegurarse de que las futuras negociaciones tengan el desarrollo sustentable como objetivo final", afirmó.
Matthew Stilwell, abogado de la oficina de Ginebra del Centro para la Legislación Ambiental Internacional, agregó que el fracaso de las conversaciones comerciales marcó un punto de inflexión para la OMC y para el diseño de políticas económicas mundiales en general.
"Los grandes intereses comerciales ya no pueden controlar las decisiones que tienen consecuencias en escala mundial. Los gobiernos del mundo deben tener en cuenta las preocupaciones de sus ciudadanos", dijo Stilwell.
Decenas de miles de representantes de grupos de la sociedad civil, procedentes de lugares tan alejados de Estados Unidos como Ghana e India, llegaron a Seattle la semana pasada para protestar contra normas de comercio mundial que en su opinión benefician a las firmas multinacionales a expensas del ambiente, la salud y los trabajadores.
Sindicatos, grupos religiosos, agricultores, organizaciones humanitarias y defensores de los derechos humanos pidieron que la OMC escuchara sus preocupaciones sobre la globalización económica.
Los activistas señalaron que el Panel de Resolución de Disputas de la OMC ha adoptado, tras discusiones en las cuales no se permitió la presencia de las ONG, los medios de comunicación y el público, decisiones contrarias a normas nacionales de protección del ambiente y la salud
Las decisiones del Panel son obligatorias para los países que integran la OMC.
Las leyes estadounidenses de Aire Limpio y Especies en Peligro de Extinción fueron debilitadas porque el Panel de la OMC consideró que constituían barreras para el comercio, apuntaron representantes de la sociedad civil.
Guatemala también debió debilitar su implementación del código sobre promoción comercial de productos para bebés del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, denunció la ONG Public Citizen's Global Trade Watch, con sede en Washington.
La ley francesa que prohibe el uso de asbesto es una de las normas que están siendo impugnadas en procedimientos a puertas cerradas del Panel.
Estados Unidos afirmó que una nueva propuesta europea para prohibir el empleo de ciertos metales pesados en equipos electrónicos podría violar las reglas de la OMC.
"Si no cambia, la OMC continuará siendo considerada una institución ilegítima por la gran mayoría de las personas y no podrá tener éxito", dijo Daniel Seligman, director del Programa de Comercio Responsable del Sierra Club.
Muchos grupos de la sociedad civil de países en desarrollo han criticado leyes de Estados Unidos como la que exige que los camarones sean atrapados con precauciones para proteger a las tortugas marinas en peligro de extinción, porque consideran que esas leyes imponen estándares estadounidenses a otros países.
Esos grupos señalaron, sin embargo, que la OMC no es el foro adecuado para resolver tales disputas.
"Hay problemas con la ley estadounidense, pero esta discusión de ninguna manera tendría que desarrollarse dentro de la OMC", dijo Meena Ramen, de la Asociación de Consumidores, una ONG con sede en Penang, Malasia.
Activistas por la protección de los bosques celebraron con cautela el fracaso de las conversaciones de la OMC.
Esos activistas habían advertido que los planes para eliminar las barreras al comercio de productos derivados de la madera fomentarían un aumento de la tala de árboles muy perjudicial para el ambiente en países como Chile, Indonesia y Malasia.
"Que no se haya lanzado una nueva ronda de negociaciones comerciales es una victoria para los bosques, por ahora", dijo Paige Fischer, participante en la campaña sobre comercio del Centro Ambiental y de Recursos del Pacífico, con sede en el estado suoccidental estadounidense de California.
Jim Jontz, director ejecutivo de la ONG American Lands Alliance, dijo que las protestas de la semana pasada contra la eliminación de los aranceles a productos derivados de la madera probaron que el público no quiere que el comercio lleve a la destrucción de los bosques.
El fracaso de las negociaciones comerciales "da tiempo a la OMC para dar un paso atrás y evaluar el verdadero impacto ambiental de sus medidas", añadió.
Los ambientalistas aún temen que la agenda para liberalizar el comercio de productos forestales sea retomada en futuras negociaciones en Ginebra.
"Trabajaremos con los gobiernos para asegurarnos de que en primer lugar protejan a los bosques", dijo Tokiharu Okazaki, un activista de la filial japonesa de Amigos de la Tierra.
Los activistas están preocupados por la posibilidad de que la Unión Europea acepte propuestas estadounidenses y canadienses para crear un Grupo de Trabajo de la OMC sobre biotecnología, si se lanza una nueva ronda de conversaciones comerciales.
Según las ONG, la OMC, donde prevalecen Estados Unidos y las corporaciones multinacionales, no es el lugar adecuado para discutir el comercio de productos genéticamente modificados.
Arden-Clarke afirmó que "la creación de un Grupo de Trabajo sobre Biotecnología en la OMC sabotearía el Protocolo de Bioseguridad" sobre comercio de organismos con modificaciones biológicas, que se discute bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas.
Carl Pope, director ejecutivo del Sierra Club, dijo que la OMC no debería abordar esa cuestión "hasta que sea reformada", y que debían adoptarse criterios de precaución sobre nuevos productos riesgosos.
Walden Bello, director ejecutivo de Enfoque en el Sur Global, un grupo de expertos con sede en Bangkok, pidió que los problemas ambientales vinculados con el comercio no se discutan en la OMC, sino en el marco de acuerdos ambientales multilaterales como el Protocolo de Bioseguridad y el Protocolo de Kioto sobre Cambio Climático.
Bello urgió a la OMC a formar una comisión integrada por los Estados miembros y representantes de la la sociedad civil, para evaluar el impacto sobre los países en desarrollo, el trabajo y el ambiente de la anterior ronda de negociaciones sobre comercio internacional, llamada Ronda Uruguay, en la cual se creó la OMC.
"Será muy difícil, o imposible, avanzar si no se realiza esa evaluación", subrayó. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/at/mp/en if/99