ISRAEL-PALESTINA: Dos pueblos para una tierra

La integración árabe-israelí es inevitable, concluyeron arquitectos, planificadores urbanos y académicos que participaron en una conferencia internacional sobre Jerusalén realizada en esta capital.

La mayoría de los expertos, que inevitablemente hicieron referencia al prolongado conflicto político y religioso en que Jerusalén y todo Medio Oriente están inmersos, estuvieron de acuerdo en que es poco viable que a largo plazo haya entidades nacionales y religiosas separadas.

A pesar de centrarse en métodos de restauración y arquitectura, fue imposible que los participantes de la reunión de la semana pasada, titulada "Jerusalén hoy", evitaran tratar las disputas políticas.

"El futuro de Israel es el de ser un barrio judío en un Medio Oriente árabe", opinó el académico palestino Nazmi el Ju'ba, director del Centro Riwaq de Jerusalén.

La política israelí de asentamientos, pensada para ampliar la presencia judía más allá de las fronteras establecidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1948, estuvo en el centro de los debates de la conferencia.

Mientras los participantes del seminario discutían la amenaza de la ampliación de los asentamientos israelíes en tierra palestina y sus efectos sobre la presencia e identidad árabes, la policía israelí desalojaba a los ocupantes de asentamientos judíos "ilegales", con gran cobertura de los medios.

El primer ministro israelí, Ehud Barak, se enfrentó a cientos de molestos ocupantes y continuó adelante con el desmantelamiento del asentamiento Havat Mahon, el primero de los 10 asentamientos calificados de ilegales que prometió eliminar.

Esta medida le ganó la ira de la ultraortodoxia judía, pero no provocó ninguna simpatía o agradecimiento particular por parte de los palestinos.

La razón es que los árabes y la ONU consideran ilegales todos los asentamientos construidos en tierras ocupadas y no sólo los últimos 42 que se construyeron últimamente sin la aprobación específica de las autoridades israelíes.

Las acciones de Barak no parecen surgir de su opinión de que todos los asentamientos judíos podrían ser la raíz del conflicto regional, sino de la finalidad de legitimizar a todos los otros asentamientos "legales", dijeron los analistas.

De hecho, el gobierno de Barak acaba de aprobar la construcción de 2.600 nuevas viviendas en Cisjordania, mientras se construyen otras 700 en los Altos del Golán, tomados de Siria en 1967.

Aunque Barak adoptó aparentemente una posición dura contra los métodos de los ocupantes, coordinó su decisión con el Consejo de Ocupantes antes de la acción policial.

Su decisión parece basarse en la necesidad de ampliar los asentamientos de acuerdo con la planificación oficial. El gobierno prometió a los ocupantes desalojados una evaluación y el comienzo de un nuevo proceso de autorización que les permitiría regresar.

"Los asentamientos que Barak planea eliminar no son ilegales, son doblemente ilegales", dijo Paul de Waart, profesor de derecho internacional de la Vrije Universiteit de Amsterdam, quien participó en la conferencia de Beirut.

Los asentamientos y su expansión van contra la aplicación del derecho internacional y las resoluciones de la ONU, ya que la Cuarta Convención de Ginebra prohíbe que una potencia ocupante transfiera a sus ciudadanos a las tierras ocupadas, señaló.

"Barak simplemente mantiene su palabra (a los ocupantes), y no eliminará los asentamientos aprobados por gobiernos israelíes anteriores, a menos que haya mucha presión de Estados Unidos", agregó.

El periodista Ada Ushpiz comparó el episodio de desmantelamiento con el juego de las sillas, en que los asentamientos simplemente se movían de la cima de una colina a otra, en un artículo publicado por el periódico israelí Haaretz.

El tema de los asentamientos es clave en el camino hacia la paz, que los palestinos esperan les traiga finalmente el estado soberano por el que están peleando desde la división de Palestina en 1948. Tal estado fue previsto en la resolución de la ONU, que permitió la fundación de Israel.

Actualmente, unos 200.000 judíos viven en 160 asentamientos diseminados entre casi tres millones de palestinos en Cisjordania y Gaza, que Israel ocupa desde la guerra árabe-israelí de 1967. Además, 180.000 israelíes viven en Jerusalén oriental.

Israel reclama derechos bíblicos sobre Jerusalén, el lugar donde según el Antiguo Testamento, Abraham fue saludado por el rey canaanita Melchizedek en 1900 a.C. y que luego se convirtió en la capital de un Israel unido en el 1010 a.C.

Sin embargo, la hegemonía judía sobre la ciudad se fue desvaneciendo luego de varias invasiones (persas, griegas, romanas, árabes, Cruzadas europeas, mongoles), que convirtieron a la ciudad en un lugar sagrado para judíos, musulmanes y cristianos.

Durante 730 años, entre 1187 y 1917, cuando estuvo ocupada por tropas británicas, Jerusalén fue predominantemente una ciudad musulmana. Fue capital de Palestina hasta 1947, pero la resolución de la ONU de ese año determinó que fuera una ciudad independiente bajo la administración del foro mundial.

Luego de la guerra árabe-israelí de 1948-49, los israelíes ocuparon el sur y el oeste de Jerusalén mientras Jordania tomó el resto, hasta 1967, cuando Israel capturó toda la ciudad y la declaró su capital.

"A este ritmo será cada vez más difícil mantener dos entidades separadas, israelí y palestina, porque hay una gran mezcla", dijo el director del Centro Palestino de Investigación y Estudios, Khalil Shaqaqi, en la conferencia de Beirut.

"Pero si Israel puede continuar con su estrategia de asentamientos es porque no hay una gran reacción en contra por parte de los palestinos y árabes", agregó.

Shaqaqi criticó la falta de apoyo fianciero para viviendas palestinas y recalcó que éste era un paso necesario para contrarrestar la expansión israelí, que se basa en quién ocupa la tierra en primer lugar.

Shaqaqi y de Waart señalaron que la política de asentamientos de Israel eventualmente socavará la identidad judía de Israel.

"La mayor conmoción que los palestinos podrían provocar en los israelíes sería renunciar repentinamente a un estado independiente y convertirse en ciudadanos israelíes, con lo que Israel se convertiría de hecho en un estado árabe", bromeó de Waart.

Para la planificadora urbana canadiense Anne Latendresse, quien realizó muchos trabajos sobre Jerusalén, Israel todavía tiene una ventaja principalmente gracias al apoyo internacional, pero señaló que a largo plazo prevalecerán los palestinos, debido a su superioridad demográfica.

El columnista israelí Ze'ev Sternhell escribió en el periódico Haaretz que para defender los intereses de Israel el país debería "brindar asistencia económica y tecnológica a los palestinos, congelar totalmente los asentamientos, limitar lo más posible el área a ser anexada y transferir los asentamientos, cuyo único propósito es ser una piedra en el zapato de los palestinos".

"Porque a fin de cuentas, todos entienden hoy la verdad del argumento de la izquierda durante los últimos 20 años: los asentamientos sólo sirven a sus propios intereses", agregó. (FIN/IPS/tra-en/kg/ak/at/mlm/ip/99

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