URUGUAY: Alianza contra la izquierda en elección presidencial

Un nuevo bipartidismo se configuró en Uruguay, al menos en forma transitoria, con la alianza de los dos partidos históricos contra la ascendente izquierda para la segunda vuelta de la elección presidencial, que se realizará el 28 de este mes.

Los tradicionales partidos Colorado y Nacional, rivales desde que fueron fundados en 1836, sellaron un pacto para evitar que llegue al gobierno Tabaré Vázquez, candidato de la coalición izquierdista Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA).

Vázquez obtuvo 39 por ciento de los votos en la primera vuelta, realizada el 31 de octubre, y se enfrentará el 28 de este mes al liberal Jorge Batlle, del gobernante Partido Colorado, quien logró 31 por ciento. El candidato del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle, recibió 21,5 por ciento.

Lacalle, quien ocupó la presidencia entre 1989 y 1994 y preside en la actualidad el directorio de su partido, declaró que su colectividad había respondido a una «responsabilidad histórica».

«Esta es una circunstancia única en la historia del país. Antes han existido coincidencias sobre temas concretos, pero este acuerdo preelectoral es único», señaló.

Los partidos Colorado y Nacional se han alternado en el gobierno del país durante 163 años, con la única excepción de la dictadura militar de 1973-1985.

El ex candidato nacionalista aseguró que participará «activamente» en la campaña de la segunda vuelta, personalmente y mediante publicidad en todo el país.

«Ha sido necesaria mucha grandeza y una enorme madurez política para que dos colectividades que nacieron antagónicas (…) hayan acordado una coincidencia en las líneas de acción para un futuro gobierno», se afirmó este miércoles en la página editorial del diario nacionalista El País, el de mayor tiraje del país.

Para el matutino «están enfrentadas las posibilidades de dos modelos distintos de país: el de un orden seguro y el de un caos eventual; el de un Estado de Derecho donde a nadie se le va a ocurrir gobernar por decreto o un Estado arbitrario (…), el de una coexistencia pacífica o el de un revanchismo peligroso».

Batlle, un abogado de 72 años, afirmó que la decisión nacionalista había multiplicado sus «responsabilidades y obligaciones» y subrayó que se sentía comprometido desde el punto de vista «moral».

La consigna central de la campaña del candidato colorado será «Llegó la hora de votar juntos. Batlle Presidente», sobre el fondo de la bandera uruguaya, con franjas azules y blancas. El azul y el blanco son también los colores del Partido Nacional.

El pacto entre ambos partidos tradicionales surgió de una negociación iniciada tras la primera vuelta de las elecciones, e incluye el compromiso de defender el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, reducir los impuestos y disminuir el aporte a la previsión social de la mayoría de las empresas.

Colorados y nacionalistas también acordaron mejorar los salarios que paga el Estado a educadores, policías y militares, tres de los sectores con remuneraciones más bajas en promedio.

Los firmantes prometieron mantener durante el próximo quinquenio el nivel de la inversión pública en vivienda, aumentar el presupuesto del Poder Judicial y buscar soluciones para el sector agropecuario, cuyos dirigentes gremiales realizaron en los últimos meses grandes protestas públicas contra el gobierno.

Vázquez, un médico oncólogo de 59 años, había pedido una entrevista al directorio del Partido Nacional para discutir la posibilidad de lograr coincidencias en materia de programa, pero ese organismo consideró el martes que no sería «serio» reunirse con el candidato izquierdista tras el acuerdo con los colorados.

Los observadores dudan de que la decisión de apoyar a Batlle sea acatada por todos los votantes del Partido Nacional, ya que el comportamiento electoral de los ciudadanos ha mostrado una creciente autonomía de las autoridades partidarias.

Encuestas de las empresas independientes Cifra y Equipos-Mori, divulgadas antes de la primera vuelta, indicaron que sólo la mitad de los entrevistados votaban siempre al mismo partido, mientras el resto decidía en cada ocasión a qué candidato apoyar.

La rivalidad histórica entre colorados y nacionalistas también es un obstáculo para el acatamiento del acuerdo. Muchos dirigentes nacionalistas de segundo nivel ya han declarado que no están dispuestos a votar por Batlle en la segunda vuelta, y varios de ellos adelantaron que apoyarán a Vázquez.

Lacalle aclaró que los nacionalistas no integran «un partido totalitario» y que sólo realizaron una «exhortación» a votar por Batlle, pero añadió que el pacto con los colorados tiene un valor espiritual e ideológico porque fue aprobado por unanimidad en el directorio, elegido mediante el voto popular.

Vázquez convocó a votantes de todos los partidos a respaldarlo y arguyó que «nadie tiene el derecho de tocer la voluntad de la gente».

El candidato izquierdista afirmó que ciudadanos de distintos partidos pueden «avanzar juntos sin que nadie abandone sus convicciones» y que es preciso «construir las mayorías necesarias» para que el país cambie.

El analista político Oscar Bottinelli opinó este miércoles que tanto Vázquez y Batlle cuentan hoy con una base mínima de alrededor de 40 o 41 por ciento de los votantes.

El experto pronosticó que la candidatura de Batlle sumará entre diez y 12 puntos porcentuales de apoyo, provenientes de personas que votaron al Partido Nacional en la primera vuelta.

Bottinelli agregó que Vázquez sumará, a su vez, entre dos y tres puntos porcentuales de apoyo, provenientes de ciudadanos que votaron en la primera vuelta al partido Nuevo Espacio, de tendencia socialdemócrata.

El Nuevo Espacio, que obtuvo 4,4 por ciento del total en la primera vuelta, dejó en libertad de acción a sus votantes, pero su líder, el senador Rafael Michelini, anunció que votará a Vázquez. (FIN/IPS/rr/mp/ip/99)

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