SALUD: Condiciones de pueblos indígenas preocupan a la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) se comprometió a favorecer la elaboración de políticas de protección y promoción del derecho a la salud de las poblaciones indígenas, que registran una esperanza de vida inferior entre 10 y 20 años al resto de las personas de los países donde viven.

Las poblaciones indígenas, que en todo el mundo suman más de 300 millones de personas, atraviesan una situación sanitaria de inequidad significativa, con tasas de mortalidad infantil que superan hasta tres veces el promedio nacional.

A esto se agrega que, pese a la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos hace 50 años, se sigue ignorando los derechos fundamentales de los pueblos indígenas, a la identidad cultural, la tierra, la libertad, la salud y a la misma vida, dijo Gro Harlem Brundtland, directora general de la OMS.

La funcionaria precisó que la OMS respaldará a las poblaciones indígenas mediante la elaboración y la promoción de estrategias sanitarias eficaces que contribuyan a la reducción de la pobreza.

Brundtland habló ante expertos sanitaristas y dirigentes de comunidades aborígenes que asistieron esta semana en Ginebra a la Consulta Internacional sobre la Salud de las Poblacioens Indígenas, convocada por la OMS.

Wilton Littlechild, jefe de las cuatro naciones Cree asentadas en Canadá, explicó que la Consulta permitió el lanzamiento de una nueva alianza para abordar en el milenio venidero las cuestiones sanitarias y establecer una política de salud y bienestar para los pueblos indígenas del mundo.

Las delegaciones insistieron durante la Consulta en su derecho a la autodeterminación, un principio objetado por varios estados en un grupo de trabajo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que discute desde hace casi dos decenios el Proyecto de Declaración sobre los Derechos de las Poblaciones Indígenas.

Brundtland recordó que uno de los artículos de la polémica declaración establece que los pueblos indígenas tienen derecho a medidas especiales para obtener una mejora inmediata de sus condiciones sociales, incluida la salud.

Otro párrafo del borrador en discusión reconoce el derecho de los pueblos indígenas a establecer sus prioridades con relación a los programas de salud y al uso de medicinas y prácticas de curación tradicionales.

La representación indígena ante la Consulta insistió en reclamar para las comunidades el control verdadero de los programas de atención sanitaria y también de los recursos dedicados a la salud.

El médico Roy Laifungbam, de India, que preside el comité sobre salud del Caucus Indígena, estimó que el control de la comunidad se debe extender a la aplicación de las medidas de protección ambiental necesarias para el aire, el agua y los ecosistemas.

Los programas anteriores vinculados con la elaboración y la ejecución de los sistemas de salud omitieron el reconocimiento de ese derecho de participación de las comunidades indígenas.

Una de las propuestas examinadas por la Consulta propugna el estudio de mecanismos destinados a lograr que las poblaciones indígenas se asocien formalmente a la labor de la OMS.

Algunos estados miembros de la ONU han objetado la participación de las representaciones indígenas en organismos del foro mundial y de sus agencias por temor a que consagre un reconocimiento a la autonomía de esos pueblos y a sus demandas de autodeterminación.

Brundtland estimó que la asociación entre los gobiernos y los movimientos de pueblos indígenas son importantes y verdaderamente esenciales. "Solo a través de la asociación, los sistemas sociales pueden reforzarse mutuamente", opinó.

Un estudio preparado para la OMS por la médica Ethel Wara Alderete, de la Universidad Nacional de Jujuy, en Argentina, verificó que los indígenas, diseminados por todos los continentes y representando miles de culturas distintas, constituyen la proporción más elevada de los pobres en el mundo.

Las condiciones de vida y la situación sanitaria de esos pueblos son invariablemente peores que las de la población general de cada país, agravadas por bajos niveles de ingresos, poca disponibilidad de agua potable, alimentos y saneamiento, y el acceso limitado a los servicios de salud.

Pero muchas de las causas determinantes de la situación sanitaria de los pobres en el mundo, incluidos los pueblos indígenas, se encuentran fuera del campo de la salud, aclaró Brundtland.

El logro de una salud mejor para los pobres requiere un enfoque amplio en el que se comprometan la OMS y sus estados miembros, pero también otros responsables del desarrollo económico y social.

Esto significa esforzarse para que la mundialización sea más abarcadora y la distribución de sus beneficios, más equitativa, dijo la directora general de la OMS.

El informe de Alderete consignó que la malnutrición y las enfermedades transmisibles, como la malaria, la fiebre amarilla, el dengue, el cólera y la tuberculosis, siguen afectando a una gran parte de los pueblos indígenas de todo el mundo.

El médico Laifungbam observó que en algunos casos, en esas comunidades se registran mayores tasas de suicidio, indicativas del deterioro de las condicioens que afectan a la salud mental.

El desplazamiento de las tierras donde viven y la contaminación afectan el suministzro de alimentos de los pueblos indígenas, lo que aumenta las probabilides de malnutrición y de inanición, refirió el informe de Alderete. (FIN/IPS/pc/ag/he/99

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