PERU: Luces y sombras en la educación educativa

El gobierno de Alberto Fujimori, en el poder en Perú desde 1990, muestra destellos de acierto en materia educativa, pero también inocultables sombras.

Perú obtuvo este año el Premio Rey Sejonj de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como reconocimiento a sus avances en materia de alfabetización, que bajó de 13 por ciento en 1993 a siete por ciento en 1999, y de escolaridad, superior al promedio latinoamericano.

En 1995, utilizando créditos de organismos multilaterales, el gobierno lanzó un programa de reformas y obras en el campo educativo, que abarca ampliación de la infraestructura, dotación de materiales y reforma curricular, y ha aumentado la población escolar y el gasto público por alumno.

Pero, al mismo tiempo que se inauguraron en los últimos dos años unos 600 grandes centros escolares (casi uno por día, según afirma el gobierno), es evidente un descenso en la calidad de la educación que se imparte.

"Se ha avanzado en ampliar la cobertura escolar pública, pero a costa de reducir la calidad. Además, subsisten intensas inequidades en perjuicio de las áreas rurales y los grupos étnicos de la selva", comentó la educadora Ileana Morales.

"Ese no es el único problema. Los elevados índices de desaprobación (de cursos) reflejan el fracaso del sistema. El año pasado, 14,9 por ciento de los alumnos públicos de primaria fueron desaprobados. Eso significa que algo importante está funcionando mal en la educación peruana", añadió.

Otro índice alarmante es el de deserciones escolares.

La educadora e investigadora social Alegría Majluf sostuvo que "la deserción escolar no es un hecho aislado, pues forma parte de un proceso que incluye el bajo rendimiento de los alumnos y la repetición" de cursos, así como la economía.

Hasta 1998 se calculaba que 200.000 alumnos de primaria y secundaria abandonaban los estudios en la enseñanza pública cada año. Expertos prevén que la cifra se duplicará en 1999 debido al impacto en las familias de la reseción económica, una de las causas principales de deserción.

"Se gasta para aumentar el número de colegios pero no para mejorar los sueldos de los maestros, que también desertan, pero solo los profesores con mejor nivel, porque como hay mucha desocupación no faltan postulantes", dijo, por su parte, el profesor Gilberto Zapata.

Egresado de un instituto superior pedagógico, Zapata abandonó las aulas. Ahora, se dedica a la crianza de codornices en el techo y el patio de su casa, ubicada en el norte de Lima. Obtiene mayores ingresos y satisfacciones vendiendo huevos y pichones que en el desempeño de su vocación magisterial.

Hugo Díaz, director del no gubernamental Instituto de Investigación para el Desarrollo, dijo que, "como consecuencia de los bajos sueldos en la enseñanza pública, el nivel de los postulantes a los cargos magisteriales ha descendido notoriamente".

Al concurso para cubrir plazas docentes convocado a comienzos de este año para contratar 29.256 nuevos maestros se presentaron más de 110.000 aspirantes, pero sólo 17.000 lograron aprobar los exámenes.

"No sólo no se pudo cubrir la meta de contrataciones. Sesenta por ciento de los 17.000 contratados aprobaron ajustadamente y sólo uno por ciento alcanzó nota de 14 puntos o más en una escala de uno a 20", comentó Díaz.

"La deficiente formación de los educadores y la grave situación económica de las familias del sector popular ha incrementado la deserción escolar y el porcentaje de alumnos desaprobados en los cursos de primaria", añadió Morales.

Como consecuencia de las dificultades para contratar educadores suficientes y el poco atractivo de los puestos en las zonas rurales más apartadas, en esas áreas son frecuentes los salones multigrado, donde un solo maestro se ocupa al mismo tiempo de alumnos de diferentes edades y cursos.

El Ministerio de Educación aplica gradualmente desde 1996 un nuevo plan curricular de enseñanza inicial y primaria y distribuyó gratis 11,3 millones de cuadernos de trabajo de las asignaturas comunicación integral y lógica matemática.

En ese lapso, 62.143 profesores de primaria recibieron instrucción en metodologías modernas de enseñanza activa y de optimización de recursos. El gasto del Estado por alumno en las escuelas públicas aumentó de 158 dólares en 1995 a 255 dólares este año.

Pero, según las mismas cifras oficiales, el gasto en la educación pública de Perú está por debajo del promedio latinoamericano como porcentaje del producto interno bruto (PIB), que asciende a tres por ciento.

Argentina y Venezuela invierten 3,4 por ciento del PIB en la enseñanza, seguidos de Ecuador, con 3,1 por ciento, y Chile, con 2,8 por ciento. Luego se ubica Perú, con 2,6 por ciento del PIB. (FIN/IPS/al/mj/ed/99

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