PERU: La cocaína ahora es negra

El primer caso se produjo hace un año. La brasileña Katia Cardoso se disponía a abordar un avión rumbo a su país en el aeropuerto de la capital peruana cuando la policía antidrogas le encontró un maletín de doble fondo con un polvo negro.

Se trataba de cocaína. Y los policías estaban desconcertados.

Ahora, a un ciudadano holandés le encontraron lo mismo, pero ya los policías estaban mejor informados. Sabían que el estupefaciente había sido sometido a sofisticados procesos químicos no sólo para encubrir su característico color blanco, sino para neutralizar a los perros detectores de drogas.

Cuántos traficantes habrán logrado evadir los controles en ese lapso, gracias a que la cocaina negra no huele ni reacciona en presencia de los reactivos químicos tradicionalmente usados por la policía?. Imposible saberlo.

Según informes internacionales, el estupefaciente es exportado desde Colombia a Estados Unidos y países europeos, principalmente Holanda, usando una sucesión de complicadas rutas hasta ser embarcada a sus destinos finales por vía aérea. Panamá y Perú parecen ser los puntos preferidos para esta última opción.

Según un informe de la Dirección Nacional contra las Drogas (Dinandro) de la policía peruana al cual tuvo acceso IPS, la cocaína negra "original" es producida en Colombia, presumiblemente por el cártel de Cali.

Se utilizan reactivos químicos como el cloruro férrico, que le provee la coloración negruzca, cobalto y otros elementos que están siendo investigados en las oficinas de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA).

El documento reconoce que la gran mayoría de insumos usados en la elaboración de la droga no son conocidos por los expertos de la Dinandro, por lo que se ha solicitado la asesoría de la DEA y otros organismos internacionales de control de estupefacientes.

Sin embargo, algunos narcotraficantes peruanos también estarían elaborándola, usando productos químicos de fácil adquisición en el mercado, como acetona y carbón, para oscurecer el estupefaciente sin alterar su calidad.

Por ejemplo, Panamá ha expedido una norma según la cual los componentes químicos que se han logrado detectar hasta el momento en la fabricación de la cocaina negra sólo pueden ingresar a ese país con una autorización expresa del Ministerio de Salud y detallándose específicamente los fines que se les dará.

Especialistas de la Dinandro consultados por IPS reconocieron que la cocaína negra es fruto de una larga investigación, hasta que se obtuvo un producto que sólo oscurezca la droga, sin variar significativamente sus propiedades.

Sin embargo, señalaron que la cocaína negra tendría un índice de toxicidad para los consumidores mucho mayor que la blanca. Y si esto es así en el caso de la cocaína proveniente de Colombia, con mayor razón en el caso de la fabricada en Perú, debido a sus componentes más "caseros".

La aparición de la cocaina negra en el mercado se produce en momentos que los precios internacionales de la hoja de coca experimentan una tendencia alcista, que hace temer a los especialistas un repunte de las zonas de producción.

En el caso peruano, disminuyeron dramáticamente de más de 100.000 hectáreas a comienzos de esta década a 50.000 en la actualidad.

Hacia 1995 el precio de la arroba de coca (11,5 kilogramos) era de tres dólares, el más bajo desde que empezó el auge de este cultivo ilegal en los años 80. Pero en la actualidad se cotiza a 30 dólares en promedio, con tendencia a seguir subiendo.

Informes periodísticos del interior de Perú dan cuenta que en los valles del río Apúrimac y Ene, los cocales pintan de verde claro cerros, laderas y partes bajas, y pueden distinguirse claramente desde la carretera.

Pero no son esos los más cotizados, sino los que están "tierra adentro". Allí, la arroba se cotiza a 30 dólares, mientras que en la zonas más cercanas, donde hay mayores controles policiales y riesgos de incautación, el precio oscila entre 20 y 22 dólares.

Las fuentes expresaron sus sospechas que la cocaína negra sea preparada en esos alejados parajes, desde donde sería llevada a la costa en alijos perfectamente disimulados debido a su coloración oscura, que no despierta sospechas.

"Lamentablemente, no tenemos forma de averiguarlo, la gente ya no colabora como antes, nos hemos quedado sin informantes", afirmó la fuente.

Por otro lado, el consumo de clorhidrato de cocaína también está aumentando. Hasta hace dos años estaba restringido a los estratos más altos de la sociedad, pero según la Comisión de Lucha contra las Drogas su consumo ha crecido en 3,4 por ciento en los últimos tres años.

Lima registra el mayor consumo, aunque está seguido muy de cerca por las ciudades de la selva peruana, la zona productora de la hoja de coca. (FIN/IPS/zp/ag/ip/99

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