La adopción del marco alemán como moneda paralela al dinar por la república de Montenegro no representa necesariamente un paso hacia la independencia de la República Federal de Yugoslavia, observaron analistas económicos, aunque las diferencias con Serbia son cada vez más notorias.
Montenegro y Serbia son lo que queda de la antigua Yugoslavia, que alguna vez comprendió a Bosnia-Herzegovina, Croacia, Macedonia y Eslovenia.
Como consecuencia de la decisión, adoptada la semana pasada, funcionarios del Banco Central de Yugoslavia anunciaron que congelarían toda transferencia de fondos federales hacia Montenegro, a lo que Pogdorica reaccionó amenazando con congelar los pagos a Belgrado.
El primer ministro de Montenegro, Filip Vujanovic, describió la decisión como "una medida necesaria". Era "nuestra obligación constitucional y está de acuerdo con nuestra responsabilidad de proteger la economía y el pueblo de Montenegro", declaró.
La decisión fue necesaria debido a la influencia destructiva de Serbia en la situación económica, explicó Vujanovic.
El dinar yugoslavo se devaluó notoriamente desde el comienzo de los ataques aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia, en marzo, para obligar a las fuerzas serbias a retirarse de la provincia de Kosovo, de mayoría albanesa.
Según fuentes financieras, el gobierno financia la reconstrucción del país mediante la impresión de billetes sin el debido respaldo económico en bienes y servicios.
Tras años de sanciones internacionales y la masiva destrucción causada por los ataques aéreos de este año, la economía de Serbia está aislada e improductiva, excepto por el sector de los alimentos y la energía eléctrica.
La moneda alemana es la preferida en las transacciones comerciales en Yugoslavia, y por eso la nueva Junta Monetaria del Banco Central de Montenegro situó el dinar a 17 unidades frente al marco alemán, la misma cotización vigente en el mercado negro.
Sin embargo, expertos en economía advirtieron que la introducción del marco alemán no significa necesariamente un paso hacia la independencia de Montenegro respecto de Yugoslavia, que hasta ahora ha sido rechazada por Estados Unidos y sus aliados europeos.
Nebojsa Medojevic, miembro del Grupo de los 17 (economistas independientes de Yugoslavia), describió la medida como "técnica", dirigida a proteger la pequeña economía montenegrina de un posible colapso de la economía serbia.
"La eliminación del dinar yugoslavo en Montenegro o la introducción de una moneda totalmente nueva sí sería un paso hacia la independencia", señaló Medojevic.
Pero Jovan Zebic, viceprimer ministro de Yugoslavia, consideró "ilegal" la decisión de Montenegro y señaló que deben elaborarse planes en Belgrado para "proteger el sistema monetario de Serbia".
Así mismo, el Partido Socialista del Pueblo, opositor en Montenegro y aliado del Partido Socialista Serbio (PSS) del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, calificó la medida de "inconstitucional".
"La introducción del marco alemán es un acto inconstitucional, ya que contradice la supuesta intención de Montenegro de formar un sistema financiero y un mercado comunes con Serbia, dentro de Yugoslavia", declaró a Radio Belgrado Momcilo Vucetic, un alto funcionario del PSS.
Delegaciones de Serbia y Montenegro mantuvieron conversaciones en octubre dirigidas a impedir la desintegración de la federación yugoslava.
Montenegro no anunció su separación de la federación, pero tampoco prometió permanecer en Yugoslavia a cualquier costo. Las crecientes diferencias entre ambos gobiernos fueron motivo de especulaciones en el exterior sobre una nueva guerra en Yugoslavia.
Pero funcionarios yugoslavos rechazaron esa posibilidad y destacaron que Serbia no impediría la separación de Montenegro por la fuerza.
Svetozar Marovic, uno de los más estrechos colaboradores del prooccidental presidente montenegrino Milo Djukanovic, declaró a la prensa luego de las conversaciones que el encuentro fue "productivo".
"Sólo pretendemos que las autoridades serbias nos entiendan. Si alguien desea más guerra, víctimas y violencia, nos opondremos férreamente", declaró.
Miodrag Vukovic, un alto funcionario montenegrino presente en las conversaciones, declaró a IPS que la pequeña república de 13.800 kilómetros cuadrados permanece firme en su demanda básica de "redefinir las relaciones" con Serbia.
Esta expresión significa que Montenegro pretende que Belgrado reconozca los resultados electorales de 1998, cuando Djukanovic se transformó en presidente y su Partido Democrático Socialista obtuvo una estrecha mayoría parlamentaria.
Serbia y Montenegro no tienen elecciones simultáneas debido a la celebración de varios comicios anticipados en Serbia.
Contrariamente a lo establecido en la Constitución federal, el gobierno yugoslavo no permitió que se modificara la representación montenegrina en el parlamento federal de acuerdo con los resultados electorales.
Además, Milosevic designó a su aliado montenegrino Momir Bulatovic como primer ministro federal, aunque la Constitución establece que el primer ministro debe ser montenegrino si el presidente es serbio.
Montenegro anunció sus planes de promover un plebiscito de autodeterminación para febrero, pero para ello necesitaría el respaldo de Occidente, que se opone a la creación de más miniestados étnicos en los Balcanes. (FIN/IPS/tra-en/vpz/ak/mlm/ip/99