URUGUAY: Un impuesto embravece la campaña electoral

La campaña para la segunda ronda de las elecciones presidenciales de Uruguay se concentra en la polémica reforma tributaria propuesta por la izquierda y en la captación del voto de centro, mientras dos encuestas señalan un empate técnico entre los dos candidatos finalistas.

Las fuerzas que respaldan al aspirante liberal Jorge Batlle creyeron ver en el impuesto a la renta de las personas físicas un flanco vulnerable del candidato socialista Tabaré Vázquez y sobre ese proyecto descargan su propaganda.

El gobernante Partido Colorado, de Batlle, y su aliado para la segunda vuelta del 28 de este mes, el Partido Nacional, intentan estimular el rechazo de los votantes a un impuesto que, según advierten, afectará especialmente a los asalariados y jubilados de clase media.

Portavoces del Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA), la coalición de izquierdas que postula a Vázquez, contribuyeron a la confusión exponiendo públicamente al menos tres versiones distintas de su proyecto de impuesto a la renta personal.

Vázquez, un médico oncólogo de 59 años, está cerca de la hazaña de llevar al gobierno a una coalición encabezada por el Partido Socialista, de raíz marxista, y en la que los ex guerrilleros tupamaros constituyen una importante minoría.

Después de anunciar hace algunos años que su eventual gobierno "hará temblar hasta las raíces de los árboles", esta semana afirmó que "el EP-FA ha cambiado", ha sabido "acompañar el proceso de modernización" del mundo.

Las claves de la elección son la opinión centrista, invariablemente mayoritaria en Uruguay, y los votantes de los partidos derrotados en la primera vuelta, que en conjunto sumaron más de 26 por ciento del total. Los dos candidatos hurgan en ese fondo.

Las firmas encuestadoras Cifra y Equipos Mori anunciaron esta semana un empate técnico entre los dos candidatos, en torno de los 43 y 45 puntos porcentuales, mientras otros tres institutos de opinión pública dieron ventajas al aspirante izquierdista.

Vázquez se impuso en la primera vuelta, el 31 de octubre, con 40,1 por ciento de los votos válidos, pero le faltaron 10 puntos para evitar la segunda. Batlle, que ya fracasó en cuatro tentativas anteriores de ganar la Presidencia, reunió entonces 32,7 por ciento.

El EP-FA acusa al Partido Colorado de "mentiroso", por presentar una versión supuestamente falsa del proyecto de reforma tributaria, con el que la izquierda afirma que gravará progresivamente los ingresos personales mientras reduce la tasa del impuesto al valor agregado, aplicado al consumo.

Por su parte, los responsables de la campaña propagandística de Batlle advierten que el impuesto a la renta personal sería "la liquidación de la clase media", el orgullo tradicional de Uruguay y base de su estabilidad.

El EP-FA ya acabó con la hegemonía de colorados y nacionalistas, dos partidos que se disputaron de modo excluyente el poder desde su fundación en 1836, con la única excepción del periodo dictatorial de 1973-1985, cuando la actividad política estuvo prohibida.

En los comicios de octubre surgió como la primera fuerza política, aunque con mayoría sólo relativa en el parlamento electo, y ahora pretende llevar a su candidato al triunfo en el último domingo de este mes para realizar su pregonado "cambio a la uruguaya".

Vázquez afirma que su gobierno se esforzará por reducir la pobreza que, según sus cálculos, engloba a 700.000 de los 3,2 millones de uruguayos.

En cuanto a Batlle, se remite a informes de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina para decir que los pobres son menos de 200.000 y que Uruguay es el país de la región de más justa distribución del ingreso.

El senador Danilo Astori, presentado por Vázquez como ministro de Economía de un eventual gobierno del EP-FA, advirtió que tambiém se asiste a "una emergencia productiva", resultado de "una inversión muy baja, 12 por ciento del producto interno bruto".

La limitada inversión determina "una insuficiencia en la creación de empleo productivo", dijo Astori al semanario Búsqueda.

El desempleo llegó en septiembre a 11,4 por ciento entre la población económicamente activa urbana, frente a menos de 10 por ciento en marzo de 1995, cuando se instaló el gobierno actual, del colorado Julio María Sanguinetti.

Batlle y el gobierno encuentran causas exógenas para los problemas económicos de Uruguay. El factor negativo fue la devaluación de la moneda brasileña en enero, que hizo trizas la competitividad de la producción uruguaya frente a Brasil, su principal mercado, señalan las autoridades.

El EP-FA había denunciado antes de la campaña electoral "el costo social" de la estabilización de precios lograda por la política gradualista de Sanguinetti y del predecesor de éste en el gobierno, el nacionalista Luis Alberto Lacalle.

Pero Vázquez y Astori aseguran en esta campaña decisiva que la izquierda respetará y conservará la estabilidad, que fue conseguida "con sacrificios por todos los uruguayos".

El gobierno de Sanguinetti redujo la inflación de 44 por ciento en 1994 a 3,7 por ciento en los 12 meses finalizados en octubre último, aunque las propias autoridades económicas reconocen que la deflación internacional contribuyó a esa pronunciada caída.

Los dos candidatos recibieron voces de aliento del exterior. El economista Ricardo López Murphy, asesor del presidente electo de Argentina, Fernando de la Rúa, destacó "los logros de Uruguay", y ese elogio fue rápidamente capitalizado por los partidarios de Batlle.

El gobierno de De la Rúa, a instalarse el 10 de diciembre, "se pondrá como meta lograr los indicadores sociales, macroeconómicos y de estabilidad que tiene Uruguay", dijo López Murphy, que también asesora al Banco Central de Argentina y al de este país.

El futuro ministro de Economía de Argentina, José Luis Machinea, pretende obtener "una calificación de investment grade (grado de inversión), como la que tienen ustedes desde hace tres años", agregó.

Pero también hubo declaraciones beneficiosas para Vázquez, y nada menos que del embajador de Estados Unidos, Christopher Ashby.

Ashby, entrevistado por Búsqueda, dijo que "no tiene ninguna preocupación" ante las posibilidades del EP-FA de llegar al gobierno, ya que en el discurso de Vázquez no encuentra conceptos "contra la filosofía democrática ni contra los intereses de Estados Unidos".

Si los dirigentes de izquierda forman gobierno "estoy seguro de que vamos a tener relaciones profesionales con ellos", afirmó el embajador a Búsqueda, un semanario cuyos columnistas han hecho campaña contra el EP-FA. (FIN/IPS/ff/ip/99

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