El canciller (jefe de gobierno) de Alemania, Gerhard Schroeder, logró fortalecerse en el congreso de su partido, el Socialdemócrata (SPD), al criticar la globalización capitalista y pronunciarse por la intervención gubernamental para defender el empleo.
Los socialdemócratas, después de meses de disputas internas y de reveses electorales, dieron una nueva oportunidad al canciller en su congreso de tres días, finalizado el jueves.
Schroeder, cuya tentativa de crear "un nuevo centro" lo llevó salió fortalecido del congreso de tres días del gobernante Partido Socialdemócrata (PSD), después de meses de disputas internas debido a sus intentos de establecer un "nuevo centro", y su baja popularidad en las encuestas.
Schroeder, a quien las encuestas adjudicaban una baja popularidad entre los votantes alemanes, criticó la globalización capitalista e insistió en que la política no debería estar regida por "especuladores y acróbatas financieros".
El canciller advirtió también en el congreso, realizado en Berlín, que su gobierno intervendrá cuando sea necesario en la economía para proteger los puestos de trabajo.
El congreso anual del SPD era la última oportunidad de Schroeder, que había intentado promover "un nuevo centro", de recuperar al ala izquierda del partido y de reafirmar su liderazgo.
Y logró la reelección como presidente de la socialdemocracia con 86 por ciento de los votos, frente al 76 por ciento que obtuvo en abril, en una conferencia especial del partido.
"Realmente no esperaba un resultado tan agradable", declaró el canciller ante los delegados del partido.
Su autoridad había sido afectada por seis humillantes derrotas del PSD en elecciones estaduales y por su intención de imponer un paquete de austeridad económica.
"Habríamos evitado esas derrotas electorales si hubiéramos seguido en la línea que trazamos al comienzo del año", comentó poco antes del congreso Oskar Lafontaine, que renunció a principios de este año al Ministerio de Finanzas por diferencias con Schroeder.
Lafontaine se refería al estado de bienestar, una tradición del PSD que la izquierda del partido intenta defender de la "nueva vía del medio" de Schroeder.
El canciller se inspira en la política centrista del primer ministro británico Tony Blair, más que en la de Lionel Jospin, el jefe del gobierno socialista de Francia, que es señalada como modelo por Lafontaine y otros de la vieja guardia del PSD.
Pero en esta ocasión, Schroeder invitó a Jospin a pronunciar un discurso en el congreso, luego de reiterar los lazos ideológicos de su partido con el socialismo francés, algo que acostumbraba hacer Lafontaine.
Blair no fue invitado, en un gesto estratégico para calmar al ala izquierda del PSD.
El gobierno de Schroeder, quien en septiembre de 1998 sustituyó a Helmut Kohl, del conservador Partido Demócrata Cristiano después de permanecer 16 años en la oposición, pareció falto de dirección en sus primeros meses.
La propuesta de Schroeder de transitar una "nueva vía del medio" fue objeto de burlas de sus adversarios, que la calificaron de "nueva confusión".
Wolfgang Shaeuble, líder de la opositora Democracia Cristiana, acusó a Schroeder en el parlamento de inconsistencia.
"Hace apenas un año que usted asumió su cargo y ya perdió toda la confianza. Sus propios seguidores están horrorizados. No ha adoptado ninguna línea consistente, anda en zigzag, y se queja, pero nunca propone nada", dijo Shaeuble en septiembre.
El SPD perdió la mayoría que mantuvo durante 14 años en las elecciones del estado de Sarre, el 5 de septiembre, y el mismo o día fue derrotado en el estado oriental de Brandenburgo.
Los resultados de las elecciones municipales en Renania del Norte-Westfalia, fueron igualmente desalentadores. Incluso en Dortmund y Colonia, tradicionales bastiones del PSD, triunfó la Democracia Cristiana, después de cuatro décadas en la oposición.
Ese mismo mes, los conservadores aumentaron su mayoría en Turingia y Sajonia, y el ex comunista Partido de Socialismo Democrático quedó en segundo lugar, agravándose las rivalidades internas en el SPD.
La razón de las derrotas del SPD fue la insistencia de Schroeder en la austeridad financiera, y en particular, la reforma de la seguridad social, una medida interpretada como una traición a los valores históricos del partido.
Los votantes del SPD que llevaron a Schroeder al poder se fueron con los ex comunistas, que prometieron aumentar el gasto en seguridad social.
El ala izquierda del SPD llegó a sugerir que Schroeder debía ser relevado de la dirección del partido por el ministro de Defensa, Rudolf Scharping.
Pero la intransigencia del ala izquierda y un escándalo estallado en torno del ex primer ministro Kohl por supuesto soborno en una operación de venta de armas a Medio Oriente crearon condiciones favorables a Schroeder en las semanas previas al congreso de esta semana.
Así mismo, el canciller se distanció de los adherentes al "nuevo centro" y del sector empresarial al aceptar un préstamo de emergencia para Philipp Holzman, la segunda compañía constructora del país, cuyo colapso podía provocar la pérdida de unos 30.000 empleos.
"Los políticos tienen la responsabilidad de evitar las crisis sociales graves", declaró Schroeder en el congreso del SPD.
"Todo lo que quiero decir sobre la última intervención en Alemania (el caso Philipp Holzman), es que no mejora la imagen que deseamos tener, la de una creciente economía de mercado en el área del euro", la moneda única de la Unión Europea, dijo ó Wim Duisenberg, el presidente alemán del Banco Central Europeo.
Los analistas sostuvieron que la decisión de Schroeder causó el debilitamiento de la moneda europea.
El canciller defendió también a la empresa Mannesmann, que se enfrenta a la competencia de la británica Vodaphone Airtouch.
Esa actitud fue tomada como otra prueba de su batalla en defensa del empleo frente a los embates de la globalización, y le mereció el respaldo del ala izquierda socialdemócrata.
Sin embargo, Schroeder insistió a último momento con una reforma económica que implicará una restricción de las pensiones y austeridad económica, e insistió en que "la nueva vía del medio" es una fuerza modernizadora.
Con su popularidad renovada, solicitó a los izquierdistas del SPD que no pusieran en riesgo la unidad del partido exigiendo "medidas imposibles", como la reimplantación del impuesto al patrimonio.
El impuesto al patrimonio fue rechazado por el partido en el congreso de esta semana, lo cual significó otra victoria para Schroeder.
"Aunque (Schroeder) decida volver (a su política centrista), el congreso del SPD demostró que, haga lo que haga, no puede ignorar al ala izquierda del partido, como lo hizo en el pasado", advirtió un analista. (FIN/IPS/tra-en/ys/ak/ceb-ff/ip/99