Defensor de indígenas, de los refugiados y de los más pobres de México, el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, finalizará este miércoles una labor pastoral de cuatro décadas que lo convirtió en figura destacada de la Iglesia Católica latinoamericana.
Una multitudinaria misa y una peregirnación de más de 2.000 representantes de la Diócesis de San Cristóbal, en el estado de Chiapas, coronarán 75 años de vida del religioso, que en ese marco renunciará formalmente a la conducción de esa sede episcopal.
Colocado en el ojo del huracán en los últimos años, en que fue señalado como instigador de la rebelión armada que surgió en 1994 en el convulsionado Chiapas, 1.200 kilómetros al sureste de la capital del país, Ruiz reveló circunstancias de su salida.
El gobierno pidió el traslado del obispo de San Cristóbal de las Casas como condición para un mejoramiento del vínculo entre la Iglesia y el Estado, declaró el religioso al diario La Jornada.
En 1992, México restableció relaciones diplomáticas con el Vaticano, suspendidas desde mediados del siglo pasado, cuando era presidente el liberal Benito Juárez.
Juárez expropió los cantiosos bienes que poseía la Iglesia Católica y declaró el carácter laico del Estado.
Durante el régimen de Carlos Salinas (1988-1994) se prohibió por ley la actividad política a todos los grupos religiosos.
El gobierno puso el traslado de Ruiz como condición para la reanudación de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, afirmó el obispo, que medió entre las autoridades y insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacioal (EZLN) hasta el año pasado.
A principios de 1999, Ruiz anunció que abandonaría su cargo al cumplir 75 años, con el propósito de "no hacer sombra" a su sucesor, el sacerdote Raúl Vera, su obispo coadjutor desde agosto de 1995.
El religioso, alguna vez candidato al premio Nobel de la Paz, sostuvo que su retiro no alterará la labor de esa diócesis a favor de los más desprotegidos.
Un día antes de dejar su sede pastoral desde 1959, Ruiz reafirmó que el sello de su tarea fue Concilio Vaticano II, impulsado por Juan XXIII, quien lo nombró obispo de San Cristóbal, así como la pobreza y explotación de los indígenas de Chiapas.
El prelado recomendó a la jerarquía eclesiástica "robustecerse con hechos", para seguir siendo "una instancia nacional creíble", en especial porque, dijo, la celebración del Jubileo 2000 representa una estrategia de evangelización que pretende incidir en todos los aspectos de la vida.
Obispos, sacerdotes e indígenas de México y América Central llaman la atención sobre la toma de conciencia de la identidad cultural de los grupos aborígenes, maltrecha por la presencia de conquistadores europeos y por la imposición de esquemas occidentales, explicó Ruiz.
La teología indígena, que tiene muchas vertientes, se manifiesta en toda América Latina y "converge con el momento histórico en que los aborígenes emergen como sujetos de su propia historia", afirmó el obispo.
Ruiz es identificado como uno de los impulsores de la Teología de la Liberación, que se opone a que la labor religiosa sea destinada de manera exclusiva al fuero íntimo de los creyentes.
El investigador Bernardo Barranco ubica a Samuel Ruiz y Arturo Lona, obispo de la Diócesis de Tehuantepec, en el empobrecido estado sureño de Oaxaca, como símbolos de los "grupos minoritarios reconocidos más en la tradición de la Teología de la Liberación".
"Marcados por pastorales populares y compromisos sociales de base, han sido marginados y cuestionados desde hace más de 20 años por el Vaticano", explicó Barranco.
Para el experto Andrés Aubry, el estado de Chiapas, "hace 40 años sin relevancia para el propio país, es hoy caja de resonancia de problemas locales y universales y patrimonio hasta de la humanidad por las fuerzas que supo cristalizar" el obispo Ruiz.
El religioso "no dejó de abrir los ojos a los signos de los tiempos para que los indígenas, hasta hoy objeto o víctimas de la historia, sean sus actores y sujetos", afirmó Aubry.
El obispo de la ciudad brasileña de Recife, Helder Cámara, muerto este año, el asesinado arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero y el obispo de la Diócesis de Cuernavaca, en el estado mexicano de Morelos, Sergio Méndez, son junto con Ruiz algunos de los "Padres de la Iglesia Latinoamericana", destacó Aubry.
Reconocido por grupos humanitarios, Ruiz ha sido, sin embargo, severamente cuestionado y hasta satanizado por sectores conservadores, que pugnaron años por la remoción del prelado.
Mientras fungía como mediador en el conflicto zapatista, Ruiz fue acusado por el propio gobierno de mantener una posición afín al EZLN y presionado para que claudicara en su misión al frente de la Comisión Nacional de Intermediación.
El polémico obispo será acompañado este miércoles por miembros de diócesis nacionales y extranjeras, así como por representantes de organismos religiosos internacionales.
La despedida de Samuel Ruiz "no es un simple acto de la diócesis, pues marca un umbral en el proceso (por el) que camina la Iglesia Latinoamericana, en compañía de fuerzas sociales que, muchas veces, sin compartir la misma fe, se reconocen en su convocatoria", destacó Aubry. (FIN/IPS/pf/mj/ip cr/99