El nuevo régimen militar de Pakistán logró en cierta medida contrarrestar las críticas y los esfuerzos internacionales para aislarlo mediante una aproximación a sus aliados tradicionales del Golfo.
El general Pervez Musharraf, quien derrocó hace exactamente un mes al primer ministro paquistaní Nawaz Sharif y se autoproclamó jefe de gobierno, ya realizó dos giras por países árabes del Golfo.
Musharraf visitó en octubre Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos, en tiempos de duras críticas a su golpe de Estado, en particular de la Commonwealth, que suspendió a Pakistán en su calidad de miembro de la agrupación de antiguas colonias británicas.
Luego, la semana pasada, el mandatario visitó Qatar, Turquía y Kuwait, mientras India forzaba la postergación indefinida de una cumbre de Asia meridional que debía celebrarse este mes en Katmandú, Nepal.
Musharraf esperaba obtener una legitimación de su gobierno mediante el relacionamiento con líderes civiles de la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional, de siete miembros, pero India lo evitó.
En su segundo discurso a la nación, pronunciado el 17 de octubre, Musharraf anunció que el fortalecimiento de las relaciones con otros países islámicos sería el pilar de la política exterior de Pakistán, el único país musulmán que posee armas nucleares.
El Golfo era la elección lógica para su primer viaje al exterior, dados los especiales vínculos de Pakistán con esas monarquías.
Los estados del Golfo ofrecieron a Islamabad un limitado respaldo económico el año pasado para ayudarle a superar la crisis generada por las sanciones internacionales impuestas debido a las pruebas nucleares que realizó en mayo de 1998.
La ayuda llegó bajo la forma de petróleo con pago diferido y de respaldo para créditos del Banco Islámico de Desarrollo.
Arabia Saudita, que extendió ayuda financiera por varios miles millones de dólares a Pakistán a través de los años, fue el primer país en respaldar abiertamente el régimen de Musharraf.
La visita del general a Arabia Saudita también le permitió realizar un peregrinaje a La Meca, un hecho que tuvo resonancia entre los partidos políticos paquistaníes de base religiosa.
Pakistán contribuyó con soldados y entrenamiento a las fuerzas policiales y de defensa de muchos estados del Golfo. La participación de Islamabad en la fuerza multinacional que liberó a Kuwait de la ocupación iraquí en 1991 es especialmente apreciada en la región.
Además, los países del Golfo albergan a cientos de miles de trabajadores paquistaníes que envían a este país millones de dólares en remesas cada año.
Aunque muchos de ellos reciben bajos salarios, existe una gran comunidad de ejecutivos y empresarios que pueden organizar campañas de solidaridad. Musharraf insistió en reunirse con representantes de esta comunidad en cada uno de los estados del Golfo que visitó.
"Los estados árabes del Golfo son una especial fuente de apoyo para el nuevo gobierno militar", expresó un diplomático occidental en Emiratos.
Estos países "no son propensos a criticar la política interna de Pakistán, y sí a ofrecerle ayuda financiera cuando todos los demás se la niegan", agregó.
La visita a Turquía también tuvo especial importancia para Musharraf, quien vivió siete años en ese país durante su infancia, cuando su padre fue asignado allí en misión diplomática, y habla fuidamente el turco.
Días después de tomar el poder, Musharraf expresó admiración por Mustapha Kemal Attaturk, el fundador de la Turquía moderna secular, lo cual hizo temer a algunos grupos políticos paquistaníes que el nuevo gobierno se aparte de la tradición islámica nacional.
Musharraf explicó al primer ministro turco Bulent Ecevit las razones del golpe en Pakistán, y Ecevit "las comprendió perfectamente", según el general.
Por otra parte, el mandatario turco declaró que transmitió a Musharraf su deseo de que Pakistán retorne a un régimen civil lo antes posible, pero se cuidó de no dar señal alguna de interferencia.
Al acercarse a sus aliados del mundo islámico, Musharraf logró contrarrestar en cierta medida las críticas de Occidente a su régimen.
Un panel investigador de la Commonwealth, encabezado por el canciller canadiense Lloyd Axworthy, partió de Pakistán sin obtener la promesa de un cronograma para el retorno al régimen civil, como pretendía, y en cambio declaró que comprendía las circunstancias que condujeron al golpe militar.
Así mismo, Washington moderó sus reclamos de retorno al régimen civil y ahora se limita a exhortar a Pakistán a establecer "mojones" para la restauración de la democracia y a expresar su voluntad de "comprometer" al gobierno militar en temas de interés mutuo. (FIN/IPS/tra-en/su/an/mlm/ip/99