Hoy comenzó la primera visita del Tribunal Penal Internacional para Ruanda a los lugares donde en 1994 se cometió el genocidio ruandés en el que murieron hasta un millón de personas, en su gran mayoría de la minoría tutsi.
El tribunal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), creado en Tanzania hace cinco años, visitará hasta este jueves la localidad ruandesa de Kibuye, donde más de 25.000 tutsis fueron masacrados entre abril y julio de 1994.
La visita se debe a que el miércoles comenzó el séptimo juicio del Tribunal, y en esta ocasión el acusado es Ignace Bagilishema, alcalde del distrito de Kibuye en la época del genocidio.
Bagilishema fue acusado de cometer genocidio, de ser cómplice de dicho delito y de perpetrar crímenes contra la humanidad y de guerra en los cuatro condados de Mabanza, Gitesi, Gishyita y Gisovu, del distrito de Kibuye.
"Me gustaría recalcar que esta (visita) es una actividad estrictamente judicial y que por ello no se mezclará con actividades protocolares relacionadas con las autoridades de Ruanda tales como llamados o reuniones de cortesía", advirtió el portavoz del Tribunal, Kingsley Moghalu.
"Sin embargo, las autoridades de Ruanda saben de la visita y están colaborando con el Tribunal", señaló.
La Fiscalía del Tribunal pronunció su discurso inicial con las acusaciones contra Bagilishema, mostró un video filmado en Ruanda poco después del genocidio y declaró que los hutus habían organizado el genocidio premeditado y sistemático contra la minoría tutsi.
La Fiscalía acusó también a los hutus de utilizar medios de comunicación masiva para promover el odio étnico y de entrenar a las milicias hutus favorables al gobierno, conocidas como Interahamwe (los que hablan la misma lengua), para organizar la masacre contra los tutsis.
"El acusado, que era una de las autoridades, no hizo nada para revertir la situación, y en cambio utilizó su poder para perpetrar las masacres", sostuvo la Fiscalía.
Bagillishema, arrestado en febrero en Sudáfrica, se declaró inocente de todos los cargos.
Bagilishema es el procesado número 28 por el Tribunal. De los 48 individuos acusados de participar en el genocidio, 38 se encuentran en las celdas de custodia que tiene el Tribunal en Arusha, al norte de Tanzania.
El Tribunal es la primera corte internacional de justicia creada para luchar contra la impunidad en Africa, y sentará precedente por apresar a quienes perpetraron el genocidio de Ruanda y por definir por primera vez a la violación como un crimen contra la humanidad.
La masacre de Ruanda es comparable a otros genocidios perpetrados en este siglo, como el de la colectividad armenia por fuerzas turcas en 1915-1916, el holocausto judío por la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial, y el de Camboya por el Jemer Rojo, entre 1975 y 1979.
Cinco personas fueron condenadas desde septiembre del año pasado, cuando el Tribunal dictó su primer fallo, contra Jean Paul Akayesu, el ex alcalde de Taba, donde murieron miles de tutsis.
Akayesu, declarado culpable de los cargos de genocidio y crímenes contra la humanidad, incluso violación, fue condenado a cadena perpetua, y se convirtió así en el primer condenado por genocidio por el Tribunal Penal Internacional.
Uno de los principales éxitos del Tribunal ha sido atrapar, con la ayuda de la comunidad internacional, a 38 de los acusados de liderar el genocidio, incluso al ex primer ministro Jean Kambanda, que era jefe de gobierno cuando se perpetró la masacre.
Kambanda fue condenado a cadena perpetua también en septiembre de 1998, y se convirtió en el primer jefe de Estado de la historia juzgado y declarado culpable por un tribunal internacional.
Los demás acusados que se encuentran bajo custodia son nueve ministros del gabinete de Kambanda, comandantes del ejército, periodistas e importantes empresarios.
El Tribunal se propone juzgar hasta 100 sospechosos de organizar y participar en el genocidio, anunció Moghalu.
"En el Tribunal creemos que la clave para el desarrollo de Africa es la transparencia, y nuestro trabajo es garantizar la transparencia judicial de las personas que están en el poder. El continente está empobrecido porque no gobernó la ley" hasta ahora, explicó Agwu Ukiwe Okali, del órgano de la ONU.
Okali recalcó la necesidad de que las sentencias del Tribunal se cumplan en prisiones de Africa, a fin de fortalecer el efecto disuasivo de su trabajo.
"La primera lección (que debería aprender) Ruanda a partir del trabajo del Tribunal es que los africanos deben absorber e internalizar las lecciones del genocidio, para que nunca vuelva a cometerse un crimen de esa proporción y naturaleza en el continente", indicó Okali.
Cada vez son más los africanos que piden que el mandato del Tribunal Penal Internacional de Ruanda se extienda a otros países de Africa, como Liberia, Sierra Leona, Somalia y Sudán, donde se cometieron graves crímenes de guerra. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/ceb/aq/hd/99