/REPETICION/VOLODIA TEITELBOIM: Los cien años de soledad de América Latina (2-M)

IPS: ¿Y que alcance tiene ahora ese conflicto?

TEITELBOIN: Ese es el traspaso que va a hacer el siglo XX al siglo XXI, al tercer milenio. No lo auguro en absoluto como un período de paz universal. Algunos dicen que el siglo XXI ya empezó con la caída de la Unión Soviética y posiblemente con la guerra de Yugoslavia.

Y empezó sobre la base de los 10 últimos años del siglo XX, los que contabilizan mayor número de conflictos regionales, y posiblemente se anuncie ésto como el cuadro prometido para el siglo XXI, por lo menos para las primeras décadas.

Asistimos a una revolución colosal desde el punto de vista de las comunicaciones, desde el punto de vista tecnológico, pero manejada por algunas manos. Nunca ha habido tanta riqueza concentrada en tan pocas personas, y tanta miseria creciente.

Este panorama asegura que los tiempos que vienen no serán calmos. Por el contrario, serán tiempos de ruptura, y ya empezaron.

Frente a esto también se está disipando la euforia delirante con que se saludó la caída de la Unión Soviética, la liquidación de toda idea de cambio revolucionario y de que el mundo, conforme al absurdo, sería un mundo monocolor, un mundo aburrido, tedioso, en que nada pasaría, y por lo tanto se produciría el hastío.

Y además, junto con eso, un mundo enteramente sumergido en el ansia consumista, olvidándose de los valores espirituales, y de las contradicciones reales que se profundizan.

IPS: La literatura no escapa tampoco a esas contradicciones.

TEITELBOIN: Porque la literatura es también un campo de batalla. Hay una literatura "light", que es la que el sistema promueve, porque es para las mentalidades vacías de contenido, para quienes la lectura debe ser entretenimiento y una manera de matar el tiempo.

O sea, al revés de lo que se decía, que la literatura debe resucitar el tiempo, respetar la memoria, los grandes sentimientos solidarios, el humanismo. Creo que la literatura latinoamericana está frente a un problema de autorresponsabilidad respecto de sus pueblos, de su gente.

A propósito de la consideración por muchos de que el Ulises es el prototipo de la novela del siglo XX, yo creo que el Ulises tiene una importancia colosal desde el punto de vista de la inmersión en la vida interna del personaje, resumido todo de una manera fabulosa y naturalmente artificiosa.

Al describir 24 horas de la vida de un hombre, Ulises resume toda la vida del hombre, y de todas las épocas y de todo el mundo.

Y esta vida es una vida en que la realidad externa, una multitud de detalles de la vida cotidiana, siempre pasan por el tamiz, por el filtro de la vida interior, por la reflexión y el monólogo interior, de la conversación del hombre consigo mismo.

Eso es muy importante, y es el gran legado de esta novela, que alguien definió como la locura de un hombre insensato, porque pretendió lo imposible.

Es una novela de lectura compleja, difícil, no para el lector común, acostumbrado sólo a la lectura del periódico. Pero desde el punto de vista literario señala un camino, que no es un camino solitario o aislado, porque hay muchas tendencias, no sólo en la literatura, y muchos aportes en el campo de la ciencia, de la investigación del hombre.

Porque el hombre no es sólo un ente económico, ni es el que sabe hacer cosas, ni es tampoco pura esencia espiritual. Es todo, y es la combinación que puede hacer un cóctel infernal y lleva a grandes tragedias, porque otra de las características de este tiempo es la neurosis y el estrés como enfermedades universales.

IPS: Desde el punto de vista de la literatura, ¿quiénes reflejan mejor al hombre, los narradores o los poetas?

TEITELBOIN: Yo creo que Pablo Neruda es el caso máximo de representación más completa del mundo físico, del mundo humano, del mundo de la sociedad, de las cosas, de la naturaleza, del amor.

Y por lo tanto él, incluso en un momento determinado, defiende la poesía como crónica, lo cual lo acerca de alguna manera a la novela.

Yo creo que es el poeta más representativo del siglo XX, por lo menos en América Latina, y tal vez de lengua española, y por muchos indicado como uno de los grandes poetas del siglo XX a nivel universal.

No quiero yo construir con Neruda un monumento solitario, el único que está en la plaza, porque poetas hay muchos y grandes poetas, poetas muy significativos en diversos planos.

Y es posible, por ejemplo, que muchos, y a mí no me parece una cosa desorbitada si no justa, estimen que (el peruano) César Vallejo, desde el punto de vista del desgarramiento humano y también de la rebelión contra el dolor de ser de que hablaba (el nicaragüense) Rubén Darío, llegue con más profundidad que Neruda.

Es un hombre que dice "yo nací un día en que Dios estuvo enfermo grave".

Ahora, Neruda es el poeta total, y si uno quiere saber, conocer y sentir el siglo XX a nivel mundial, y particularmente a nivel latinoamericano, y sobre todo con ojo chileno, tendrá en Neruda a quien dijo más sobre aquello.

Y lo dijo también de manera entrañable poéticamente, porque tenía esa condición de convertir en poesía cuanto tocaba, aunque parecieran temas prosaicos.

IPS: Si este siglo terminó con la disolución de la Unión Soviética o la guerra de Yugoslavia. ¿Cuándo comenzó? ¿Comenzó con la revolución de octubre en 1917?

TEITELBOIN: Creo que sí. Comenzó, digamos como prólogo, con la primera guerra mundial, en 1914, y una consecuencia de ella, no exclusivamente de la guerra, pero en la que tuvo una influencia muy fuerte, fue la revolución de octubre en Rusia.

El siglo empezó con la creación de ese país que luego sería llamado Unión Soviética y terminó con la desaparición de ese sistema, en 1991. Son, a mi juicio, dos hitos de un solo proceso, y que duran cerca de un siglo, que lo marcan, y determinan la polarización de dos sistemas. (SIGUE/3-E

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