MEXICO: Labastida ya es candidato del PRI y mira hacia el 2000

Francisco Labastida, un tecnócrata de 57 años, aseguró hoy que está preparado para ganar la presidencia de México en el 2000, tras arrasar en las elecciones internas sin precedentes celebradas por el gobernante PRI.

Cerca de 10 millones de simpatizantes y afiliados participaron el domingo en la primera experiencia democrática del PRI (Partido Revolucionario Institucional), que gobierna de forma ininterrumpida desde 1929 y es el partido con más tiempo en el poder en todo el mundo.

Con 80 por ciento de los votos escrutados, Labastida fue confirmado como candidato oficial del PRI este lunes, cuando ganaba en 272 de los 300 distritos electorales en los que está dividido el país.

El vencedor de una enconada campaña se enfrenta ahora con el reto de restañar las heridas en la estructura interna, luego de un proceso de selección de candidato que supuso enormes riesgos de división para un partido que no toleró jamás la disidencia.

Labastida, ex secretario (ministro) de Gobernación (interior), afirmó que cumplirá su promesa de invitar "a tomar un café" a Roberto Madrazo, el polémico ex gobernador del estado de Tabasco (sur) que protagonizó los capítulos más agresivos de la contienda.

Madrazo, de 47 años y vencedor en 20 distritos, admitió que las tendencias no estaban a su favor. Sin embargo, se negó a reconocer la victoria de Labastida, aunque aseguró que no abandonará el PRI.

El ex gobernador reiteró sus señalamientos en el sentido de que el proceso electoral fue "inequitativo y con interferencia del aparato público" a favor de Labastida, a quien definió como el candidato oficial.

Analistas y opositores especularon con la salida del partido de Madrazo, un político antineoliberal que aglutinó a un amplio número de seguidores con la promesa de frenar las secuelas de un modelo que desde 1985 arrastró a la pobreza a la mitad de los 97 millones de mexicanos.

Según los politólogos, los estrategas de Labastida y la dirección del PRI comenzarán a definir desde este lunes, tras bambalinas, la distribución del poder entre el vencedor y los vencidos, en aras de mantener la unidad interna.

El ex gobernador de Puebla (oriente) Manuel Bartlett triunfó en seis distritos, y el ex director de una empresa estatal de seguros Roque Villanueva no logró mayoría en ninguno.

Tratado por Madrazo con dureza a lo largo de la campaña, Labastida se declaró "no revanchista" y destacó que tiene la obligación de decidir en función de los intereses públicos, que no se resuelven apelando a los sentimientos personales, dijo.

Además de cicatrizar las heridas internas, Labastida, quien en tres ocasiones ejerció secretarías de Estado, entre otros cargos públicos en 37 años de carrera, afronta el desafío de acudir a los comicios más reñidos en la historia política del país, el 2 de julio del 2000.

El primer candidato del PRI que surge de las urnas y no de la voluntad del mandatario en ejercicio, como los últimos 11 presidentes, anunció que se prepara para ganar a la oposición por amplio margen.

La pelea por la silla presidencial se centra entre Labastida y los postulantes de los partidos Acción Nacional (PAN, conservador), Vicente Fox, y de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), Cuauhtémoc Cárdenas.

En las internas del PRI "no hubo sorpresas y, tal como lo anuncié desde el inicio del proceso, Labastida se convirtió en candidato", dijo Fox, un ex director de la compañía Coca Cola. De nuevo, "el viejo y desgastado sistema presidencial cumple su objetivo de imponer" a un postulante, añadió.

Por su parte, Cárdenas, ex gobernador de la ciudad de México, opinó que la justa del PRI representó "la crónica de una designación anunciada".

La disputa "no fue equitativa", afirmó Cárdenas, al tiempo que reiteraba a los militantes disconformes del PRI que el PRD mantiene abiertas sus puertas a quienes adhieran "al proceso democratizador del país".

Cárdenas encabezó en 1987 una corriente crítica al interior del PRI, que lo expulsó de sus filas. Los vientos de democracia en el sistema político del país son atribuidos, en gran medida, a la lucha que desde entonces realiza el candidato del PRD.

El presidente del PRI, José Antonio González, consideró la elección abierta como el funeral del "dedazo", como se denomina a la facultad del presidente del país para elegir al candidato de su partido, y "la inauguración de un nuevo método" que descarta viejas costumbres políticas.

En relación con posibles conflictos futuros, González afirmó que "no habrá ni confusiones ni pleitos", aunque pronosticó que se avecinan impugnaciones.

El senador independiente Adolfo Aguilar declaró que la jornada del domingo demostró que la vieja maquinaria del PRI se revitaliza. La oposición cometió un gran error al no integrarse en una gran alianza nacional para enfrentar al partido gobernante, destacó el legislador.

El PRI logró reubicarse en una posición ventajosa ante los votantes de México, que ascienden a unos 55 millones de personas, lo que significa un gran reto para la oposición de izquierda y derecha, señaló Aguilar.

El presidente Ernesto Zedillo, quien sorprendió a la opinión pública nacional e internacional al anunciar años atrás que pasaría a la historia como el primer mandatario que no designaría a su sucesor, informó que anuló su voto, "en congruencia con mi estricta neutralidad".

Una encuesta de boca de urna realizada por el diario Reforma, reveló que ocho de cada diez votantes manifestó sus intenciones de votar por el PRI en el 2000. (FIN/IPS/pf/mj/ip/99

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